EL SIGNIFICADO DE LA ORACIÓN
Comparto por este medio dedicado a Dios para bendición de su pueblo y de cuantos accedan a este Sitio,
EL SIGNIFICADO DE LA ORACIÓN
por Edwards McKendree Bounds, pastor, y quien es reconocido mundialmente entre los escritores cristianos como el gran especialista en LA ORACIÓN. No solamente como un gran teórico, sino en la práctica como uno de los más grandes hombres de Oración de la historia.
El autor describe cuanta trascendencia hay en la práctica de esta disciplina, asimismo denota la necesidad e importancia que tiene esta en nuestro diario vivir como cristianos. El siguiente es un Resumen de frases seleccionadas del autor, sobre esta disciplina esencial tanto para el liderazgo, como para la iglesia de Dios en general. Estas frases me han impactado, ministrado, han sido de gran bendición e inspiración y espero en Dios que para todos cuantos las lean también, mi anhelo y mi petición que Dios a través de su Hijo Jesucristo, nos cubra con un manto de Oración y Ayuno, puesto que el ayuno intensifica esta sublime disciplina, así veremos su gloria cada día, en nuestras vidas, familias, Salud, trabajos, finanzas y ministerios.
Bienaventurado el que tu escogieres y atrajeres a ti, para que habite en tus atrios, SEREMOS SACIADOS DEL BIEN DE TU CASA Y DE TU SANTO TEMPLO. Con tremendas cosas nos responderás tú en tú justicia oh Dios de nuestra Salvación. Salmo 65:4-5.
- LA ORACIÓN es elevar un ardiente clamor a Dios por alguna cosa específica, juntamente con la cual vendrán muchos otros dones y gracias. Como portadores de ellos llegaran a nuestra vida la Fortaleza , Paz y Quietud.
- ORAR Y ORAR verdaderamente es la Fuente de Toda Renovación o RESTARURACIÓN. EL NO ORAR es rechazar a Cristo y abandonar los cielos. Nunca podremos estar más cerca del Cielo, de Dios y en más profunda simpatía y comunión verdadera con el Señor Jesucristo, que cuando oramos.
- Una promesa es una semilla sin sembrar, tiene el germen de la vida en su interior, pero el terreno de preparación de LA ORACIÓN es necesario para poder germinar y hacer crecer esa semilla.
- Las posibilidades de LA ORACIÓN cubren todos los propósitos de Dios a través de Cristo. Dios condiciona todos los dones en todas las dispensaciones a su Hijo en ORACIÓN.
- LA ORACIÓN CONTESTADA , es la Credencial de nuestra relación como Sus Representantes aquí en la Tierra.
- LA ORACIÓN es la que libera el gran poder de la FE. Es la llave que abre los grandes depósitos del cielo. El poder para hacer grandes obras radica en la FE que puede asirse del nombre de Jesucristo, por medio de la ORACIÓN verdadera.
- El Testimonio de nuestra relación como hijos, claro e indudable, es asegurado por medio de LA ORACIÓN. Cuando se debilita o se corta el testimonio de LA ORACIÓN , el testimonio de nuestra relación de Hijos se vuelve deslucido y apagado.
- LA ORACIÓN es el todo para el hombre Es manantial de Poder a través del cual el Padre Celestial alimenta a sus hijos escogidos.
- LA ORACIÓN llena el vacío del hombre con la Plenitud de Dios. Suple la pobreza del Hombre con la abundancia de la riquezas divinas. Sustituye la debilidad Humana por la potencia de Dios.
- LA ORACIÓN es el medio que Dios ha dispuesto para suplir de un modo total y completo las necesidades del Hombre en cada instante de su vida.
- LA ORACIÓN ennoblece el carácter del hombre y hace que su razón resplandezca otorgándole abundante sabiduría.
- LA ORACIÓN es la condición señalada para conseguir la ayuda de Dios. Esta ayuda es tan multiple e ilimitada como el mismo poder de Dios.
- LA ORACIÓN no es el producto de la imaginación o del ingenio humano. Estas cosas no pertenecen a su carácter. Tampoco es poesía o música. Su inspiración y melodía provienen desde el cielo, pues pertence al Espritu, del cual hace surgir de ÉL propósitos Santos y Elevados.
