LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS Bello consejo de Antoine de Saint Exupéry en "El Principito"
“LO ESENCIAL ES INVISIBLE A LOS OJOS”
Bello consejo de Antoine de Saint Exupéry en "El Principito"
Para lograr esto se requiere educar nuestro interior, liberándolo de egoísmos, y así poder captar las necesidades de los demás. En ocasiones los miembros de la empresa ni siquiera saben lo que otros viven, sus anhelos y expectativas personales. Esta realidad es expresada con claridad por uno de los trabajadores: “Tratamos de hacer un grupo de trabajo, pero nos dicen que no vamos a hacer amigos, solo les interesa nuestros resultados”. Parecería que dedicarse a abordar o atender ciertos temas trascendentes fuera una pérdida de tiempo creando una falsa oposición entre las necesidades de la empresa y las expectativas personales.
“No hay peor ciego que aquel que no quiere ver”. La soberbia y prepotencia nos hacen insensibles a las realidades de las otras personas. Existen ciertos jefes que se creen “dueños de la verdad” y juzgan a las personas según sus propios prejuicios. Es frecuente caer en “etiquetajes” de diversos tipos calificando al trabajador como incapaz, irresponsable, o cualquier otra categoría que reduce al trabajador a un defecto o limitación sin ver sus potencialidades.
Un ciego no puede guiar a otro ciego. Abramos los ojos del corazón desterrando todas aquellas actitudes que obnubilan nuestro entendimiento para realmente poder guiar a otras personas de manera eficaz. Es necesario reconocer con humildad y reverencia que cada persona es un misterio ante el cual debemos dejarnos maravillar por la infinita dignidad que poseen al ser imagen y semejanza de Dios.
Conscientes de que somos personas en búsqueda de lo trascendente podremos iluminar todos nuestros actos, sintonizando con nuestro interior y tener así una mirada profunda a la realidad y las personas que nos acompañan en el caminar.
Carlos Muñoz Gallardo
Artículo originalmente publicado por Centro de Estudios Católicos
0 comentarios