LA CASA SOLARIEGA DEL CACIQUE ARA Patrimonio Cultural de la Nación que debemos recuperar
LA CASA SOLARIEGA DEL CACIQUE ARA
Patrimonio Cultural de la Nación que debemos recuperar
Jesús Gordillo Begazo
Extracto de un fundamento
Ante la inconcebible permanencia por seis años de los invasores en los predios de la “Casa del Cacique Ara”, y considerando la participación directa de los Caciques de Tacna Toribio y José Rosa Ara en la insurrección de Francisco Antonio de Zela el 20 de junio de 1811, es oportuno y ético recuperar dicho inmueble histórico para beneficio de la cultura, identidad y turismo de nuestra región. Se señala, para efectos de la comprensión histórica y patrimonial del inmueble, un sumario de sus antecedentes.
EL CONTEXTO HISTÓRICO
Al arribar los españoles a los dominios del río Caplina, entonces territorio de los tákanas, encontraron en el valle 27 ayllus con una población que bordeaba los 10,000 habitantes dedicados en su mayoría a la agricultura. En ese entonces, tercera década del siglo XVI, existían los siguientes ayllus y/o pagos: Collana, Olanique, Copana, Copanique, Silpaya, Ayca, Umo, Aycachica, Chacapo, Tonchacay, Ayaque, Pocollay, Lucana, Chasapalla, Peschay y el de Codpa que era un enclave de los indios urinsayas del Caplina ubicado en la quebrada de Azapa, que poseyeran hasta el año 1735 en que fue canjeado por tierras del valle de lluta (Cúneo, 1977, Vol 5;55). Años más tarde -1584- como consecuencia de la política de reducciones del Virrey Toledo los ayllus se reducen a catorce con una población de 8,000 indios gobernados por dos caciques y repartidos en dos parcialidades: Hanansayas, con su cacique Diego Caqui, teniendo como Llacta a Pachía; y Urinsayas, con su cacique don Pedro Quea, con su Llacta en Tacna (idem. 1977, Vol 1:333).
Hacia el año 1745, los ayllus se reducen a nueve, y diez años después -con la reducción de Codpa- pasaron a ser ocho: Collana, Olanique, Silpay, Aica, Tonchaca, Aimara, Copanique y Umo. Entre los ayllus que existían en 1584, estaban: Collana, Olanique, Copana, Copanique, Silpaya, Ayca, Umo, Aicachica, Chacapo, Tonchacay, Ayaque, Pocollay y Codpa (Cúneo, 1977, Vol 1:312; Motta, 1993:32). La subordinación de los indios del Caplina al señorío de Chucuito, según Cúneo Vidal era tácita:
"...sus indios llamados a declarar su procedencia histórica, decíance oriundos del cacicazgo menor de Acora (...) decíance de igual manera vasallos de Catari Apassa, el inga menor del (...) gran cacicazgo de Chucuito..." (ob.cit. 1977, Vol 1;311)
Por otro lado, el análisis testamentario de uno de los principales caciques de Tacna, don Diego Caqui -fallecido en 1588- da cuenta de su éxito productivo y comercial logrado en plena época Colonial, demostrando una gran capacidad de asimilación e integración "... al nuevo régimen inaugurado con la invasión española..." (ob.cit. Pease, 1982:108). Caqui, continuó uniendo el Caplina con el altiplano y lo hacía a través de la venta de vino a Potosí. Por razones probables de conflictos con la autoridad española, el prestigio económico de los curacas -sucesores de Caqui- decae sustancialmente, pero sin que éstos queden en la pobreza (idem. 1982:109).
Después de Diego Caqui, le suceden en el cacicazgo los siguientes curacas: Diego Ara I (1588-1621); Pedro Quea (1621-1635); Pedro Ara (1635-1646); Pedro Quea II (1646-1677); Bernabé Quea y Gonzales (1677-1719); Cipriano Julián Quelopana y Quea (no asume por menor y lo asume su padre don Martín Quelopana, quien entrega el cacicazgo a su compadre don Diego Ara II); Pedro Ara (nació en 1704 y muere en 1759, debió de gobernar aproximadamente a partir de 1723 ó 1724); Carlos Ara y Ticona (1759-1784); Santiago Ara y Cáceres (1784-1792) y Toribio Ara (1792-1825) (Cúneo Vidal, 1977, Vol 1:319-367).
