11-S: El legado tóxico del polvo de las Torres Gemelas
Diez años después de los atentados contra Nueva York, miles de personas sufren enfermedades respiratorias a causa del polvo que liberó el derrumbe de las Torres Gemelas.Y los expertos temen que los trastornos sean permanentes. 11-S: una década después, las teorías conspirativas no cesan Imágenes inéditas del 11-S
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La Zona Cero se ha convertido en un lugar turístico una década después del ataque terrorista. Imponente por donde se le mire, cuenta con hoteles, cataratas y un museo histórico
Durante muchos años he cantado (sin pensar) el himno que dice: “Brilla en el lugar donde estés, puedes con tu luz algún perdido rescatar, brilla en el lugar donde estés …” Brillar? y ¿con mi luz rescatar perdidos?. y para alcanzar este inalcanzable objetivo, por años le he pedido al Señor que haga resplandecer su rostro sobre mí, para que sea reconocido en mi brillo su camino de salvación y sea alabado su nombre … (Cf. Salmo 67:1-3). Pero tengo que reconocer (humildemente y por adelantado) que he fracasado en forma miserable: porque el querer resplandecer está en mi, pero no el logarlo (cf. Romanos 7:18-19), y al igual que mis padres (Adán y Eva) me encuentro escondido entre los matorrales para sentirme temeroso, desnudo (sin brillo) y destituido de la gloria de Dios (cf. Génesis 3:10, Romanos 3:23). Sin embargo, al igual que el apóstol Pablo, ahora doy gracias a Dios por Jesucristo (la luz verdadera) que brilló en medio de un mundo en tinieblas espirituales.
Dios tuvo misericordia de nosotros enviando a su Hijo único para que todo aquel que cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (cf . Jn 3,16), porque con amor eterno nos ha amado, por tanto, nos ha prolongado su misericordia por medio de nuestro Señor Jesucristo (cf. Jeremías 31:3). De hecho, el evangelio de Marcos relata que un leproso vino a Jesús, se arrodilla ante él y le dijo: si quieres puedes limpiarlo, y Jesús teniendo misericordia de él extendió la mano, y le tocar, y le dijo: quiero, se limpio, y al instante la lepra se fue de él y quedó limpio (cf. Marcos 1:40-41). El Señor Jesús tuvo misericordia del leproso curándolo tanto física como espiritualmente. Físicamente, tocando la piel leprosa y espiritualmente, cargando sobre sí la lepra (pecado) de todos nosotros. El apóstol Pablo asegura que todos nosotros éramos leprosos, es decir: “insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, pero no ama a los unos a los otros, pero que cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo , el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, porque justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna “(cf. Tito 3:5-7). Y nos bendiga:
Dios le prometió a Abraham que todas las naciones de la tierra serían benditas en su semilla (cf. Génesis 26:4), y el apóstol Pablo aclara que la semilla de Abraham es Cristo (cf. Ga 3:13). Por eso el ángel Gabriel le dijo a María: Bendita tu entre las mujeres, porque concebirás en tu vientre, y tendrás un hijo, y le pondrás por nombre Jesús (Lucas 1:28, 31). La mayor bendición que ha recibido la humanidad es haber sido creada y haber sido redimida por medio de nuestro Señor Jesucristo. Haga resplandecer su mirada: Cristo es el resplandor de la gloria de Dios sobre los hombres: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo, el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo muriendo en la cruz del calvario y luego resucitando victorioso se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas “(cfr. Hebreos 1:1-3 ). De hecho, cuando Saulo de Tarso cayó en tierra después de haber sido rodeado por un resplandor de luz del cielo oyó una voz que le dijo: ¿por qué me persigues? Saulo preguntó: ¿Quién eres Señor?, Y el resplandor le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
El rostro de Dios resplandecer sobre nosotros en Belem cuando en la ciudad de David nació el Salvador: Cristo el Señor (Lucas 2:9-11). El rostro de Dios resplandecer sobre nosotros en Galilea, cuando el pueblo que caminaba en tinieblas vio gran luz y los que andaban en tierra de sombra y de muerte, luz resplandece sobre ellos porque “un niño nos ha nacido, hijo nos es dado, y el principado del hombro, y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz “(cf. Isaías 9:1-7). El rostro de Dios resplandecer sobre nosotros cuando Jesús curaba enfermedades, perdonaba pecados, resucitaba muertos y pregonaba las buenas nuevas de salvación (cf. Mateo 17:2). El rostro de Dios resplandecer ensangrentado en Getsemaní y el Calvario. El rostro de Dios resplandecer sobre nosotros al resucitar victorioso de la tumba: “y aquel verbo fue hecho carne, y hábito entre nosotros (y vimos su gloria), gloria como del unigénito del Padre) lleno de gracia y de verdad” (Juan 1: 14). El rostro de Dios resplandecer cuando Jesús apareció victorioso en la visión que tuvo el apóstol Juan en la isla de Patmos (Apocalipsis 1:16). El rostro de Dios resplandecerá sobre nosotros cuando Jesús se manifieste en Gloria y majestad durante su segunda venida (Mateo 24:30) y el rostro de Dios resplandecerá sobre nosotros cuando Él reine en la nueva Jerusalén por los siglos de los siglos, amen (Apocalipsis 21 : 23).
