ALFREDO BRYCE ECHENIQUE: UN PREMIO MERECIDO - Comparte Agustín Toledo Murillo
UN PREMIO MERECIDO
Es un premio merecido que recibirá: Bryce Echenique, que se quiso oscurecer con un fallo mediocre de INDECOPI, que en si no tiene nada que ver con su intelecto, que por desgracia no cuenta para la gente insignificante, mediocre, rutinaria y mezquina. El premio lo recibirá antes que comience la Feria de Guadalajara en México, en la que se tenía que entregar “Premio FIL 2012”. Ponen así fin a la podredumbre de pensamiento, dando valor a la creatividad, por tanto anuncian como sigue:
"En los próximos días, un directivo de esta asociación se encontrará con el premiado en su ciudad de residencia para hacer efectiva esta entrega", informó en un comunicado la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Inicialmente estaba previsto que la entrega del premio se realizase el día de la inauguración de la feria, el 24 de noviembre, perola polémica surgida por la concesión del premio a un autor acusado de plagio ha hecho que la organización cambie de idea.
"Luego de una amplia valoración de los distintos argumentos que se han manifestado alrededor de este asunto, se decidió por esta ocasión modificar el formato de entrega del galardón", indicó el comunicado tras la reunión de la Comisión de Premiación de la Feria.
Después de que en septiembre se conociese el nombre del ganador, un grupo de doce académicos pidió "reconsiderar" la entrega del premio para Bryce Echenique, alegando que el autor había plagiado en el pasado artículos periodísticos de al menos 16 personas. El jurado defendió el 4 de octubre su decisión al considerar su "obra narrativa" y su "relevancia dentro de la literatura del siglo XX", y aseguró que las acusaciones de plagio en contra del escritor competen al ámbito penal.
También más de un centenar de escritores y académicos firmaron una carta hace unos días en defensa de Echenique. "La campaña de prensa que algunos órganos de comunicación han emprendido en su contra nos resulta de una violencia inusitada, alarmante en una sociedad democrática, y como acto de fuerza introduciría una peligrosa persecución moral en decisiones de tipo artístico, algo sin duda ajeno a los ciudadanos de la cultura".
El manifiesto ha sido replicado este jueves por un grupo de 12 académicos, que considera que la misiva no proporciona "información completa y fidedigna". "Se presentó el caso de los plagios cometidos por Bryce Echenique como un asunto no resuelto, sembrando duda sobre algo que a estas alturas es incontrovertible". El comunicado niega que exista una "campaña mediática orquestada contra el escritor" y reitera que "premiar con dinero público a quien desvergonzadamente ha robado el trabajo de otros escritores es un error que perjudica seriamente al premio FIL, a las instituciones convocantes y a la cultura de nuestro país".
EL PREMIO A BRYCE
Por: Juan Cruz | 19 de octubre de 2012
Hace unos años, en lo alto de las acusaciones que lo tachaban de plagiario, Alfredo Bryce Echenique volvió a Madrid en verano, desde Lima. Nos vimos en la terraza del Café Gijón, o quizá fue en la terraza de El Espejo. Hacía unos años se había ido de Madrid, donde vivió mucho tiempo. Aquí era tan querido que durante semanas y semanas le rindieron homenaje en todos los sitios de los que fue habitual. En el último le cantaron "Y te vas, y te vas, y te vas..., y no te has ido" porque, en efecto, el novelista peruano dilataba tanto su marcha que parecía que su deseo de volver a Perú no era tan grande como su deseo de quedarse entre nosotros.
Al fin se fue Alfredo, a vivir a Lima; le recuerdo, elegante, tocado con un sombrero, arropado por una gabardina de color claro, dispuesto a abordar el regreso. Estábamos allí, en Barajas, tan solo dos personas diciéndole adiós, una de ellas era su amigo de tanto años el editor Chus Visor. En esta otra ocasión, cuando volvió a Madrid fugazmente, ya habían sido publicadas todas las noticias relativas a la primera tanda de acusaciones sobre los plagios. Con una muy elegante melancolía, en ese momento el autor de Un mundo para Julius expresó su desencanto al comprobar que muchos de aquellos amigos que años antes lo habían arropado en su despedida no tuvieran tiempo en sus agendas para tomarse con él un refresco, que es lo que en ese instante preciso estaba tomando.
En este Alfredo, y en aquel, había siempre luna a mediodía, una tristeza infinita que él combatía contando historias, dándole pena a la tristeza, como suele decir. Y en ese instante en que nos vimos ese era el Alfredo de los mediodías, que de noche acaso levantaba el vuelo, gracias a veces al alcohol y otras tantas veces gracias a la amistad que buscaba como quien tiene una sed desigual e insaciable. No cabe duda de que el asunto de los plagios lo tocó, y lo tocó profundamente, y seguramente tocó el ámbito al que se abrazaba, de modo que muchas fueron las circunstancias que lo hicieron aún más solo, aunque en ningún momento más huraño, pues hay en él un filamento de hombre educado, tan británico, que procura no divulgar lo que le pasa solo si está en peligro de muerte, y ni eso.
Antes de todo eso, Alfredo es el autor de aquella novela inolvidable, que nosotros leímos con el deseo de que no acabara nunca, y también fue el escritor de La exagerada vida de Martín Romaña, entre muchos libros que a unos puede que les gusten muchísimo y que a otros nos le importen nada. Pero es un gran escritor, al que por eso el jurado de la Fil le dio el premio mayor de su feria. Todo el mundo que quiso que Bryce fuera condenado tiene el derecho a seguir contemplando como indeseable su premio, pero han de respetar también el sentimiento de admiración por lo que hizo de resto, y el resto es una importante obra literaria que no se puede tachar con esa inquina tan reiterativa que ya huele más a venganza que a disgusto.
Me ha dejado estupefacto la recarga de adjetivos peyorativos que ha sufrido la totalidad de Alfredo, no un poco de Alfredo, sino la totalidad de Alfredo, como si una conjura más grande que la vida (en la que también participan, aunque no hayan querido, algunos que se titulan amigos suyos) se hubiera cernido sobre su persona y no sólo porque en su historia personal y pública haya la mancha que ahora quieren verle no sólo en un lado de la chaqueta sino en el cuerpo completo, como si Bryce no tuviera que existir al menos como el otrora celebrado autor de obras de ficción (y de memorias) que a mucha gente nos resultan imprescindibles para conocer su alma cambiante y el alma cambiante de la vida.
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