- LA ORACIÓN es un privilegio sagrado. Es un deber, una obligación para cada creyente, el NO ORAR es perder el goce de un Alto privilegio. El secreto de la falta de operación del Espíritu Santo en todo SU PODER radica en Oraciones débiles o en la falta total de las mismas.
- LA ORACIÓN es un medio para detener la ira de Dios, es la forma en que la misericordia de Dios se manifiesta contra el juicio.
- LA ORACIÓN es la condición por la cual el evangeilo avanza victorioso y todos lo enemigos son vencidos de manera que sea posible tomar posesión de la herencia legítima de los hijos de Dios.
- El trabajo que Dios nos encomienda no puede llevarse a cabo SIN ORACIÓN. Es LA ORACIÓN que compromete los más altos intereses espirituales y asegura la más eleveda Gloria a Dios.
- El Espíritu Santo, en todos sus oficios pertencenientes a la vida espiritual y la experiencia religiosa, se asegura por LA ORACIÓN Ferviente , definida, constante. Cuanto más oramos, más nos ayuda el Espíritu Santo a orar, y más se da en su plenitud para con nosotros.
- SI, ORACIÓN, MUCHA ORACIÓN es el precio de la Unción en la Predicación. SIN ORACIÓN incesante, la Unción nunca viene al predicador. Sin perseverancia EN LA ORACIÓN , la Uncion , semejante al maná guardado, cría gusanos.
- ORAR es la cosa más grande que podemos hacer y para hacerla bien, debe haber quietud, tiempo, dedicación, de otra manera se degrada al nivel de las cosas pequeñas e insignificantes.
- Nadie, si no los líderes de ORACIÓN podrán, en efecto, tener seguidores de ORACIÓN. Los apóstoles de ORACIÓN engendrarán santos de Oración, y un pulpito DE ORACIÓN engendrará sillas de cristianos EN ORACIÓN.
- LA ORACIÓN da entrada, cuerpo y peso a la Palabra. Las Predicaciones concebidas y saturadas por medio de LA ORACIÓN , son Predicaciones llena de Poder.
- LA ORACION ES LA MÁS DIVINA DE TODAS LAS LABORES Y EL MAS IMPORTANTE DE TODOS LOS MINISTERIOS. Quien ORA mejor no es aquel que tiene más fluidez o una imaginación más brillante o los dones más ricos, SI NO EL QUE TIENE MÁS INUNDADO EL ESPÍRITU DE CRISTO.
Al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria, majestad imperio y potencia ahora y por todos los siglos, Amen.
Que el Señor los colme de sus ricas y abundantes bendiciones.
ORACIONES CONTESTADAS
Por: Edward Bounds
Es la respuesta a la Oración lo que nos separa del reino de las cosas secas y muertas y hace de ella y de nosotros algo vivo y potente. Es la respuesta a la Oración lo que hace que las cosas ocurran y hayan cambios en el curso, lo que nos saca de las regiones del fanatismo y desmiente que esta sea una mera ilusión. Si, es la respuesta a la Oración lo que hace de la Oración algo divino y real. Además la respuesta a la Oración es la garantía de que hemos pedido bien.