Para que sea conocido en la tierra tu camino: El único camino hacia la vida eterna es Jesucristo. Jesús dijo: nadie viene al Padre, sino por mí. Jesús dijo: yo soy el camino, la verdad y la vida, y Jesús dijo: lo que me ha visto a mí ha visto al Padre (cf. Juan 14:5-9). Para que sea conocida en todas las naciones el Salvador: El nombre Jesús, significa salvador: “porque el salvará a su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21). Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvados (Hechos 4:12). Cristo es nuestra única salvación. “Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía:! Aleluya! La salvación y la honra y la gloria y el poder son del Señor Dios nuestro. Y salir del trono una voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que creéis en él, así pequeños como grandes “(Apocalipsis 19:1, 5). “Alabad al Señor en su santuario, alabadlo en la magnificencia de su firmamento. Lo por sus proezas; alabadlo conforme a la multitud de su grandeza. Alabad a son de trompeta, clarinete, flauta o saxofón, alabadle con lira y arpa. Alabadlo con pandero y danza; alabadle con guitarra, violonchelo, charango o violín. Alabadlo con platillos resonantes; alabadle con címbalos de júbilo. Todo lo que respira alabe al Señor. Aleluya “(cf . Salmo 150). Dios tuvo y tiene misericordia de nosotros y nos bendijo a través de nuestro Señor Jesucristo, Dios hizo brillar su rostro al enviar a su hijo único para que todo aquel que cree, no se pierda sino que tenga vida eterna; para que sea conocido en la tierra su camino y en todas las naciones su salvación. Todos los pueblos de la tierra y todos los seres creador de todo el universo alabaron a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, por los siglos de los siglos, Amén. (Cf. Salmo 67:1-3). Es verdad que los entendidos resplandecerán con el resplandor del firmamento y que los que enseñan la justicia a la multitud resplandecerán como las estrellas en perpetua eternidad. (Daniel 13:3). Es verdad, pero sólo si cuando cantamos, oramos, leemos o meditamos en la Palabra de Dios, encontramos a Jesús detrás de cada versículo y capítulo, perfumando cada historia o episodio, dando sentido a cada evento o profecía, entonces encontraremos la perla escondida de gran precio, y la luz del Sol de Justicia iluminará nuestro entendimiento, entonces nuestro rostro resplandecerá con el resplandor del firmamento y nuestra mente brillará como las estrellas en perpetua eternidad. brille Jesucristo donde estés, brille Jesucristo donde estés, sólo su luz puede el perdido rescatar, brille Jesucristo donde estés.Jorge R. Talbot
www.biblicalresearchsociety.org
Durante más de treinta años, me he dedicado a la investigación y he publicado numerosos trabajos médicos y científicos. Sin embargo, este es mi primer intento de caminar descalzo por terreno sagrado. Empecé a «estudiar» las Sagradas Escrituras a los ocho años de edad y he leído la Biblia con varios objetivos que lo superfluo a lo trascendente: desde ganar un concurso bíblico a conocer la verdad o conseguir la vida eterna. Sin embargo, debo reconocer que he fracasado rotundamente en todos mis intentos, si bien, finalmente y gracias a Dios, he entendido que el camino verdadero de salvación no es una doctrina, sino una persona: Jesucristo es el camino, la verdad y la vida eterna. Nadie llega al Padre Eterno, si no es mediante la atracción del Espíritu Santo hacia Jesucristo. Ahora, al igual que mi colega el doctor Lucas, he escrito un libro para procurar poner un poco de orden (en mi mente) en la historia de las cosas ciertísima, después de haber tratado de investigar con diligencia del Génesis al Apocalipsis (cf. Lucas 1, 1-3), aunque, debo reconocer humildemente y por adelantado, no soy profesor de Biblia, ni erudito en las Escrituras, ni teólogo, ni experto en Historia, ni literato, simplemente soy un pecador enamorado de Dios que, al igual que los pescadores y recolectores de impuestos de antes, he intentado escribir un libro sobre el Libro de los libros, para darle toda la gloria y toda la ‘honra únicamente a Dios.
Actualmente soy director de la Sociedad de Investigación Bíblica (Biblical Research Society) y aunque me considero de los pecadores el segundo-para no contradecir el apóstol Pablo-(cf. I Timoteo 1, 15), confío únicamente en la misericordia y en la Gracia Divina. De hecho, ya se han efectuado todos los trámites legales para el gran día de mi Juicio final: el Juez Supremo será mi padre (Padre Eterno), mi abogado defensor será mi hermano mayor (Jesucristo), mi intercesor será el Santo Espíritu, y aún más, el fiscal acusador no estará presente, porque la han echado fuera (cf. Apocalipsis 12, 10). Mientras tanto y por adelantado, la Corte Suprema de Justicia me ha dicho: «No temas, cree solamente” (Marcos 5, 36), y ya me han otorgado unas inmerecidas vacaciones de descanso (reposo) para que disfrute acompañado de mi bellísima familia del paradisíaco clima del sur de California. www.brsca.web.officelive.com
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