LIGURES EN TACNA Y ARICA- Capítulo tomado del libro de Luis Cavagnaro Orellana Materiales para la Historia de Tacna, tomo IV
LIGURES EN TACNA Y ARICA
- Capítulo tomado del libro de Luis Cavagnaro Orellana -
Materiales para la Historia de Tacna
Dominación Hispánica 1700-1780 Tomo IV
Cúneo Vidal ha referido que tanto el sentir de los dominadores españoles como la legislación que elaboraron para sus colonias, “...respiran una mal disimulada aversión hacia el extranjero; sentimiento poco generoso, no del todo muerto en nuestro país, al cabo de algunos siglos, durante los cuales pudo y debió modificarse” (178).
Al comienzo de la dominación hispánica en América la norma fue “...que no se admitiesen extranjeros en este reino de Indias, entendiéndose por tales los que no fuesen naturales de los reinos de Castilla y León” (179). Incluso se enfatizaba que “...no dejen pasar frailes extranjeros a las Indias...” (180).
Pero con el tiempo y la necesidad de poblar los nuevos territorios con dominios ocupacionales no muy difundidos en la península, la corona fue cediendo y otorgó el derecho a inmigrantes de otras nacionalidades. Bonfiglio, tomando una cita de Radicati, reproduce una provisión de Carlos V de 1539, por la cual se daba “...licencia a los súbditos naturales de todos nuestros reinos y señoríos, así mismo a todos los súbitos del imperio y ansy (sic) genoveses para que puedan pasar a las dichas Indias y estar y contractar (sic) en ellas” (181).
Liguria es una región ubicada al noroeste de Italia, sobre la costa de las Flores. Fue la sede de los reinos de Génova y Savona. Los naturales, denominados ligures, hablan el dialecto genovés, sin viajeros empedernidos, magníficos comerciantes y extraordinarios navegantes.
Un ligur como Cristóbal Colón fue el descubridor del Nuevo Mundo y casi, juntamente con los españoles, los ligures llegaron a las tierras americanas, primero, demostrando su pericia como armadores y como pilotos acompañando desde Panamá a los adelantados. Fue el caso de Pietro de Gregorio, Juan Bautista Pastene, noble genovés y gran nauta que, después pasó a servir a Pedro de Valdivia e hizo con él la conquista de Chile o Giovanni Ambrosio Guistiniani, Giovanni Gaetano, capitán y piloto de su propia nave que después de cumplir importantes servicios fue a morir a Chile o Michele Angelo Filipón que llegó a ser Almirante, grado máximo en la armada española del Mar del Sur.
Otros simplemente formando los escalones inferiores como esos hermanos Alonso Martín di don Benito y Pedro Martín de Sicilia que llegaron con Francisco Pizarro y fueron de los primeros pobladores de Lima, un Simone Genovese, Giovanni Battista Escobar o ese “Martincote” (182), que arribó a la primitiva Tácana junto a Almagro en diciembre de 1536. Battista y Jacome Ginovés, Lorenzo Fernández, a pesar de su apellido españolísimo, Juan Battista o Baptista Calvo.
Cúneo recuerda que hubo extranjeros peleando bajo el pendón de Gonzalo Pizarro. Emotivos, sensibles, impulsivos muchos genoveses se plegaron al levantamiento del rebelde Gonzalo, según algunos historiadores, la primera oportunidad que tuvo el Perú en pro de su autonomía. Derrotado en Jaquijahuana fueron tomados prisioneros, juzgados sumariamente y sentenciados “...por el Licenciado Cianca, oidor de la Audiencia del Perú, y juez delegado para reprensión de la rebelión y tiranía de Gonzalo Pizarro...” (183) a cumplir a cruentas penas o partir al destierro definitivo. Allí aparecen portugueses, griegos, flamencos, borgoñones, nizardos, alemanes, húngaros, holandeses, provenzales, canarios y, como aún Italia no estaba unificada, napolitanos y genoveses. Los ligures mencionados eran un Juan Baptista, un Baptista Calvo, un Lorenzo Fernández (¡!) y un tal Jerónimo.
