CAMINAR SOBRE LAS AGUAS - Devocionales Cristianos
Caminar sobre las aguas
“… JESÚS HIZO A SUS DISCÍPULOS ENTRAR EN LA BARCA E IR…” (Mateo 14:22)
Cuando pasas por momentos difíciles, es posible que a veces pienses: ‘Debo haber hecho algo malo; acaso no he entendido la voluntad de Dios y me está castigando.’ Pero no es cierto; los problemas se presentan por una multitud de motivos, y por lo general no son la consecuencia de errores cometidos, como tampoco una señal del castigo de Dios. Los discípulos se encontraron en medio de la tormenta, no por desobedecer sino por obedecer a Jesús; no por rechazar la voluntad de Dios sino por aceptarla. La Biblia dice: “… Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir…” (Mateo 14:22), y ellos obedecieron. A veces te encuentras pasando por aguas turbulentas porque hiciste lo que debías y no lo que era popular o fácil, ni actuaste por motivos egoístas.
Cuando se presente esa situación, eh aquí unas enseñanzas prácticas sacadas de la experiencia de los discípulos:
1) La obediencia no te garantiza que no vaya a haber tormentas. Los discípulos acababan de ver cómo Jesús había alimentado a cinco mil personas con cinco panes y dos peces y cómo había sobrado más comida de la que tenían al comienzo. ¿No debería ese milagro haber fortalecido su fe? Lo triste fue que se olvidaron completamente de eso cuando cundió el pánico. Jesús les había dicho que los encontraría en la otra orilla; sin embargo, olvidaron esa promesa y el poder de Jesús para operar milagros, dejando que la ansiedad los oprimiera. Tienes que entender lo siguiente: Si Dios no resuelve tu problema, Él se hará presente en medio del mismo, te ayudará a superarlo y tu fe se fortalecerá en el proceso.
2) Tener miedo no significa que hayas fracasado. Es un mero recordatorio de que eres humano y de que, al igual que los discípulos, has olvidado Quién tiene el poder y Quién está en control. Éstas son dos lecciones que transformarán tu prueba en victoria.
“…LA BARCA ESTABA… AZOTADA POR LAS OLAS, PORQUE EL VIENTO ERA CONTRARIO” (Mateo 14:24)
Destaquemos lo siguiente:
1) Las dificultades no son señales de que Dios te ha abandonado. Los discípulos aprendieron que aunque Jesús no estaba siempre a la vista, siempre estaba al alcance. “Caminar por fe, no por vista” (2 Corintios 5:7) conlleva que a veces vas a tener que moverte a oscuras, sin estar muy seguro de dónde vas. Alguien dijo: “Cuando no puedes tocar Su mano, puedes confiar en Su corazón.“ Mientras los discípulos eran zarandeados cual corcho en medio de las olas, Jesús estaba orando por ellos en el monte. Él sabía en qué problema se encontraban y estaba preparando la solución; Él era su mediador y quien suplía sus necesidades. De igual manera, Él tiene una mano en tu necesidad y la otra en la respuesta, “…ya que vive siempre para interceder por [ti]” (Hebreos 7:25 NVI). ¿Puedes visualizar a Jesús pidiéndole al Padre por sus atemorizados discípulos? ¿Y puedes imaginar al Padre negándose a contestar sus oraciones? ¡Jamás! “…El Espíritu mismo intercede por nosotros…” (Romanos 8:26). Si tanto Jesús como el Espíritu Santo están intercediendo por ti ante el Padre, tu victoria está garantizada.
2) Entre la orden de ir y tu llegada con seguridad al otro lado, a veces se desencadena una crisis. Jesús pidió a sus discípulos que fueran a la otra orilla, pero antes de llegar, fueron sujetos a gran peligro y a necesidad. ¿Qué está azotando tu vida hoy: la pérdida de un ser querido, culpabilidad, soledad, problemas financieros, una enfermedad, una adicción, rechazo? Cuando nuestra fe está por los suelos y nuestro temor por los cielos, solemos lamentarnos: ‘Si no hubiera hecho o aquello; si pudiera…’, etc. Aprende a confiar en Dios. Él tiene la última palabra en la situación. ¡Y todavía no la ha dicho!
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