Dios no hace nada a medias. No da nada escasamente podemos tenerle Todo, aunque ÉL solo tiene la mitad de nosotros. Sus promesas van lejos y abarcan mucho y parecen que han aturdido nuestra comprensión y han paralizado nuestra Oración. Esto es lo que parece cuando hay palabras que van mas allá de nuestra compresión humana, como: “ TODO”,” TODAS LAS COSAS”, “CUALQUIER COSA” . Estas promesas, con frecuencia repetidas, son en realidad tan grandes que nos deslumbran y, en vez de incitarnos a pedir, probar y recibir, nos hacen dar media vuelta y quedarnos con las manos vacías. He aquí una de las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo sobre la Oración : Y en aquel dia no me preguntareis nada. De cierto, de cierto os digo que TODO cuanto pidais al Padre en mi Nombre, os lo dará. Hasta ahora, nada habeís pedido en mi Nombre, Pedid, y recibireis, para que vuestro gozo sea cumplido. Juan 16:23-24. Dos veces en este pasaje se garantiza la promesa del Padre: Os lo dara…Lo Recibireis. Tan firme y con tanta frecuencia Jesús repite que recibiremos respuesta, que esto hay que considerarlo como una invitacion a orar. Si, nuestro Señor enseño que recibiremos aquello que hemos pedido, obtenderemos lo que buscamos y tendremos abiertas las puertas…. Dios no nos dará algo distinto, o nos instigará a buscar algo que no habíamos pedido, o abrirá una puerta distinta de aquella donde hemos llamado. Si pedimos pan, nos dará pan, sin un huevo, un huevo y no un sustituto, sino las cosa verdadera. Nada dañoso nos dará como respuesta a la Oración. Estas y otras promesas obligan al Todopoderoso a contestarnos, y nos aseguran que la respuesta será especifica, o sea que recibiremos la misma cosa que pedimos si hemos pedido conforme al Espiritu. Los padres terrenos, aunque malos por naturaleza, dan a sus hijos lo que les piden. En el caso del padre celestial, Este nos dará, no ya lo bueno, como nuestro terrenal, sino lo mejor, el sumo bien, desde lo débil a lo omnipotente, tanto mas cuanto su Paternidad es infinitamente superior a la del padre terrenal.
Todo lo que pidieres al Padre en mi Nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado Juan 14:13. Y es que la mayor evidencia de obtener respuestas seguras a la Oración la tenemos en el hecho de que permanecemos en Cristo. En otras palabras el mero acto de orar no demuestra que nuestra relación con Dios sea genuina, esta puede ser una rutina, un hábito o una ejecución muerta (la mera repetición de palabras, el pasar las cuentas de un rosario, el multiplicar las oraciones como si acumularamos mérito, todo esto no tiene la más minima virtud, es una ilusión, algo vacío e inútil), pero cuando se reciben respuestas claras, no una vez, sino cada día, se tiene la prueba de una conexión vital con Jesús. “ Si permaneceis en mi y mis palabras permanecen en vosotros, pedid TODO lo que quereis y os sera hecho”. Juan 15:7 Así pues, la respuesta a la Oración es la prueba convincente del estado satisfactorio de nuestras relaciones con Dios Padre e Hijo.
Dicho todo esto concluimos que no preocuparse por la respuesta a las Oraciones es lo mismo que si no orarámos. ¡Cuánto tiempo y energia se pierden en las oraciones! Millones de ellas son ofrecidas sin que se espere respuesta y por tanto, no se recibe ninguna. Hemos sido alimentados por una falsa fe y escondemos la vergüenza de nuestra pérdida e inhabilidad para orar en el falso y confortante subterfugio(excusa, pretexto, escape) de que “Dios No contesta de modo objetivo y directo, sino indirecto y subjetivo”. O bien nos conformamos diciendo que “somos inconscientes del proceso y de los resultados de la Oración , pero que estos existen, pues hemos sido mejorados en nuestro interior”. Conscientes de que Dios no nos ha contestado directamente, nos solazamos con la ilusoria unción de que Dios, por algún medio impalpable, nos ha concedido algo mejor. Pero lo cierto es que DIOS CONTESTA TODAS Y CADA UNA DE LAS ORACIONES que son verdaderas y conformes al Espíritu (sin duda la tercera persona implicada en el acto de orar). PEDID Y SE OS DARA. BUSCAD Y HALLAREIS, LLAMAD Y SE OS ABRIRA. Mateo 7:7, Lucas11:9. Es ta es la ley de la Oracion dada por Jesucristo. Porque el que pide, Recibe, el que busca, halla, y al que llama se le abrirá. Mateo 7:8, Lucas 11:10. La Oración Contestada es una fuente de amor y aliento para seguir orando. Dar lo pedido es fundamental en la ley de la Oración de Cristo (al ciego que pedia la vista no le sano el oído). Esta es la ley de la especificidad de la respuesta dada a la Oracion. Sin embargo, a veces, una petición puede ser denegada. Esto lo hallamos en el caso del rey David, cuando pidio a Dios que salvara la vida de su hijito y no obstante el niño murio. 2Samuel 12:16-18. O cuando Pablo pidio que fuera quitada la espina de su carne y Dios le mantuvo la enfermedad 2Cor.12:7-9. En algunos casos Dios, tiene razones para no responder las oraciones de sus hijos y en tales casos es mejor aceptar con fe lo que Él ha decidido es lo mejor para nosotros. Empero, sin duda, éstas son excepciones a la regla, como se ilustra en la vida de tantos profetas, sacerdotes, apostoles, y santos de la Biblia , que fueron bendecidos con respuestas afirmativas a sus oraciones….En efecto Dios esta esperando que le pongamos a prueba por medio de la Oracion. Su mayor placer es contestar nuestras oraciones, pues estas dan evidencia de la confiabilidad de sus promesas. De hecho, los hombres no harán nunca nada digno de Dios no de valor para ellos mismos hasta que realicen esto. Nuestro evangelio pertenece a lo milagroso. Se proyecta en un plano milagroso. Y solo puede ser mantenido en él por lo sobrenatural. Si sacamos de la religión lo sobrenatural, desaparecen su vida y su poder y la religión degenera en un codigo de moral.
