FÁTIMA SALDONID: PASIÓN POR LA CULTURA Dejó la actuación para dedicarse a la gestión cultural. Desde hace 15 años es una de las figuras de TV Perú y una gran difusora de las riquezas de nuestro patrimonio. Esta semana su programa, 'Metrópolis', cumplió cuatro años en el aire.
FÁTIMA SALDONID: PASIÓN POR LA CULTURA
Texto: Óscar Miranda
Fotografía: David Huamaní / Archivo de Fátima Saldonid
Esta profesión otorga en la vida algunos grandes lujos.
Cruzar, un día cualquiera, el umbral de la residencia de Fernando de Szyszlo, un espacio mágico, de color y vida.
O sentarse a conversar, una mañana encantadora, con un Nobel de Literatura.
Ocurrió en 2012.
Mario Vargas Llosa estaba de visita en su Piura adorada, después de tantos años, y Fátima Saldonid viajó hacia allá para entrevistarlo para su magazín cultural ’Metrópolis’.
Estaba nerviosa. ¿Qué de nuevo se le podía preguntar a alguien como él, a quien se le había preguntado de todo?
La mañana de la entrevista, entró al hotel y se encontró al escritor desayunando con su mujer, Patricia, y con su cuñado, el cineasta Luis Llosa.
–¡Fátima!– la reconoció este último, quien había trabajado con ella 15 años atrás en Boulevard Torbellino, una telenovela de su compañía Iguana Producciones.
La conductora se acercó a saludar y les contó que, precisamente, estaba allí para entrevistar al novelista.
–Yo la descubrí– le dijo Luis Llosa a su cuñado, sonriendo.
Vargas Llosa le preguntó si era actriz y quién había sido su maestro. Ella le contestó que Reynaldo D’Amore.
–¡Reynaldo D’Amore!– se sorprendió él gratamente. Lo había conocido en los cincuenta, cuando el director argentino fundó el Club de Teatro de Lima e, incluso, lo había entrevistado para uno de los artículos que publicó en esa época en la revista Turismo. Lo recordaba con cariño.
Mientras escuchaba al Nobel hablar de su maestro, Fátima dejó de sentir los nervios. Luis Llosa, Reynaldo D’Amore, se trataba de dos felices coincidencias que habían ayudado a romper el hielo rápidamente. Cuando, minutos después, entrevistadora y entrevistado se sentaron a conversar, la charla fluyó.
Fue un momento especial. Un lujo, de esos enormes que te regala esta profesión.
Gran descubrimiento
La Fátima Saldonid que Luis Llosa conoció durante los años de Boulevard Torbellino está muy lejos de la que en marzo de 2012 se sentó a conversar con Mario Vargas Llosa al borde de una piscina, y de la de hoy. Los sueños juveniles de una carrera exitosa en la actuación quedaron atrás. En el camino, Fátima encontró otras cosas. Descubrió que vive en un país de una riqueza cultural admirable. Aprendió a amarlo. Y se consagró a trabajar para que esa riqueza cultural fuera conocida por todos, adultos y niños.
Ese camino la alejó de la actuación y del mundo de las telenovelas. Y la condujo exactamente adonde está ahora: ’Metrópolis’.
Un programa cultural, de cultura tradicional, pero sobre todo de mucha cultura urbana, producido por TV Perú, que esta semana cumplió cuatro años en el aire.
Los dos caminos
Debutó en televisión a los 12 años, como bailarina del recordado programa El show de Yuly, de fines de los ochenta. Después del colegio decidió estudiar en el Club de Teatro de Lima y hacer carrera como actriz. Fue por esos años cuando obtuvo un papel en la telenovela ’Tribus de la calle’ de la dupla Michel Gómez – Eduardo Adrianzén. Era ’Laurita’, la hermana de Miguel Iza, uno de los protagonistas.
Pero antes de aparecer en esa telenovela, Fátima había empezado a trabajar en la Gerencia de Cultura de la Municipalidad de Miraflores. Y en 1997, cuando la llamaron para ’Boulevard Torbellino’, decidió que podía hacer ambas cosas a la vez. Poco después, la convocaron para trabajar en la creación del Centro Cultural de ESAN, con la condición de que fuese a tiempo completo. Tuvo que elegir. Y eligió la gestión cultural.
No se arrepintió nunca.
En 1999 su amigo Luis Repetto fue nombrado director del Instituto Nacional de Cultura (INC) y la convocó.
Como jefa de Eventos del INC, Fátima dice que realmente descubrió el patrimonio cultural del Perú. Durante años lo suyo había sido la organización de recitales y exposiciones de pintura y escultura, pero ahora se ocupaba de eventos como la celebración del Día de la Papa, la creación del Día del Pisco o el Museo del Vestido Peruano.
Al año siguiente entró a TV Perú, primero a conducir un microprograma sobre museos y luego a co-conducir Misky Takiy, donde aprendió muchísimo sobre folclore.
En 15 años en TV Perú se ha convertido en una de las figuras emblemáticas de la televisora estatal. Ha pasado por distintos formatos. Entre 2003 y 2008 tuvo un programa infantil llamado ’A jugar’, con el que procuraba que los niños conocieran las riquezas culturales del país. También ha sido conductora del noticiero central. Y desde 2011 es el rostro de ’Metrópolis’.
Siempre, pero ahora más que nunca, los programas culturales han sido escasos en señal abierta. Los esfuerzos que existen se producen en el cable (Plus TV, Canal N) y, sobre todo, en la televisora oficial. Lo singular de ’Metrópolis’ es que es un programa cultural de corte casi juvenil que un día bien puede tener como entrevistado principal a un Vargas Llosa o a un Szyszlo y otro día a un grafittero o a un coleccionista de mangas.
–El programa está abierto a todos y no solo en Lima sino en todo el país– dice ella.
Por su experiencia en gestión cultural, Fátima sabe lo difícil que es para los artistas que recién empiezan captar la atención de los medios. Por eso, dice, en su programa siempre procura darle espacio a los nuevos talentos.
El olor de las cosas
Aquella mañana en Piura, Fátima y Vargas Llosa hablaron de muchas cosas, pero sobre todo de Piura. De la infancia del escritor en Piura, de la comida, de su música, de sus recuerdos y de los olores que le hacían evocar a esa región seca, mística y maravillosa.
Fátima tiene algo con los olores. Dice que suele asignarle un olor determinado a las cosas importantes en su vida. En su primer día de clases en la universidad –estudió Periodismo– abrió un libro nuevo y lo olió, e hizo lo mismo el día en que se graduó, años después. Ese olor es el de su época universitaria. El olor de la colonia Johnson para niños es el de su época en ’A jugar’. El de su matrimonio es el de los jazmines que llevaba en el pelo –como en el vals– y los azahares de su ramo. El de su madre es el de una colonia cítrica que ella siempre usaba y que desde que murió, hace cuatro años, Fátima se echa por las mañanas cuando quiere sentir que está a su lado.
El olor de ’Metrópolis’ es el de uno de sus perfumes favoritos, una fragancia dulce, un poco amaderada. En el futuro, le bastará acercársela a la nariz y olerla para recordar esta linda época de su vida.
http://www.larepublica.pe/impresa/ocio-y-cultura/625-fatima-saldonid-pasion-por-la-cultura
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