IDEAS CLARAS DE INTERES PARA HOY sábado, 12 de marzo de 2016
IDEAS CLARAS
DE INTERES PARA HOY sábado, 12 de marzo de 2016
Indice:
Jesús mendiga nuestro amor y amistad. Ejercicios Espirituales del Papa y la Curia Romana
Cuarta predicación de Cuaresma: Matrimonio y familia
«Cuando la Casa Común se convirtió en fuente de riqueza de las élites», nuestra audiencia en la Red
POSTRERA PALABRA Lucas 8,1-11: + Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo
Domingo de la semana 5 de Cuaresma; ciclo C: Llucià Pou Sabaté
“Dios está junto a nosotros de continuo”: San Josemaria
La Confesión, fuente de la misericordia divina
Educación como misericordia: Ramiro Pellitero
La inmadurez sentimental del hombre: Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría.
Deberían haberme advertido de lo que era tener hijos: Jenny Studenroth Gerson
Niños privilegiados son los que tienen mamás de tiempo completo: Jorge Alberto Espinosa Cano
La religión de PEDRO Sánchez: Javier Somalo
¿Cómo le hago para que recoja y ordene?: Luz María Dollero
¿El sacrificio es un valor?: Silvia del Valle Márquez
¿El arma más poderosa del mundo? El perdón: Clemente Ferrer
Una nación no es una planta silvestre: Xus D Madrid
En el matrimonio y en la familia: Enric Barrull Casals
El Estado debe colaborar con los padres en la educación de sus hijos: Jesús Martínez Madrid
El bien de la sociedad y la Iglesia: Suso do Madrid
¿PUEDE EUROPA SOPORTAR LA INVASIÓN QUE YA SOPORTA?: Antonio García Fuentes
Te pido que reces por el PAPA FRANCISCO que el Señor le ilumine y por tu Obispo, si te queda un poco acuérdate de mí. Si estimas que vale la pena el “Boletín” difúndelo entre familiares y amigos. ¡¡¡Gracias!!!
Con el mayor afecto.
Félix Fernández
Jesús mendiga nuestro amor y amistad. Ejercicios Espirituales del Papa y la Curia Romana
El Papa Francisco en la Capilla de la Casa del Divino Maestro, en Ariccia – ANSA
Jesús nos pregunta si lo amamos y esa pregunta cambia el corazón
En la novena meditación de los Ejercicios Espirituales de Cuaresma del Papa Francisco y de la Curia Romana, a cargo del Padre Ermes Ronchi, el predicador reiteró que el amor de Dios por el hombre inflama y abre los ojos. Recordó que entre Pascua y Pentecostés Jesús se manifestó nuevamente a los discípulos. Y esa noche en el lago de Tiberíades, «sin estrellas», «llena de amargura», hasta el «amanecer con Jesús». El Señor le dirige tres veces una pregunta de Amor a Simón Pedro. Pregunta que Jesús dirige a todo hombre y que abre caminos y procesos nuevos. El dinamismo del amor transformador de Jesús por el hombre, que impulsa la santidad:
«En esta página veo la descripción de la santidad. Santidad que no consiste en ausencia de pecados, en un campo sin malezas, sino en una pasión renovada. Consiste en renovar ahora mi pasión por Cristo y por el Evangelio. Ahora». Haciendo hincapié en que el Amor de Dios reaviva los corazones y la pasión, el P. Ronchi destacó que la santidad no es una pasión «apagada», sino una «pasión convertida». Cuando hay amor no te puedes equivocar, es evidente, resplandeciente, indiscutible.
Es Dios el que «ama al hombre». Es Dios el que «colma las pobrezas». Dios no busca la «perfección», sino la «autenticidad». «No estamos en el mundo para ser inmaculados, sino encaminados». «Jesús mendiga amor, mendiga sin pretender». Jesús conoce mi pobreza y pide «la verdad de un poco de amistad». La fe tiene tres pasos: tengo necesidad, me fío y me confío: «Creer es tener necesidad de amor, confiarse y fundarse en esto, como forma de Dios, como forma del hombre, como forma del mundo, del futuro, de vivir. Confiarse es fundar la vida en esta hipótesis: que más amor es bueno, menos amor es malo. Es abandonar la regla cada vez que la regla se opone al amor, decía la hermana María de la ermita de Campello. Mientras el mundo proclama su fe, su evidencia: más dinero es bueno, menos dinero es malo. Pero todo creyente es un creyente en amor: es decir un reanimador de lazos, uno que despierta lazos, uno que ayuda a los hombres a reencontrar la confianza en el amor. Nosotros hemos creído en el Amor».