El poder milagroso es divino. La Oración tiene este mismo poder. Trae el poder divino entre las filas de los hombres y los pone en marcha. Nunca, como ahora, ha necesitado tanto la iglesia que levantemos piedras milenarias que den testimonio de los grandes hechos de Dios a lo largo del camino…Esto hará callar al enemigo de las almas, mucho mas que todos nuestros planes para que el Evangelio triunfe. Estas piedras erigidas como testimonio dejarán trastornados y confundidos a los antagonistas de Dios, corroborarán a los débiles y levantarán los ánimos de los fuertes en triunfos y victorias.
Tomado del Libro las Posibilidades de la Oracion Edward Bounds
Bendiciones para todos,
Lucy Martinez
INCIDENTES DE LA ORACIÓN PODEROSA
David Livingstone, médico y misionero ingles, en Africa, vivía en el Reino de La Oración y sabía de su poderosa y favorecedora influencia. Tenía el hábito de escribir una Oración en cada cumpleaños y en su último cumpleaños, la Oración fue esta:
“OH, Divino Dios, no te he amado fuerte, profunda y sinceramente como hubiera querido. Por favor, te suplico que hagas que para antes del final de este año yo pueda haber terminado mi trabajo”.
Justo un año después, sus fieles hombres, al mirar dentro de su cabaña encontraron a su maestro de rodillas junto a su cama en actitud de Oración, mientras la lluvia caía sobre los trópicos. Había muerto sobre sus rodillas.
Un hombre de treinta y nueve años que llegó a decir con verdadera autoridad esta gran declaración:
“Dios es más real para mí que todo otro pensamiento, cosa o persona. Siento su presencia positivamente, y cuando más cerca vivo en armonía con Él, mas se graban en mi mente y cuerpo sus santas, y divinas leyes. Le siento en la lluvia y el sol, y Él me envuelve en una deliciosa atmósfera de descanso y paz. En La Oración le hablo como lo haría con un compañero y amigo. Él me responde una y otra vez, muy a menudo con palabras tan claramente dichas que parecería que mi oído captara el tono, pero eso no es sino una fuerte impresión en mi mente. Usualmente viene a mi memoria algún texto de la Escritura , una nueva revelación de ÉL, de su amor hacia mí y del cuidado que de mí tiene….ÉL es mio y yo soy de ÉL y Él nunca me abandonará, esto produce gozo duradero en el corazón. Sin ÉL, la vida sería un gran desierto, una senda sin rumbo”.