LOS CACIQUES ARA Y LA CASA HACIENDA
Los Ara, caciques principales del Caplina, toman posesión de las tierras de Para y una dotación de agua para el riego durante los jueves de todas las semanas. Hasta finalizar el siglo XVIII las tierras de Para considerada como el sector agrícola que ocupa una de las más importantes zonas del valle medio del Caplina, continuaban siendo las más ricas del valle (Motta, 1993:35). El intendente don Antonio Álvarez Jiménez, sobre las tierras y producción de la hacienda Para, anota lo siguiente:
"...mandé al citado cacique (don Toribio Ara que se encontraba en una querella con los naturales del valle, por problemas de agua) exhiba los Títulos de su empleo para que estos se me presenten prontamente, y que a más de ello me expresa muy por menor los topos de la tierra que la Hacienda Para contiene, la cual se halla sita en este valle (...) y (que) los Topos de Tierra (que) contiene es difícil de computar (...) porque en unos años se cultiva aquella más que en otros (...) (y) en la actualidad hay sembrados de maíz ochenta topos, y la mitad de ellos entreverados con algún número de matas de algodón que todas dan frutos, 40 topos de alfalfares; 32 dichos que cultivan 16 agregados sus sirvientes, y 14 entre el cocinero de dicho cacique, su camayo, y pastor. -80 topos de sembrados de ají. 8 mayordomo Lucas Albarracín en descuento de su salario. 32 repartidos entre 16 agregados sirvientes del mismo Cacique y 10 más en pastor ya que todos ascienden a 296 topos por razón del cacicazgo..." (ob.cit. Alvares y Jiménez, 1793. Tomado de Mutualibros 1:23).
Desprendemos así, la importancia que tuvo la Casa Hacienda Para. Dicho inmueble se habría construido durante el cacicazgo de don Pedro Ara, entre los años 1730 y 1750. Cúneo Vidal, anota que ahí nació Carlos Ara:
"Don Carlos Ara y Ticona fue hijo primogénito de don Pedro Ara, nació en la Hacienda Para..." (ob.cit. 1977, Vol 1:349)
Cúneo Vidal manifiesta que Carlos Ara nació en el año 1731, luego precisa que se casó con doña Josefa Cáceres el año 1751 y que murió en 1784. Carlos Ara contrae nupcias a los 20 años de edad y ocho años más tarde asume el cacicazgo.
La fábrica de la casa es otro tema aún no resuelto, sin embargo hemos encontrado alguna referencia en los documentos y bibliografía consultada. Por ejemplo, en el Archivo Histórico de Tacna, registramos la siguiente información:
"...declaro que la casa en el que en el presente vivo fue edificada (durante) el matrimonio de Carlos Ara y el sitio donde esta construido la heredo de mi padre (Pedro Ara)..." (ob.cit. Testamento de don Carlos Ara. Archivo Dptal de Tacna. Hacienda Para, libro Nro 1; Testamento Nro 2 6/1/1784, Cláusula Quinta).
En su testamento María Robles (esposa del cacique don Toribio Ara) declara:
"...declaro por mis bienes en el mismo Para junto a la misma sala, una huerta de dos topos con muchos árboles frutales, platanos y olivos, declaro para que conste..." (ob.cit. Testamento de María Robles. Archivo Dptal. de Tacna. Hacienda para. Libro Nro 2, Testamento Nro 20 13/8/1835. Clausula quincuagesica).
"...Declaro que en la hacienda Para he hecho desde sus cimientos, una sala grande y un cuarto a un lado, todo techado con buena madera, y una sala en lo interior, ya para techarla, y su corral grande de tapia, la que me costó algunas pesas. Y la sala está pintada por adentro: lo declaro por mis bienes para que conste..." (Archivo Dptal. de Tacna. Hacienda Para. Libro Nro 2; Nro de testimonio 12 19/2/1884; Folio: amparo de posesión.).
El agua siempre jugó un rol estratégico en el desarrollo económico del valle. Cuando se determinó la dotación (mita) de aguas para la Hacienda Para, siempre existieron conflictos con los demás ayllus o pagos del Caplina (Motta, 1993:31-32). En una revisión de los libros de la Hacienda Para (Libro 1 y Libro 2), sobre el caso del agua, encontramos unas importantes referencias:
"...Decreto 3-8-1764 expedido por el Virrey Amat a solicitud de don carlos Ara hijo de don Pedro y que en consecuencia se estableció que el cacique tomara el agua en pocollay a la hora en que la luz de la mañana puede leerse una carta y la entregase a la hora en que la luz sea imposible leer esa carta de modo quedare subsanado el perjuicio que le causaba la traslación de las sementeras a los terrenos de Para, distantes mas de tres leguas de aquellas que antes cultivava.." (Archivo Dptal de Tacna. La Hacienda Para; Libro 1 Nro de Testamento 4; Nro de folio 189).
"...Doña Manuela Ara de Forero y a sus coherederos de la posesión que han tenido y tienen de regar la tierras del Pago de Para con las aguas del río de esta ciudad en todos los días jueves del año, tomando agua en pocollay..." (Archivo Dptal. de Tacna. Hacienda de Para. Libro 2, Nro de testimonio 12, 19/2/1884; folio: Amparo de poseción).