Luego, se establecerían en los puntos de partida para proveer “...de lo necesario a las “entradas”, esto es suministrar al conquistador caballos, esclavos, herramientas, armas y, aún enganchar soldados y fletar naves” (184). En Lima figuran un genovés llamado Luca di Asta y un Francesco de Escobar, procedente de algún poblado de la costa de Liguria. Quizás ese “merzier” Francisco, residente en el valle de Ilo que, en 1539, recibió un poder para “...cobrar mi hacienda de mi navío o navíos en que venga para que pueda vender, comprar y tomar mi navío que se llama Sant Josepho” (185) o, con toda seguridad, un “...don Alvaro Perestrello...”(186) que, según Rómulo Cúneo, en “...1540 figura pagando derechos de almojarifazgo en Arica, sobre una partida de ropa de Castilla destinada a Potosí...” (187) o ese don Antonio Xinovés que, el 6 de octubre de 1572, figura como curador de los indígenas “...Pedro Chaco, Rafael Ququín y Juan Cuna, caciques principales de Lluta...”(188), valle ubicado al norte de Arica, participó en la compra al Rey, representado por el Visitador capitán don Juan Maldonado de Buendía, de 15 fanegadas de tierra en el paraje denominado Ocurica.
Los ligures más acaudalados, especialmente los que poseían embarcaciones, como ese Vincenzo Pasquale que fomentó el intercambio comercial entre Callao y Valparaíso, parece que retornaron a la madre patria con las alforjas repletas.
Dagnino, recurriendo a los documentos referidos al pago del impuesto denominado “Composición de Extranjeros”, establecido por Felipe III por Real Cédula de 10 de diciembre de 1618; demuestra la afluencia de genoveses o de inmigrantes procedentes de otros reinos de Italia que pasaron a establecerse en Arica y Tacna desde fines del siglo XVI hasta comienzos del XVII; como “Esteban Ferrofino, arriero, Pedro Antonio Machavelo (Macchiavello), Esteban Sanguinetto, mercader de Arica y muchos maestres de navíos, como Guillermo Virgilio, Camilo Bonfante, Pedro Delquino, Jorge Ynverto, Simón Romano, Pedro Alejandro Malerba, Bernardo del Ferro y Cristóbal Gallo...”, (189) y aunque el autor los coloca como “gente del Mediterráneo oriental” Cúneo los considera italianos, como al maestre Vicente Adriano y, tratando sobre la contribución denominada de pulperías incluye a algunos que por el apellido registra como ítalos. Es el caso de “...Juan Andrea, genovés, que tenía pulpería en la casa de la viuda de don Diego Ruiz de Vargas, en la calle del Fuerte...”(190). También agrega a “...Bernardino Arnaldo, Antonio genovés, Juan Angel “que tiene una fragata con que anda en el trato del guano”, Francisco Cataldo, pulpero y salchichero, Guillermo y Juan Baptista, pulperos, Vicente Moneya (Monelia)” (191).
Cúneo incorpora en 1648, a “...fulano Palavecín, propietario de la casa / adelante del tambo Arriba, en el mismo año de 1648 (...); Bernabé Florián posiblemente veneciano, (y) Tomás Carlino, vecino de Tacna en 1657, y arrendatario del tambo del pueblo de San Pedro de Tacna a razón de 11 y 10 pesos cada año” (192). También a un Juan Bonino, “tratante”, es decir comerciante de Arica, que en 1620 dio poder en Arica a Miguel Matola, un paisano que ejercía la actividad mercantil en el pueblo de Sica Sica (193).
Pero los precursores de la inmigración itálica no sólo aportaron como marinos o comerciantes; también las diferentes artes o industrias sintieron su influjo. En 1572 aportó el primer ingeniero llamado Francesco Tremino o un Domenico Genovese que tenía el oficio de grabador de monedas, el arquitecto Pietro Falconi, el tipógrafo Antonio Riccardo, nacido en Turín, fundador de la primera imprenta que existió en todo Sudamérica.
En las bellas artes el escultor Sebastiano di Sande, los pintores Bernardo Bitti, sacerdote de la Compañía de Jesús, el napolitano Angelo Medoro y Matteo Alessio, discípulo de Miguel Angel y fundador de una escuela pictórica en el Perú y ya en el siglo XVIII Fernando Brambilla y Giuseppe del Pozo; o Giácomo Lelio, actor y empresario teatral radicado en Cuzco.
En otros campos del intelecto se recuerda a Jerónimo Benzoni autor de un libro sobre el “Nuevo Mundo”, a mediados del siglo XVII el naturalista Antonio Bollo, el historiador Anello Oliva, a Ludovico Bertonio que estudio la gramática sobre la lengua aymara que se concretó en un libro publicando en 1603 y, ya en el siglo XVIII, el gran explorador Alessandro Malaspina.