Sir Thomas Browne, un médico que vivió en Norwich, antes de su muerte, escribió lo que ahora transcribimos en un diario que se encontró entre sus papeles privados:
“He resuelto Orar mas y Orar siempre, Orar en todos los lugares donde la quietud invite a hacerlo, en la casa, en la carretera, en la calle, y estar seguro de que no hay pasaje ni lugar en esta ciudad donde yo no haya testificado de que me he olvidado de Dios”. Y luego añadió: “Me he propuesto hacer Oración ante la vista de cualquier iglesia por la que pase, pidiendo que Dios pueda ser adorado allí en Espíritu, y que las almas puedan ser salvas en ese lugar, Orar diariamente por mis pacientes y por lo pacientes de otros médicos, y a mi entrada a cada casa decir: Que la paz de Dios habite aquí. Después de oír cualquier sermón me propongo Orar para que Dios bendiga su verdad, por el mensajero y por alguna alma que Dios pueda enriquecer con el toque de su amor. Alabarle por cualquier criatura hermosa que vea y orar a la vista de cualquier persona deforme, para que Dios le dé fortaleza es espíritu para sobrellevar su prueba de deformidad o fealdad con la esperanza de la belleza de la resurrección”.
Estos hombres de Dios oraron con un propósito. Para ellos Dios no estaba lejos, sino cerca, siempre listo para oír el llamado de sus hijos. No había barrera en medio de ellos. Ninguna nube oscurecía el rostro del Padre de sus confiados hijos, quienes podían mirar hacia el Divino rostro y derramar allí los anhelos de su corazón. Y este es el tipo de Oración que Dios nunca deja de escuchar. Pues sabe que viene de un corazón que es uno con el suyo propio, de uno que está plenamente rendido al plan celestial. El inclina su oído y le da al hijo suplicante la seguirdad de que su petición ha sido oída y contestada.
Estos hombres se convirtieron en reflectores de la gloria y fragancia celestial. Caminaron con Dios por la avenida de la Oración , adquirieron algo de su semejanza y de forma inconsciente, se convirtieron en testigos para otros, a fin de hacerles ver su belleza y gracia. Oremos para ser librados de Toda actitud egocéntrica.
Tomado del libro El propósito de la Oración Edward Bounds.
LA ORACIÓN PRIVILEGIO SAGRADO
Por: Edwards M Bounds
La palabra ORACIÓN expresa el más amplio y comprensivo acercamiento
a Dios. Es una estrecha relación y auténtica comunión con EL. Es disfrutar de Dios y tener acceso a ÉL. La Oración llena el vacío del hombre con la plenitud de Dios. Suple la debilidad humana con la fortaleza del Todopoderoso. La Oración es el plan de Dios para suplir la más grande y continua necesidad del creyente. Es un trabajo serio y difícil, ES LA LABOR MÁS IMPORTANTE QUE LOS HOMBRES PUEDAN REALIZAR.
La Oración no es el pequeño atavío prendido sobre nosotros, mientras estuvimos atados a las faldas de nuestra madre, ni una acción de gracias de un cuarto de minuto hecha sobre una comida de una hora. Emplea más tiempo y apetito que nuestras más grandes comilonas o más ricas fiestas. Debe penetrar tan fuertemente en el corazón y vida como penetró en las Lágrimas y Clamor de Cristo, Y Cristo, en los dias de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su clamor reverente Heb.5:7. La Oración debe desarrollar el alma en una agonía de deseo como lo hizo con Pablo y ser un fuego como la oración ferviente y efectiva de Santiago, aquella cualidad que, cuando la ponemos en el incensario de oro delante de Dios, obra poderosas revoluciones espirituales.
La Oración como un mero habito, refrescado por medio de la costumbre y la memoria, como un deber que debe realizarse para desligarse de una obligación y aquietar la conciencia, como un mero privilegio, una indulgencia sagrada de la cual sacar ventaja, un cumplimiento llevado a cabo por rutina o de manera “profesional” es una cosa muerta. Tal Oración no tiene conexión con la oración por la que abogamos, aquella que empeña y coloca sobre el fuego cada elemento elevado del ser del creyente. ORACIÓN que es nacida de una unidad con Cristo y de la plenitud del Espíritu Santo, la que brota de lo profundo, sobreabundando en fuentes de tierna compasión, solicitud inmortal por el bien eterno del hombre…..Un celo consumidor por la Gloria de Dios y de la necesidad imperativa de la mas poderosa ayuda de Dios. La Oración fundada en estas convicciones es la oración verdadera.
