Humalismo enfrentará agenda complicada / Indulto y pamplinas morales - Gato encerrado
Humalismo enfrentará agenda complicada
Blog de César Gutiérrez
Los temas a resolver en los próximos cuatro meses no son nada fáciles, hago una breve síntesis: indulto de Alberto Fujimori, venta de Refinería La Pampilla, definición de la modernización de la refinería Talara, servicio militar obligatorio y definición de los grandes proyectos mineros.
Sobre el indulto, hará lo que resulta más fácil, negarlo. El temor a la llamada “izquierda caviar”, a Mario Vargas Llosa y a la alianza parlamentaria con el “toledismo”, será su motivación. Generará polémica y dada la gran cantidad de ciudadanos que están a favor de liberar al ex presidente, habrá un costo en el nivel de aprobación.
Sobre la venta de la empresa Refinería La Pampilla SA, de propiedad de la española Repsol, donde el gobierno tiene un inocultable interés en adquirirla y sobre la inversión en refinería Talara, de propiedad de Petroperú, habrá una polémica sobre el rol del estado, donde existirá orfandad gobiernista de buenos polemistas. Desenlace imprevisible.
En el servicio militar obligatorio, que quiere ser pasado como voluntario con galimatías del inefable ministro de defensa, es más que evidente que se hace compulsivamente y también significará un gran desgaste, principalmente por la confesión sincera del jefe del comando conjunto de las fuerzas armadas, que los jóvenes reclutados irán al conflictivo VRAEM en seis meses. Irresponsabilidad supina.
Finalmente, ya está clarísimo a nivel internacional que no hay ningún proyecto minero en agenda que se desarrollará: Conga, es un fracaso; Tía María, con la oposición que experimenta no se cristalizará; Bambas se va paralizar por los conflicto en la zona; Cañaris correrá la misma suerte y Quellaveco que era la gran esperanza va camino a detenerse por consideraciones económicas-financieras.
En resumen estamos viviendo de la inercia sin crear nada nuevo y esto se pondrá de manifiesto en cortísimo plazo.
Indulto y pamplinas morales
De ahí que se afirme que “hay, en teoría, una red de protección que pareciera promover el indulto a Fujimori”. Podríamos decir lo mismo, pero al revés. Leyendo la columna de AAR, así como las opiniones de una plétora de personajes en la misma sintonía, quedaría la certeza de que “crece la presión para que Humala NO indulte a Fujimori”.
Obviamente, como en una sociedad libre las opiniones van y vienen, cada uno tiene el derecho de pronunciarse a favor o en contra de lo que le dé la gana. Así, por cada uno que dice que “es errado” que “el Presidente es el único con la potestad absoluta de decidir un indulto, al margen de la ley y sin que el informe médico tenga un carácter vinculante”, habrá diez constitucionalistas que afirmen que “no es errado”. Por lo tanto, las opiniones de fulano, mengano y perencejo pueden ser muy respetables de acuerdo con el gusto del que quiere consumirlas, pero importan, en el caso del indulto a Fujimori, un reverendo pepino.
La única opinión que vale es aquí la del Presidente de la República, que tiene el poder de indultar o no a Fujimori. Y aquí viene lo interesante de la columna de AAR que me ha permitido escribir la mía. Dice que, a pesar de que el perdón no tiene fundamento, si “el Presidente Humala optara por el indulto, debiera ofrecer una explicación al país y a las familias de los asesinados”.
Es obvio que para AAR, y muchos como él, el fundamento constitucional es insuficiente. Entiendo que él reclama, elevando el debate a un plano superior, uno “más poderoso” que el de la Ley de leyes: el fundamento moral. Así, Humala tendría que “explicarse moralmente” ante los deudos de las víctimas, ante la nación entera y, dramáticamente, frente a la Historia.
Pero lo que exige AAR es imposible porque el perdón moral no tiene explicación alguna más allá de la gracia generosa del que lo concede según su conciencia. Nadie me puede exigir que me justifique moralmente sobre el porqué perdoné al victimario de un familiar. El perdón es un acto de amor, le guste o no al mundo entero. Y los actos de amor se explican sólo por sí mismos.
Es cierto, me dirán muchos. Pero aquí no se trata del perdón al asesino de mis familiares o de los de Humala. Tienen razón. Se trata, en un Estado de derecho, de que asesinando individualmente se ha ofendido a la sociedad y por eso ha sido condenado Fujimori. Pero esa misma sociedad se encarna, para el otorgamiento del perdón, en el Presidente que la personifica. De ahí se sigue que, al igual que en un caso de perdón entre particulares, el Presidente puede perdonar un crimen contra la sociedad y nadie tiene el derecho de exigirle una justificación moral de su misericordia.
Así, pues, “elevar” el debate del indulto a un plano moral, más allá del jurídico, no es sino reconocer lo que se niega en el plano jurídico: el arbitrario poder del Presidente a otorgar el perdón a quien él quiera.
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