Tratándose de la región del Sur del Perú debe agregarse a los industriosos Bartolomé Avo, Juan de Oneto y Angelo Caval, vecinos de Moquegua, que incursionaron en Ilo y Arica como audaces armadores. Así, “...se comprometen Juan y Angelo a hacer la fragata en el valle de Ilo que comenzaran a medidados de noviembre de 1601. La fragata debe tener 16 varas de largo, 2 varas de punta y 5 varas de ancho. (Debiendo acabarlo en un año y el último también como constructor de molinos de aceite) de propiedad de doña María Robles y doña María Casaos...” (194).
También es el caso del exitoso comerciante genovés Antón Cavañaro (sic) que residió en Arequipa junto a su hijo Jerónimo. Don Antón, desde aquella ciudad, el 22 de noviembre de 1601, ante el escribano don Adrián de Ufelde, extiende un poder a favor de su referido hijo, que entonces estaba en Moquegua con su negocio itinerante que también lo llevaba a Tacna y Arica, “...para que pueda vender dos negros esclavos de su propiedad: uno llamado Antón, de casta Angola, de 20 años y, otro, Bartolomé, de casta Brande, de 30 años” (195). Jerónimo cumplió el encargo y los vendió, el 11 de diciembre de 1601, a don Hernán Bueno de Arana en 700 pesos.
Hay apellidos italianos tan remotos que Cúneo Vidal los confundió con apellidos aborígenes. Es el caso de los Cafore, que figurando en padrones muy antiguos como campesinos pobres de Azapa, llegó a Arica con don Juan Cafore, natural de la isla de Córcega, hijo legítimo de don Francisco Cafore y doña Dominga Farinelli y viudo de doña Teresa Rodríguez de Arismendi. Este Cafore casó en Tacna el 10 de enero de 1776 con Josefa Espejo de la Sala, oriunda y vecina del valle de Lluta, hija legítima de Pedro Espejo y Eulalia de la Sala.
Aunque en Arequipa es un apellido aborigen, el 24 de de marzo de 1765 hizo su testamento en Arica el italiano don Agustín de la Llana y Marquelli, nacido en Sestri, Génova, e hijo legítimo de Tomás de la Llana y de doña Violanta Marquelli, estaba casado con doña Rosa de la Llana, que vive en Italia. Manifestaba que había llegado de Europa, acompañado por Bernardo Gallo, trayendo efectos para vender (196). En 1765 residía en Arica, desde hacía seis años, don Antonio Márquez. En 1758 vivía en Arica don Isidro Bonlluane, nacido en San Remo.
Pero también, por entonces, comienzan a establecerse pioneros itálicos con mejor nivel cultural y social. Es el caso de los Rospigliosi, los Gandolfo o los Bayro. Bonfiglio destaca a un “Teodoro Guilio Rospigliosi llegó al Perú en 1647 en calidad de alférez del rey de España. Era miembro de la familia de los príncipes Rospigliosi de Roma y sobrino del Papa Clemente IX” (197). Aunque Bonfiglio escribe que éste radicó “...y murió en Lima donde dejó descendientes” (198), por mucho tiempo los genealogistas tenían por fundador del linaje en el Perú y Chile fue “Don Pedro Julio Rospigliosi, natural de Pistoia, hermano del Pontífice Clemente IX, casado con Doña Bárbara de Candía, hija de Juan Andrés de Candia, Conquistador muerto en la batalla de Chumbibilcas (Chupas, Chuquinga?), y de Francisca Spínola, hija a la vez del Conquistador Don Francisco Spínola y de doña Urraca Serrano...”(199). Un hijo suyo, el Alférez Real mencionado por Bonfiglio “...Don Teodoro Spínola Julio Rospigliosi (fue) natural de San Marcos de Arica” (200) como también lo fueron sus hijos y nietos. Esta afirmación, más legendaria que verdadera, acaba de ser refutada por el destacado genealogista don Jaime de Velando y Prieto que ha ubicado en los archivos de Potosí al verdadero tronco de los Rospigliosi americanos, que llega a las Indias antes que Giulio Rospigliosi naciera y muchísimo antes que Clemente IX soportara sobre su ungida cabeza la tiara papal.
El capitán don Silvestre Gandolfo Malatesta, genovés de nacimiento, llegó a Tacna a mediados del siglo XVIII, era hijo de don Giuseppe Gandolfo y de Liberata Malatesta, italianos, casó primero con Melchora Portales y Rejas, natural de Tacna, hija del legendario don Bernabé Portales y de los Ríos y de doña Francisca Rejas y Palza. Don Bernabé poseía casas y solares en la segunda y tercera cuadra del actual jirón “Zela” y a doña Melchora le correspondio en herencia la mitad inferior de la manzana que rodean los actuales jirones “Zela”, “Unanue”, “Blondel” e “Inclán”.