La destilación celestial del Espíritu Santo es en respuesta a la Oración , ella impregna, difunde, ablanda, filtra, corta y calma. Es el don de Dios, el distintivo del Cielo dada a los verdaderos escogidos y valientes, quienes lo han buscado a través de Muchas Horas de Oración batalladora y llena de Lágrimas. El ungimiento celestial es lo que necesita la iglesia hoy y debe tener, un aceite divino y celestial puesto en ello por la imposición de la mano de Dios, que ablanda y lubrica al hombre íntegro, -espíritu, alma y cuerpo-, hasta que lo aparta de todos los motivos y designios terrenales, seculares, mundanales, egoístas y ambiciosos, y lo acerca a todo que es puro y agradable a Dios. Lo más maravilloso es que esta unción no pertenece a la memoria o época del pasado, ni es un don enajenable, sino que es un don presente y perpetuo, primeramente obtenido: Por LA ORACIÓN incesante a Dios, por apasionados deseos en pos de lo divino, por estimarla, por buscarla con incansable ardor y devoción.
La Oración es un Privilegio Sagrado. Es una deber, una obligación imperativa para todo creyente. Es también un medio, un instrumento y una condición. El NO ORAR ES PERDER EL GOCE DE UN ALTO PRIVILEGIO.
Padre Celestial en el nombre de Jesucristo tu hijo, y por el poder de tu Santo Espíritu, te pido que nos cubras con espíritu de Oracíon, cúbrenos con un manto de Oración, para anhelar estar en tu presencia, con tu guía y las motivaciones correctas. ¡Cuán amables son tus moradas oh Dios de los Ejércitos! Anhela mi alma y aún ardientemente desea los atrios de Jehová, mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. Salmo 84:1-2. Como el Siervo brama por las corrientes de las aguas, Así Clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed del Dios Vivo. Salmo 42:1-2.
LA ORACIÓN DETERMINA LA PREDICACIÓN
Recordemos a Brainerd que derramaba su alma ante Dios, en medio de los bosques de América pidiendo por los gentiles que perecían, sin cuya salvación nada podía hacerle feliz. La oración de fe, secreta y ferviente, es la raíz de la piedad personal. Un conocimiento suficiente del idioma donde el misionero vive, un carácter suave y agradable, un corazón entregado a Dios en íntima comunión, son cualidades cuya adquisición, más que el saber u otras habilidades, nos capacitarán para ser instrumentos en las manos de Dios, en la gran obra de la redención humana.
Hermandad de Carey, Serampore (India)
Hay dos tendencias extremas en el ministerio. Una consiste en apartarse de los hombres. El ermitaño y el monje se alejan de sus semejantes para consagrarse a Dios. Por supuesto que han fracasado. Nuestra comunión con Dios solamente es de provecho si derramamos sus bienes inapreciables sobre los hombres. En esta época ni el predicador ni el pueblo se concentran mucho en Dios. Nuestras inclinaciones no se enderezan en esa dirección. Nos encerramos en nuestros gabinetes, nos hacemos eruditos, ratones de biblioteca, fabricantes de sermones, nos encumbramos como literatos y pensadores; pero el pueblo y Dios, ¿dónde queda? Fuera del corazón y de la mente. Los predicadores que son grandes estudiantes y pensadores deben ser todavía más grandes en la oración o se convertirán en los más temibles apóstatas, en profesionales cínicos y racionalistas, y en la estimación de Dios serán menos que los últimos predicadores. La otra tendencia es la de popularizar por completo el ministerio. Entonces el predicador ya no es un hom bre de Dios, sino un hombre de negocios, entregado al pueblo. No ora, porque su misión es otra. Se siente satisfecho si dirige al pueblo, si crea interés, una sensación en favor de la religión y del trabajo de la Iglesia.