«Creer es tener una historia con Dios, es caminar en el amor con una persona». Y la salvación está en la certeza de que es Él el que ama. «La crisis de fe hoy en el mundo occidental – afirmó también el P. Ronchi – comienza con la crisis del acto humano de creer». Porque «no se cree en el amor». Y el amor es dar: «Lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia que es la linfa vital que alimenta todo mal, la linfa secreta del pecado. La indiferencia que hace que el otro no exista para ti, que no cuente, no valga, no sea nada». «Hoy debemos volver a enamorarnos. Amar a Dios con todo nuestro ser, cuerpo y alma». «Deja de amar a Dios como esclavo», alentó el P. Ronchi, para luego destacar que se debe volver a amar a Dios como enamorados, para que la vida y la fe se llenen de sonrisas.
Cuarta predicación de Cuaresma: Matrimonio y familia
El predicador franciscano resaltó el valor del matrimonio como la comunión de vida entre un hombre y una mujer, siguiendo la imagen de Dios, Uno y Trino: un sacramento fundado en el don reciproco, que no es un acto pasajero, sino permanente. – AP
“El proyecto divino sobre el matrimonio y la familia, el aporte a la solución de problemas actuales, como la revolución del género y el don de la sexualidad”, fueron los temas que abordó el Padre Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia en su cuarta predicación de Cuaresma, en la capilla “Redemptoris Mater” del Vaticano, a la luz de la Gaudium et Spes. El predicador franciscano resaltó el valor del matrimonio como la comunión de vida entre un hombre y una mujer, siguiendo la imagen de Dios, Uno y Trino: un sacramento fundado en el don reciproco, que no es un acto pasajero, sino permanente. “A propósito de matrimonio y familia, dijo el predicador, la Gaudium et Spes, según su buen conocido procedimiento, destaca primero las conquistas positivas del mundo moderno (las alegría y las esperanzas), y en segundo lugar los problemas y los peligros (las tristezas y las angustias)”.
Matrimonio y familia en el proyecto divino
Explicando el fundamento bíblico del matrimonio, el padre Cantalamessa recordó las dos tradiciones bíblicas de la creación de la primera pareja humana. «La explicación más convincente del porqué de esta invención divina de la distinción de los sexos la he encontrado no en un exegeta; sino en un poeta, Paul Claudel: “El hombre es un ser orgulloso; no había otro modo de hacerle comprender al prójimo que introduciéndolo en su carne. No había otro medio de hacerle entender la dependencia y la necesidad, más que mediante la ley de otro ser diferente [la mujer] sobre él, debida al sencillo hecho de que existe”. Abrirse al otro sexo es el primer paso para abrirse al otro que es el prójimo, hasta el Otro con la letra mayúscula que es Dios». El matrimonio, dijo el religioso franciscano, nace en el signo de la humildad; es reconocimiento de dependencia y por tanto de la propia condición de criatura. Enamorarse de una mujer o de un hombre es hacer el acto más radical de humildad. Es un hacerse mendicante y decir al otro: “Yo no me basto por mí mismo, necesito de tu ser”.
“La Biblia es un libro divino – humano no solo porque tiene por autores a Dios y al hombre, sino también porque describe, mezclados entre sí, la fidelidad de Dios y la infidelidad del hombre. Esto es particularmente evidente cuando se compara el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia con su actuación práctica en la historia del pueblo elegido”. Por ello, dijo el padre Cantalamessa, un rol importante, en el mantener vivo el proyecto inicial de Dios sobre el matrimonio, lo desempeñaron los profetas, en particular Oseas, Isaías, Jeremías y el Cantar de los cantares. Asumiendo la unión del hombre y de la mujer como símbolo de la alianza entre Dios y su pueblo, en consecuencia, estos volvían a poner en primer plano los valores del amor mutuo, de la fidelidad y de la indisolubilidad que caracterizan la actitud de Dios hacia Israel. Y en la plenitud de los tiempos, Jesús, venido a “recapitular” la historia humana, implementa esta recapitulación también a propósito del matrimonio.
Qué nos dice hoy la enseñanza bíblica
Hoy, señala el franciscano, las cuestiones o provocaciones nuevas sobre el matrimonio y la familia son muchas. Nos hallamos ante una contestación aparentemente global del proyecto bíblico sobre sexualidad, matrimonio y familia. ¿Cómo comportarse frente al fenómeno? El Concilio inauguró un nuevo método, que es de diálogo, no de enfrentamiento con el mundo; un método que no excluye siquiera la autocrítica. “La crítica al modelo tradicional de matrimonio y de familia que ha conducido a las actuales, inaceptables, propuestas del deconstructivismo, comenzó con la Ilustración y el Romanticismo. Con intenciones diferentes, estos dos movimientos se expresaron contra el matrimonio tradicional, valorado exclusivamente por sus “fines” objetivos: la prole, la sociedad, la Iglesia, y demasiado poco por sí mismo, en su valor subjetivo e interpersonal. Todo se pedía a los futuros esposos, excepto que se amaran y se eligieran libremente entre sí. Incluso hoy en día, en algunas partes del mundo hay esposos que se conocen y se ven por primera vez el día de su boda. A tal modelo, la Ilustración opuso el matrimonio como pacto entre los cónyuges y el Romanticismo el matrimonio como comunión de amor entre los esposos”. Pero esta crítica – afirma el P. Cantalamessa – se orienta en el sentido originario de la Biblia, ¡no contra ella! El Concilio Vaticano II recibió esta instancia cuando, como decía, reconoció como bien igualmente primario del matrimonio el mutuo amor y la ayuda entre los cónyuges.