Don Silvestre y doña Melchora fueron padres de: Tomasa, Leonarda, María de las Nieves, Silveria, Pedro, Bartola, Mariana, Angel, Mariano y Francisco Gandolfo Portales, con nutrida e importante descendencia. Todavía existe en Tacna familias que ostentan este itálico cognomen.
Los Bayro eran, sin embargo, una familia característica de Arica, fundada por don Pablo Francisco Bayro que era “...natural de la villa de Testigo, del obispado de Albenga en la República de Génova...” (201). Vino desde Cádiz al Callao a bordo del “Nuestra Señora del Pilar”. Llegó primero a Tacna donde residió dos años. Pasó luego a Moquegua donde vivió un año, en Potosí otro año y de allí a Tacna y Arica.
Don Pablo Francisco Bayro “...falleció de accidente en (la rada del) puerto de Iquique...” (202) a bordo,“...en la mar haciendo viaje del Callao para esta ciudad...” (203). Dictó su “...testamento ante el Escribano del navío y murió cuando el barco entraba al puerto”(204). En el referido testamento designaba su albacea a don Joseph Ximénez de Ororbia, que era en Arica Comisario del Santo Oficio de la Inquisición. Éste renunció a tal cargo el 20 de noviembre de 1759. Poco después, el 10 de diciembre de 1759, ante el escribano don Thomás de Valencia, se hizo el inventario de sus bienes. Entonces se dio conocer que este genovés tenía en Arica un hermano que ostentaba el italianísimo nombre de Juan Bautista (205).
Bonfiglio señala diversas etapas en el proceso de inmigración genovesa. La primera, durante la colonia y primeros años de la República, cuando llegan, en su mayoría, nautas procedentes de los puertos ligures. La segunda, a mediados del siglo XIX, como consecuencia del boom del guano en el Perú y del empobrecimiento de la agricultura de los valles del interior de Génova. Entonces pasan a radicarse en Callao, Lima, Ica, Tacna y Trujillo campesinos pobres de los pueblos del interior como “...Ucio, Cicagna, Cogorno, Carasco, Varese Ligure, etc.”(206)
foto tratte dal libro di Luis Cavagnaro Orellana
Liguri Mancocapac
Italiani a Tacna
LIGURI a TACNA ED ARICA
- Capitolo tratto dal libro di Luis Cavagnaro Orellana -
Materiale per la Storia di Tacna
Dominazione Ispanica 1700-1780 tomo IV
Cúneo Vidal ha riferito che tanto l’opinione dei dominatori spagnoli, come la legislazione che elaborarono per le loro colonie, "... un’aria mal dissimulata avversione verso lo straniero; sentimento poco generoso, non dell’ogni morto nel nostro paese, dopo alcuni secoli, durante i quali potè e dovette modificarsi(178).
Al principio della dominazione ispanica in America la norma fu "... che non si ammettessero stranieri in questo regno delle Indie, capendosi per tali quelli che non fossero naturali dei regni di Castilla y León" (179). Perfino si enfatizzava che "... non lascino passare frati stranieri verso le Indie..." (180).
Ma col tempo e la necessità di popolare non i nuovi territori con domini occupazionali molto invalsi nella penisola, la corona concesse il diritto ad immigranti di altre nazionalità. Bonfiglio, prendendo una citazione di Radicati, riproduce un bando di CarloV del 1539, in cui si dava "... licenza ai sudditi naturali di tutti i nostri regni e domini, egualmente a tutti i subitanei dell’impero ed (ansy -sic) genovesi affinché possano passare alle dette Indie e stare e contractar (sic, in esse)"(181).
Liguria è una regione ubicata al nordovest dell’Italia, sulla costa dei Fiori. Fu la sede dei regni di Genova e Savona. I nativi, denominati liguri, parlano il dialetto genovese, sono viaggiatori incalliti, magnifici commercianti e straordinari navigatori.
Un ligure come Cristoforo Colombo fu lo scopritore del Nuovo Mondo e quasi, unanimemente con gli spagnoli, i liguri arrivarono nelle terre americane, in primo luogo, dimostrando la loro perizia come armatori e come piloti accompagnando dopo Panama in anticipo. Fu il caso di Pietro di Gregorio, Giovanni Battista Pastene, nobile genovese e gran marinaio che, poi passò a servire Pedro da Valdivia e fece con lui la conquista del Cile o Giovanni Ambrosio Guistiniani, Giovanni Gaetano, pilota e capitano della sua propria imbarcazione che andò a morire in Cile o Michele Angelo Filipón che arrivò ad essere Ammiraglio, grado massimo nell’armata spagnola del Mare del Sud dopo avere compiuto importanti servizi.