Su relación personal hacia Dios no es factor en su trabajo. La oración en poco o nada ocupa un lugar en sus planes. El desastre y ruina de un ministerio semejante no puede ser computado por la aritmética terrenal. Lo que el predicador es en su oración a Dios, por sí mismo y por su pueblo, así es su poder para hacer un bien real a los hombres, para servir eficientemente y mantener su fidelidad hacia Dios y los hombres por el tiempo y la eternidad. Es imposible para el predicador estar en armonía con la naturaleza divina de su alta vocación si no ora mucho. Es un gran error creer que el predicador por la fuerza del deber y la fidelidad laboriosa al trabajo y rutina del ministerio puede conservar su aptitud e idoneidad. Aun la tarea de hacer sermones, incesante y exigente como un arte, como un deber, como una ocupación o como un placer, por falta de oración a Dios, endurecerá y enajenará el corazón. El naturalista pierde a Dios en la naturaleza. El predicador puede perder a Dios en su sermón. La oración renueva el corazón del predicador, lo mantiene en armonía con Dios y en simpatía con el pueblo, eleva su ministerio por sobre el aire frío de una profesión, hace provechosa la rutina y mueve todas las ruedas con la facilidad y energía de una unción divina.
Spurgeon decía: «Por supuesto, el predicador tiene que distinguirse entre todos como un hombre de oración. Tiene que orar como cualquier cristiano, o será un hipócrita; ha de orar más que otro cualquier cristiano, o estará incapacitado para la carrera que ha escogido. Es de lamentar si como ministro no eres muy dado a la oración. Si eres indiferente a la devoción sagrada no sólo es de lamentar por ti sino por tu pueblo, y el día vendrá en que serás avergonzado y confundido. Nuestras bibliotecas y estudios son nada en comparación de lo que podemos obtener en las horas de retiro y meditación. Han sido grandes días los que hemos pasado ayunando y orando en el Tabernáculo; nunca las puertas del cielo han estado más abiertas, ni nuestros corazones más cerca de la verdadera Gloria».
La oración que caracteriza al ministro piadoso no es la que se pone en pequeña cantidad, como la esencia que se usa para dar sabor agradable, sino que la oración ha de estar en el cuerpo, formando la sangre y los huesos. La oración no es un deber sin importancia que podamos colocar en un rincón; no es el hecho confeccionado con los fragmentos de tiempo que hemos arrebatado a los negocios y a otras ocupaciones de la vida; sino que exige de nosotros lo mejor de nuestro tiempo y de nuestra fuerza. Este tiempo precioso no ha de ser devorado por el estudio o por las actividades de los deberes ministeriales; sino ha de ser primero la oración, y luego los estudios y actividades, para que éstos sean renovados y perfeccionados por aquélla. La oración que tiene influencia en el ministerio debe afectar toda la vida. La oración que transforma el carácter no es un rápido pasatiempo. Ha de penetrar tan fuertemente en el corazón y en la vida como los ruegos y súplicas de Cristo, «con gran clamor y lágrimas»., debe derramar el alma en un supremo anhelo como Pablo; ha de tener el fuego y la fuerza de la «oración eficaz» de Santiago; ha de ser de tal calidad que cuando se presente ante Dios en el incensario de oro, efectúe grandes revoluciones espirituales.
La oración no es un pequeño hábito que se nos ha inculcado cuando andábamos cogidos al delantal de nuestra madre; ni tampoco el cuarto de minuto que decentemente dedicamos para dar las gracias a la hora de la comida, sino que es un trabajo serio para los años de más reflexión. Debe ocupar más de nuestro tiempo y voluntad que las más hermosas festividades. La oración que tiene tan grandes resultados en nuestra predicación merece que se le consagre lo mejor. El carácter de nuestra oración determinará el de nuestra predicación. Una predicación ligera proviene de una oración de la misma naturaleza. La oración da a la predicación fuerza, unción y determinación. En todo ministerio de calidad, la oración ha tenido un lugar importante.
El predicador ha de ser preeminentemente un hombre de oración, graduado en la escuela de la plegaria. Sólo allí puede aprender su corazón a predicar. Ningún conocimiento puede ocupar el lugar de la oración. No puede suplirse su falta con el entusiasmo, la diligencia o el estudio.
Hablar a los hombres de parte de Dios es una gran cosa, pero es más aun hablar a Dios por los hombres. Nunca podrá el predicador transmitir el mensaje de Dios si no ha aprendido a interceder por los hombres. Por esto las palabras sin oración que dirija en el púlpito o fuera de él, son palabras muertas.