Un ideal que es necesario redescubrir
No menos importante que la tarea de defender el ideal bíblico del matrimonio y de la familia – señala el predicador de la Casa Pontificia – es para los cristianos la tarea de redescubrirlo y vivirlo en plenitud, de manera que se vuelva a proponer al mundo con los hechos, más que con las palabras. Los primeros cristianos, con sus costumbres, cambiaron las leyes del Estado sobre la familia; nosotros no podemos pensar que se haga lo contrario, o sea cambiar las costumbres de la gente con leyes del Estado, aunque como ciudadanos tengamos el deber de contribuir a que el Estado haga leyes justas. «Después de Cristo, nosotros leemos justamente el relato de la creación del hombre y de la mujer a la luz de la revelación de la Trinidad… La semejanza consiste en esto. Dios es amor y el amor exige comunión, intercambio interpersonal; requiere que haya un “yo” y un “tú”. No existe amor que no sea amor por alguien; donde no hay más que un sujeto no puede haber amor, sino sólo egoísmo o narcisismo. Allí donde Dios es concebido como Ley o como Potencia absoluta, no hay necesidad de una pluralidad de personas (¡el poder se puede ejercer también solos!). El Dios revelado por Jesucristo, siendo amor, es único y solo, pero no es solitario; es uno y trino. En Él coexisten unidad y distinción: unidad de naturaleza, de voluntad, de intención, y distinción de características y de personas». Dos personas que se aman, afirma el padre Cantalamessa, reproducen algo de lo que ocurre en la Trinidad. Allí dos personas -el Padre y el Hijo-, amándose, producen (“exhalan”) el Espíritu que es el amor que les une. Alguien ha definido el Espíritu Santo como el “Nosotros” divino, esto es, no la “tercera persona de la Trinidad”, sino la primera persona plural. En esto precisamente la pareja humana es imagen de Dios. Marido y mujer son en efecto una carne sola, un solo corazón, una sola alma, aún en la diversidad de sexo y de personalidad. En la pareja se reconcilian entre sí unidad y diversidad.
Casados y consagrados en la Iglesia
También – afirma el religioso – si nosotros los consagrados no vivimos la realidad del matrimonio, he dicho al inicio, debemos conocerla para ayudar a quienes viven en esa. Añado ahora un ulterior motivo: ¡tenemos necesidad de conocerla para ser, también nosotros, ayudados por ellos!. «En la comunidad cristiana, consagrados y casados pueden “edificarse” mutuamente. Los casados están llamados, por los consagrados, al primado de Dios y de lo que no pasa; son introducidos por el amor por la palabra de Dios que ellos pueden profundizar y “despedazar” para los laicos. Pero también los consagrados aprenden algo de los casados. Aprenden la generosidad, el olvidarse de sí mismos, el servicio a la vida, y con frecuencia una cierta “humanidad” que viene del duro contacto con la realidad de la existencia». Que el Espíritu Santo, dador de carismas, concluyó el padre Cantalamessa, nos ayude a todos nosotros, casados o consagrados, a poner en práctica la exhortación del apóstol Pedro: “Pongan al servicio de los demás los dones que han recibido, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios”, (…) para que Dios sea glorificado en todas las cosas, por Jesucristo.
«Cuando la Casa Común se convirtió en fuente de riqueza de las élites», nuestra audiencia en la Red
«¿Hasta cuándo haremos oídos sordos al clamor de la Madre Tierra que no puede aguantar más el abuso humano?» – R.V. – REUTERS
El problema del cambio climático y sus graves consecuencias que amenazan con destruir la naturaleza, es una compleja realidad a la que debemos enfrentarnos uniendo fuerzas para alcanzar un desarrollo sostenible. Sobre la necesidad de respetar y cuidar la Tierra, nuestra Casa Común, el Papa Francisco habló durante la homilía de la misa celebrada recientemente junto a los pueblos indígenas en el Estado de Chiapas, México. A continuación, compartimos las palabras del Santo Padre junto con los comentarios que recibimos de nuestros oyentes a través de los espacios informativos que Radio Vaticana tiene en Facebook y en Twitter, para conocer qué opinan sobre la delicada situación del equilibrio de nuestro planeta.