Altri semplicemente formando gli scalini inferiori come quelli fratelli Alonso Martín, di Don Benito e Pedro Martín della Sicilia che arrivarono con Francisco Pizarro e furono tra i primi colonizzatori di Lima, un Simone Genovese, Giovanni Battista Escobar o quello "Martincote" (182) che approdò alla primitiva Tácana insieme a Almagro nel dicembre del 1536. Battista e Jacome Ginovés, Lorenzo Fernández, nonostante il suo cognome españolísimo, Juan Battista o Battista Calvo.
Cúneo ricorda che ci furono stranieri che combatterono sotto la bandiera di Gonzalo Pizarro. Emotivi, sensibili, impulsivi molti genovesi si piegarono al sollevamento del ribelle Gonzalo, secondo alcuni storiografi, la prima opportunità che ebbe il Perù in favore della sua autonomia. Sconfitto a Jaquijahuana furono presi prigionieri, giudicati sommariamente e condannati "... per il Laureato Cianca, uditore dell’Udienza del Perù, e giudice delegato per la repressione della ribellione e tirannia di Gonzalo Pizarro..."(183), a compiere cruente pene o partire per un esilio definitivo. Qui appaiono portoghesi, greci, fiamminghi, borgognoni, nizzardi, tedeschi, ungheresi, olandesi, provenzali, delle canarie e, siccome ancora l’Italia non era unificata, napoletani e genovesi. I liguri menzionati erano un Juan Battista, un Battista Calvo, un Lorenzo Fernández (!) ed un certo Jerónimo.
Dopo, si stabilirono nei punti di partenza per provvedere "... della cosa necessaria alle "entrate", questo è somministrare ai conquistatores cavalli, schiavi, attrezzi, armi e, ancora reclutare soldati e noleggiare imbarcazioni"(184). A Lima compare un genovese chiamato Luca di Asta ed un Francesco di Escobar, proveniente da qualche villaggio della costa della Liguria. Magari quel "merzier" Francisco, residente nella valle di Ilo che, nel 1539, ricevè il potere per "... riscuotere dalla mia tenuta, del mio vascello o vascelli in cui venga affinché possa vendere, comprare e prendere il mio vascello che si chiama Sant Josepho",(185) o, con ogni sicurezza, un "... Don Álvaro Perestrello..." (186) che, secondo Rómulo Cúneo, nel "...1540 figura pagando i diritti di esattore in Arica, su di una partenza di vesti della Castiglia destinata a Potosí..."(187), o quel don Antonio Xinovés che, il 6 ottobre di 1572, figura come curatore degli indigeni "... Pedro Chaco, Rafael Ququín e Juan Cuna, capi tribù indiani principali di Lluta..."(188), valle ubicata a nord di Arica, partecipò all’acquisto per il Re, rappresentato dal "Visitador" capitano Don Juan Maldonado di Buendía, di 15 appezzamenti di terra nei paraggi di Ocurica.
I liguri più ricchi, specialmente quelli che possedevano imbarcazioni, come quel Vincenzo Pasquale che promosse lo scambio commerciale tra il Callao e Valparaíso, sembra che ritornassero nella madre patria con le bisacce strapiene.
Dagnino, ricorrendo ai documenti riferiti al pagamento dell’imposta denominata "Composizione degli Stranieri", stabilita da Felipe III con il Real Certificato del 10 di dicembre del 1618; dimostra l’affluenza di genovese o di immigranti provenienti da altri regni dell’Italia che passarono per stabilirsi ad Arica e Tacna dalla fine del XVI° secolo fino all’inizio del XVII°; come "Esteban Ferrofino, mulattiere, Pedro Antonio Machavelo (Macchiavello), Esteban Sanguinetto, mercante di Arica e molti "gran maestri" di vascelli, come Guillermo Virgilio, Camilo Bonfante, Pedro Delquino, Jorge Ynverto, Simón Romano, Pedro Alejandro Malerba, Bernardo del Ferro e Cristóbal Gallo...", (189) e benché l’autore li collochi come "gente del Mediterraneo orientale" Cúneo li considera italiani, come il gran maestro Vicente Adriano e trattando della contribuzione denominata dei negozianti ne include alcuni che sono registrati come italiani per il cognome. È il caso di "... Juan Andrea, genovese, che aveva il negozio nella casa della vedova di Don Diego Ruiz di Vargas, nella via del Forte..." (190). Aggiunge anche "... Bernardino Arnaldo, Antonio genovese, Juan Ángel "che ha una fregata con la quale lavora nel trattamento del guano", Francisco Cataldo, negoziante e salumiere, Guglielmo e Juan Battista, negoziante, Vicente Moneya (Monelia)"(191).