Sobre los linderos de la Hacienda -en el año 1902- en una inscripción de compra y venta se señala lo siguiente:
"Don Emillo Forero es dueño de toda la hacienda de Para, ubicada dentro de los siguientes linderos: Por el oriente o cabecera, la hacienda perteneciente de herederos de don Felipe Santiago Castañón y la hacienda que pertenecía a la testamentaria de don José Cirilo Julio Rospigliosi. Occidente o pie, la línea imaginaria que va de la punta del cerro Magollo a la punta del cerro de Molles. Por el costado del norte, el cerro del lado de Sama y al costado Sur, cauce del antiguo río de Tacna" (Archivo Dptal de Tacna. Nro de Libro 2: Testimonio Nro 2; Folio Nro 35-75).
Durante la República la casa pasó a manos de doña Manuela Ara y Robles, hija de don José Toribio y esposa del benemérito Manuel María Forero. Estando en posesión de la casa la familia Forero albergó a la tropa de Ramón Castilla que combatía en el Intiorko el 22 de septiembre de 1842. Fue también una de las primeras casas saqueadas por el ejército chileno, después de la batalla librada en el Campo de la Alianza el 26 de mayo de 1880 (com. pers. del Dr. Luis Cavagnaro).
Durante la Colonia, Tacna tuvo una preponderante participación en el arrieraje que unía Potosí con el puerto de Arica y estaba estrechamente vinculada a todo el movimiento comercial de los grupos étnicos de la cuenca occidental del Lago Titicaca (Pease, 1982:109). Desde entonces, la "Casa del Cacique" o "Casa de Hacienda Para", se convirtió en uno de los centros de control administrativo y económico más importantes del valle medio del Caplina. Desde ahí, la autoridad Cacical desarrollaba las acciones directas que su embestidura le permitía, sobre todo en torno a los destinos de la población indígena asentada en el valle. Hoy, sus restos arquitectónicos son mudos testigos de su vigencia histórica, razón por la cual el Instituto Nacional de Cultura lo ha registrado como un inmueble de importancia histórica, y declarado como Patrimonio Cultural de la Nación.
LOS PRIMEROS TRABAJOS Y LA ARQUITECTURA DE LA CASA
Gracias a los trabajos de limpieza y trabajos preliminares de excavación realizados en la Casa del Cacique por el entonces INC Tacna, a inicios de los noventa, se ha podido determinar en cierta forma su emplazamiento arquitectónico y probable uso y funcionalidad de cada recinto.
La Casa, consta de un espacio residencial conformado por siete (07) habitaciones centrales y tres (03) recintos ubicados al sur que funcionaron como cocina y dispensario. El techado, probablemente fue con tijerales a dos aguas, tal como la Hacienda de Yaravico en la villa de Moquegua. Un pasadizo divide el conjunto central, conectándolo con dos importantes espacios abiertos: una gran cancha al Este asociada a tres corrales, los cuartos de los peones de la hacienda y a una hermosa terraza con piso empedrado y poyos de piedra de cantería; y al Oeste, el huerto de la casa es antelado por un jardín y un estanque y/o piscina construida totalmente con fina piedra de cantería. En los muros se combinan los tapiales, adobones, pircado de cantos rodados y ocasionalmente algunos bloques intrusivos de piedra de cantería. La superposición de pisos, modificaciones de muros interiores, tapiados de accesos y deslizamientos de las estructuras de la piscina, demuestra que la casa tuvo una metamorfosis natural y otra posiblemente a causa de los sismos de la época.
EL PROYECTO Y LAS RAZONES LEGALES Y MORALES
La recuperación y puesta en valor de la Casa del Cacique radica en convertirla en un museo de la Colonia, acondicionar un gran centro ferial y de producción de artesanía regional y habilitar en parque temático de la flora nativa de Tacna. Este proyecto, impulsará el turismo, mejorará la calidad de vida de los pobladores del CPM de Leguía y permitirá recuperar el patrimonio cultural y natural de Tacna.
Por ello, la invasión de sus terrenos perpetrada el 2 de marzo del 2006, por traficantes de terrenos del estado, es inaceptable y atenta contra las normas y leyes que ampara el patrimonio cultural de la Nación. El daño ocasionado a las estructuras arquitectónicas de la casa es irreversible, ya que las casas precarias levantadas por los invasores se encuentran prácticamente sobre el monumento. Las autoridades, están en la obligación legal, ética y moral de recuperar dicho patrimonio y hacer de la legalidad y el respeto al Estado de Derecho una bandera de moralidad y transparencia de gestión pública y amor a Tacna. (Los Interesados en las referencias bibliográficas, solicitar su envío al E-mail del autor del presente artículo).
3 comentarios
José -
Muchas gracias! José
hipolito -
Maria -