E.M.Bounds
EL ANHELO Y LA ORACIÓN
El Anhelo no es un simple deseo, es una pretensión muy profunda, un deseo intenso de conseguir algo. En el reino de las cosas espirituales, el anhelo es un importante adjunto a la ORACIÓN. Es tan importante que uno casi podría decir que el anhelo es un absoluto esencial de la Oración. EL Anhelo precede a la Oración , la acompaña y es seguida por él.. El anhelo es creado e intensificado. La Oración es la expresión verbal del Anhelo. Si la Oración es pedirle algo a Dios entonces la Oración debe ser expresada. La Oración sale hacia lo abierto. El anhelo es silencioso. La Oración es escuchada, el anhelo no es escuchado, Cuanto más profundo es el Anhelo mas fuerte es LA ORACIÓN . Sin Anhelo la Oración es solo un murmullo de palabras sin sentido. Esa clase de Oración superficial y formal, sin el corazón, sin sentimientos, sin ningún anhelo que la acompañe, es rechazada como si fuera una peste. Su ejercicio es la perdida de un tiempo precioso, y de esa Oración no vendrá ninguna bendición.. Si de alguna manera descubrimos que el anhelo honestamente está ausente, deberíamos orar de todos modos. Debemos Orar para que tanto el anhelo como la expresión sean cultivados. En esa circunstancia debemos Orar por le anhelo de Orar, porque ESE ANHELO ES DADO POR DIOAS Y NACIDO DEL CIELO. El hambre es un activo sentido de necesidad física. Impulsa la necesidad de pan. De igual manera, la conciencia de la necesidad espiritual crea anhelo y el anhelo irrumpe en la oración. El anhelo espiritual llevado a un grado mas alto, es la evidencia de un nacimiento. Porque nace en el alma renovada:
Desead como niños recien nacidos, la leche pura de la palabra para que por ella crezcáis para salvación 1ª Pedro 2:2
La ausencia de su santo anhelo en el corazón es una prueba sospechosa, ya sea de una decadencia en la embriaguez espiritual o que el nuevo nacimiento en realidad nunca tuvo lugar: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados. Mateo 5:6
Estos apetitos dados desde el cielo son la prueba de un corazón renovado, la evidencia de una vida espiritual en movimiento. Los apetitos fisicos son atributos de un cuerpo vivo, no de un cadáver, y el anhelo espiritual pertenece a un alma que vive para Dios. Y mientras el alma renovada tiene hambre y sed de justicia estos anhelos santos de nuestro interior estallan en una Oración sincera y suplicante.
El fuego definitivamente arde demasiado poco. El calor del alma ha sido transformado en una tibieza muy evidente. Deberíamos recordar que esto fue la causa central de la triste y desesperada condición de los cristianos de Laodicea, de quienes está escrita la horrible condenación en cuanto a que eran Ricos y con muchos bienes y que no tenían necesidad de nada” y no sabían que eran pobres, ciegos y desnudos Apocalipsis 3:17.
La Falta de pasión en la oración es una señal segura de falta de profundidad y falta de intensidad en el anhelo, ¡Y la ausencia del anhelo intenso, es una segura señal de la ausencia de Dios en el corazón! Reducir el fervor es apartarse de Dios. El tolera muchas cosas en el camino de debilidad y error de sus hijos. El puede y perdonará el pecado cuando el penitente ore, pero hay dos cosas que son intolerables para el Señor: La insinceridad, y la tibieza. La falta de corazón y la falta de calor son dos cosas que ÉL aborrece, y a los cristianos de la Laodicea , El dijo con términos de inconfundible severidad y condenación: Yo conozco tus obras, que ni eres frio ni caliente. ¡Ojala fueras frio o caliente! Así, puesto que eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3:15-16.
Nuestros corazones necesitan ser trabajados, no solo para conseguir quitar el mal de ellos, sino para lograr tener el bien dentro de ellos. Y el fundamento e inspiración del bien recibido es un anhelo fuerte, alentador. Esta santa y ferviente llama en el alma, despierta el interés y pone a disposición de aquellos que la ejercitan, las inagotables riquezas de la gracia divina.
Comparte Mis. Vilma Paxi Quiñonez