Cúneo incorpora nel 1648, a "... tal Palavecín, proprietario della casa - nei pressi della tenuta Arriba, nello stesso anno il 1648; Bernabé Florián probabilmente veneziano, e, Tomás Carlino, vicino a Tacna nel 1657, affittuario della tenuta nel paese di San Pedro a Tacna a ragione di 11 e 10 carichi ogni anno"(192). Anche ad un Juan Bonino, "commerciante di bestiame", cioè commerciante di Arica che nel 1620 diede potere in Arica a Miguel Matola, un compaesano che esercitava l’attività mercantile nel paese di Sica Sica,(193).
Ma i precursori dell’immigrazione italica non diedero il loro apporto solo come marinai o commercianti; ma anche le differenti arti o industrie sentirono il loro influsso. Nel 1572 arrivò il primo ingegnere chiamato Francesco Tremino o un Domenico Genovese che aveva il mestiere di incisore di monete, l’architetto Pietro Falconi, il tipografo Antonio Riccardo, nato a Torino, fondatore della prima stamperia esistente in tutto il Sud-America.
Nelle belle arti lo scultore Sebastiano di Sande, il pittore Bernardo Bitti, sacerdote della Compagnia di Gesù, il napoletano Angelo Medoro e Matteo Alessio, discepolo di Miguel Ángel, fondatore di una scuola pittorica in Perù, già nel secolo XVIII Fernando Brambilla e Giuseppe del Pozzo; o Giácomo Lelio, attore ed impresario teatrale radicato in Cuzco.
In altri campi dell’intelletto si ricorda a Jerónimo Benzoni autore di un libro sul "Nuovo Mondo", a metà del secolo XVII il naturalista Antonio Bollo, lo storiografo Anello Oliva, a Ludovico Bertonio che studiò la grammatica sulla lingua aymara che si concretizzò in un libro pubblicanto nel 1603 e nel secolo XVIII, il grande esploratore Alessandro Malaspina.
Trattandosi della regione del Sud del Perù si deve aggiungere all’industrioso Bartolomé Avo, Juan di Oneto ed Angelo Caval, vicini di Moquegua che approdarono in Ilo ed Arica come audaci armatori. Così, "... si impegnano Juan ed Angelo a fare la fregata nella valle di Ilo che cominciassero a metà di novembre del 1601. La fregata deve avere 16 pertiche di lunghezza, 2 pertiche di punta e 5 pertiche di larghezza. (Dovendo finirlo in un anno) e l’ultimo anche come costruttore di mulini di olio- frantoi-, di proprietà della signora María Robles e signora María Casaos..." (194).
È anche il caso del successo del commerciante genovese Antón Cavañaro (sic) che risiede in Arequipa vicino a suo figlio Jerónimo. Don Antón, da quella città, il 22 novembre del 1601, davanti al notaio Don Adrián di Ufelde, estende il potere a beneficio di suo riferito figlio che allora stava a Moquegua con il suo commercio itinerante che lo portava anche a Tacna ed Arica, "... affinché possa vendere due schiavi neri di sua proprietà: uno chiamato Antón, della casta Angola, di 20 anni e, un altro, Bartolomeo, di casto Brande, di 30 anni" (195). Jerónimo compii l’incarico e li vendette, l’11 dicembre del 1601, a Don Hernán Bueno de Arana per 700 pesos.
Ci sono cognomi italiani tanto antichi che Cúneo Vidal li ha confusi con cognomi aborigeni. È il caso dei Cafore che figurano in anagrafi molto antiche come contadini poveri di Azapa, arrivarono da Arica con Don Juan Cafore, nativo dell’isola della Corsica, figlio legittimo di Don Francisco Cafore e della signora Dominga Farinelli, vedovo della signora Teresa Rodríguez di Arismendi. Questo Cafore sposò a Tacna il 10 di gennaio del 1776 con Josefa Espejo della Sala, oriunda e vicina della valle di Lluta, figlia legittima di Pedro Espejo ed Eulalia della Sala.