Papa Francisco: «La creación también sabe levantar su voz; «esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22)» (Laudato si’, 2).
Ricardo Verastegui de Bolivia escribe: “El último informe de la ONU sobre el estado del clima mundial confirma una dura realidad que no podemos seguir ignorando: estamos destruyendo el Medio Ambiente en el que vivimos. La culpa del veloz cambio climático con sus efectos catastróficos la tiene claramente el ser humano. La mayor parte de las medidas de ayuda, sin embargo, se encuentran en una contradicción diametralmente opuesta a los intereses políticos y económicos. ¿Hasta cuándo haremos oídos sordos al clamor de la Madre Tierra que no puede aguantar más el abuso humano?”.
Papa Francisco: «El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos (cf. Laudato si’,14) y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia».
Edgar Fuenbuena de Caracas comenta: “Nuestros océanos están muriendo, nuestro aire está contaminándose, y nuestros bosques y campos se están convirtiendo en desiertos. A un ritmo veloz, estamos destruyendo el planeta que nos sustenta: su flora, su fauna y también la vida de millones de seres humanos. El mensaje del Papa en su encíclica Laudato Sí, es un llamado a la reflexión de todos a recapacitar y empezar a ver esta Tierra como nuestra Casa Común en lugar de cómo fuente de riqueza de las élites empresariales”.
Inés Jaime de Ecuador comparte: “Debemos cambiar nuestra mentalidad empezando por una educación que permita ver el planeta Tierra como una Madre que nos proporciona recursos para garantizar nuestra supervivencia en lugar de verla de un modo egoísta como una Tierra esclava que debe satisfacer las ambiciosas necesidades humanas. Debemos actuar ya. Los gobiernos deben plantearse seriamente programas que apoyen el desarrollo sostenible del planeta. Está en juego el futuro de la humanidad”.
Papa Francisco: "El mundo de hoy, preso del pragmatismo, necesita reaprender el valor de la gratuidad. Estamos celebrando la certeza de que «el Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, que no se arrepiente de habernos creado» (Laudato si’, 13). Celebramos que Jesucristo sigue muriendo y resucitando en cada gesto que tengamos con el más pequeño de sus hermanos. Animémonos a seguir siendo testigos de su Pasión, de su Resurrección haciendo carne Li smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor que es perfecta del todo y reconforta el alma.
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Hemos de reconocer que aquel grupo de letrados y fariseos fue hábil en diseñar una vez más su estrategia de poner a Jesús contra las cuerdas. No era fácil la respuesta, pues llevaba o al escándalo ante la banalización de la Ley, o a la impopularidad ante la suerte de una mujer, víctima y cliente de sus acusadores. Pero tal artimaña, se encontró con la respuesta más inteligente y sabia que cabía imaginar: “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Todos se fueron escabullendo, como quien se marcha de puntillas para que no se note mucho. Fue como una pedrea que salió justo al revés. En el fondo, aquella mujer era simplemente una torpe coartada para poder lapidar a Jesús, que era quien verdaderamente molestaba al poder dominante. Mas aquellos que intentaron tirar piedras contra Él, salieron escalabrados en el adulterio de su hipocresía. El error de aquellos fariseos no estuvo en indicar que el adulterio de la mujer estaba mal, sino en porqué lo indicaban. El Señor no cae ni en la aplicación dura de la ley, ni en las rebajas de enero del pecado. A Jesús no le importa el qué dirán, y jamás ha hablado haciendo poses ante la galería. Ni tuvo una afición leguleya ante las tradiciones, ni tampoco una calculada ambigüedad ante el pecado.
Jesús no iba de reaccionario anti-fariseo por la vida. A éstos les dirá: no pongáis en el paredón a las víctimas de vuestros divertimientos, no queráis lavar vuestra culpabilidad con quienes mancilláis la inocencia mutua… “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Y tampoco iba de “progre” liberal, por lo que a la mujer le dirá: no juegues con tu fidelidad ni con la ajena, porque eso es trampear con tu felicidad y la de los otros…, “anda, y en adelante no peques más”. La última palabra no la tuvieron los fariseos hipócritas, ni la mujer equivocada, sino Jesús, portador y portavoz de la misericordia del Padre. Y como quizás también nosotros participamos en alguna medida de la actitud de los fariseos y de la de la mujer, por eso en la recta final de esta Cuaresma, necesitamos escuchar esa palabra más grande que nuestro pecado: para que la última palabra no la tengan ni nuestras hipocresías y endurecimientos, ni nuestros traspiés y equivocaciones, sino Aquél que dijo: levántate, anda, no peques más. Y que teniendo esta experiencia real del perdón de parte de Dios, podamos a nuestra vez ofrecerlo a cuantos nos ofendan.Es lo que pedimos cada día en el Padrenuestro.
+ Jesús Sanz Montes, ofm. Arzobispo de Oviedo
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