Benché ad Arequipa sia un cognome aborigeno, il 24 di di marzo di 1765 fece il suo testamento ad Arica l’italiano Agustín de la Llana y Marquelli, nato a Sestri, Genova, e figlio legittimo di Tomás de la Llana y di donna Violanta Marquelli, era sposato con la signora Rosa de la Llana che viveva in Italia. Affermava che era arrivato dall’Europa, accompagnato da Bernardo Gallo, portando effetti per vendere (196). Nel 1765 risiedeva ad Arica, da sei anni, Don Antonio Márquez. In 1758 viveva in Arica Don Isidro Bonlluane, nato in San Remo.
Ma anche da allora, cominciarono a stabilirsi pionieri italiani con miglior livello culturale e sociale. È il caso dei Rospigliosi, i Gandolfo o i Bayro. Bonfiglio sottolinea che un "Teodoro Guilio Rospigliosi arrivò in Perù nel 1647 in qualità di alfiere del re di Spagna. Era membro della famiglia dei principi Rospigliosi di Roma e nipote del Papa Clemente IX" (197). Benché Bonfiglio scriva che questo si stabilì "... e morì a Lima dove lasciò discendenti" (198), per molto tempo i genealogisti avevano quale fondatore del lignaggio in Perù e in Cile era "Don Pedro Julio Rospigliosi, naturale di Pistoia, fratello del Pontefice Clemente IX, sposato con Signora Barbara di Candía, figlia di Juan Andrés di Candia, Conquistatore morto nella battaglia di Chumbibilcas (Farsetti Chuquinga?), e di Francisca Spínola, figlia contemporaneamente del Conquistatore Don Francisco Spínola e della signora Gazza Montanaro..." (199). Un suo figlio, l’Alfiere Reale menzionato da Bonfiglio "... Don Teodoro Spínola Julio Rospigliosi, era, nativo di San Marcos di Arica" (200) così come lo furono i suoi figli e nipoti. Questa affermazione, più leggendaria che vera, è appena stata confutata dal rinomato genealogista Don Jaime di Vegliando e Prieto che ha collocato negli archivi di Potosí il vero tronco dei Rospigliosi americani che arrivarono nelle Indie prima che Giulio Rospigliosi nascesse e moltissimi anni prima che Clemente IX sopportasse sulla sua testa la tiara papale.
Il capitano Don Silvestre Gandolfo Malatesta, genovese di nascita, arrivò a Tacna a metà del secolo XVIII, era figlio di Don Giuseppe Gandolfo e di Liberata Malatesta, italiano, si sposò in primo luogo con Melchora Portales y Rejas, nativa di Tacna, figlia del leggendario Bernabé Portales y de los Ríos e di donna Francisca Rejas y Palza. Don Bernabé possedeva case e tenute nel secondo e terzo incrocio dell’attuale viale "Zela" e la signora Melchora gli portò in eredità la metà inferiore dell’isolato che circonda gli attuali viali "Zela", "Unanue", "Blondel" e "Inclán."
Don Silvestre e signora Melchora furono genitori di: Tomasa, Leonarda, María della Nieves, Silveria, Pedro, Bartola, Mariana, Angelo, Mariano e Francisco Gandolfo Portales, con nutrita ed importante discendenza. Esistono ancora a Tacna famiglie che portano questo cognome italiano.
Bayro era, tuttavia, una famiglia caratteristica di Arica, fondata da Don Pablo Francisco Bayro che era "... naturale della cittadina di Testigo, dell’episcopato di Albenga nella Repubblica di Genova..."(201). Venne da Cadice al Callao a bordo del "Nuestra Señora del Pilar". Arrivò in primo luogo a Tacna dove risedde due anni. Passò dopo a Moquegua dove visse un anno, in Potosí un altro anno e di lì ancora Tacna ed Arica.
Don Pablo Francisco Bayro "... morì di incidente nella rada di quel porto di Iquique..." (202) a bordo, "... nel mare facendo viaggio dal Callao verso questa città..."(203). Dettò il suo "... testamento davanti al Notaio del vascello e morì quando la nave entrava in porto",(204). Nel detto testamento designava il suo esecutore testamentario in Don Joseph Ximénez di Ororbia che era ad Arica Comisario del Sacro Mestiere dell’Inquisizione. Questo rinunciò a tale carico il 20 di novembre di 1759. Poco dopo, il 10 dicembre di 1759, davanti al notaio Don Thomás di Valencia, si fece l’inventario dei suoi beni. Allora si potè conoscere che questo genovese aveva ad Arica un fratello che aveva il nome italiano di Giovanni Battista,(205).
Bonfiglio segnala diverse tappe nel processo di immigrazione genovese. La prima, durante la colonia e primi anni della Repubblica, quando arrivano, nella sua maggioranza, marinai provenienti dai porti liguri. La seconda, a metà del secolo XIX, come conseguenza del boom del guano in Perù e dall’impoverimento dell’agricoltura delle valli dell’interno di Genova. Allora si stabiliscono nel Callao, Lima, Ica, Tacna e Trujillo, campagnoli poveri dei paesi dell’interno come "... Ucio, Cicagna, Cogorno, Carasco, Varese Ligure, etc." (206).
traduzione di Pietro Liberati
BIBLIOGRAFÍA
178) CÚNEO... Extranjeros (En: la “Revista Histórica”. Órgano de la Sociedad Peruana de Historia, tomo VI). p. 61
179) Loc.cit.
180) Loc.cit.
181) BONFIGLIO... Los Italianos en la Sociedad Peruana 2ª. Edición. Lima, Saywa, 1944. p. 21
182) CAVAGNARO... Materiales para la historia de Tacna, Dominación Hispánica (siglo XVI), tomo II, Fondo de Desarrollo Cultural de la Cooperativa “San Pedro de Tacna” Cuzzi Impresores 1988. p. 19
183) CÚNEO... Extranjeros (En: la “Revista Histórica”. Órgano de la Sociedad Peruana de Historia, tomo VI). p. 67
184) CAVAGNARO... Materiales para la historia de Tacna, Dominación Hispánica (siglo XVI), tomo II, Fondo de Desarrollo Cultural de la Cooperativa “San Pedro de Tacna” Cuzzi Impresores 1988. p. 29
185) Loc.cit.
186) CÚNEO... Extranjeros (En: la “Revista Histórica”. Órgano de la Sociedad Peruana de Historia, tomo VI). p. 65
187) Loc.cit.
188) CAVAGNARO... Materiales para la historia de Tacna, Dominación Hispánica (siglo XVI), tomo II, Fondo de Desarrollo Cultural de la Cooperativa “San Pedro de Tacna” Cuzzi Impresores 1988. p.35
189) DAGNINO... El Corregimiento de Arica, Arica, Imprenta “La Epoca”, 1909. p. 207
190) Ibid. p. 224
191) CÚNEO... Extranjeros (En: la “Revista Histórica”. Órgano de la Sociedad Peruana de Historia, tomo VI). p. 68
192) CÚNEO... Extranjeros (En: la “Revista Histórica”. Órgano de la Sociedad Peruana de Historia, tomo VI). pp. 68/69
193) ARCHIVO NACIONAL DE CHILE... Archivo Notarial de Arica. Volumen 2 Pedro Muñoz de Herrera (1620). f. 15
194) ARCHIVO DEPARTAMENTAL DE MOQUEGUA... Archivo Notarial. Diego Dávila. (1601-1604). f. 149
195) Ibid. f. 163
196) ARCHIVO NACIONAL DE CHILE.Archivo Notarial de Arica. Volumen35. osé María Paniagua y Jueces de Campo (1725-1776) f. 5
197) BONFIGLIO... Los Italianos en la Sociedad Peruana 2ª. Edición. Lima, Saywa, 1944. p. 28
198) Loc.cit.
199) ZIZOLD... Los Fernández de Córdova establecidos en el sur del Perú (En: Revista del Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas Nº14) p. 235
200) Loc.cit.
201) ARCHIVO NACIONAL DE CHILE. Archivo Notarial de Arica. Volumen 31 Sebastián Núñez Dávalos (-1750-) f. 608
202) ARCHIVO NACIONAL DE CHILE. Archivo Notarial de Arica. Volumen 31 Sebastián Núñez Dávalos (-1750-) f. 608
203) ARCHIVO NACIONAL DE CHILE. Archivo Notarial de Arica Volumen 31 Sebastián Núñez Dávalos(-1750-) f. 548v
204) ARCHIVO NACIONAL DE CHILE. Archivo Notarial de Arica Volumen 31 Sebastián Núñez Dávalos (-1750-)f. 608
205) ARCHIVO NACIONAL DE CHILE. Archivo Notarial de Arica Volumen 31 Sebastián Núñez Dávalos(-1750-)f. 548v
206) BONFIGLIO... Los Italianos en la Sociedad Peruana 2ª. Edición. Lima, Saywa, 1944. p. 50
http://www.peruan-ita.org/2005/cavagnaro.htm
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