TEÓFILO CASO: REPORTERO NATO
Lo  que consiguió con audacia total y evidente desparpajo profesional fue reafirmar  su condición de reportero nato al subirse a un avión luego de burlar por  completo a la policía y la seguridad, en el Aeropuerto Internacional Jorge  Chávez de Lima.  Allí  pasó como pasajero, sin serlo con todas las de ley. Lo  cierto es que fue el único que entrevistó, en exclusiva y en pleno vuelo a unos  30 mil pies de altitud, a un personaje de la política latinoamericana en el peor  momento de su vida. Cuando,  precisamente, se iba expulsada al exilio y a residir a tierras lejanas por  obligación de la fuerza bruta, emitida implacablemente, por la feroz dictadura  que recién comenzaba. Luego de la lamentable muerte trágica de su esposo que fue  Presidente de la República y la pérdida total del sistema democrático en su  país.
 El  periodista, Teófilo Caso Oré, tuvo que convertirse en nada menos y nada  más que polizón, con apenas 15 soles y 60 centavos en el bolsillo, unos 6  dólares de la época.  Sin pasaporte, visa u otro documento de  autorización.
  En  tal condición de riesgo total y jugándosela por entero, el reportero  viajó sin  el permiso de nadie y sorprendiendo a todos, de Lima a México.  Desde donde  envió el material conseguido de innegable valor noticioso que se publicó, en  edicion especial, en el diario “Correo” de Lima donde  trabajaba.
 Hortensia de Allende, con anteojos, a su llegada a México
HAZAÑA
 Así  logró  una hazaña periodística, sin precedentes, que hasta ahora no se ha vuelto  a repetir. Por ende, ni tampoco superar desde cuando ocurrió, el 15 de Setiembre  de 1973. La friolera de 39 años.
 Esta  fecha, definitivamente, es  memorable para el periodismo nacional porque  confirmó, por completo, a uno de sus mejores  sabuesos de la novedad. Con gran  valor, si lo comparamos con el oro, de kilates finísimos. Sobre todo, de  efectividad total.
 La  entrevistada fue Hortensia “Tencha” Bussi de Allende, la esposa del  Presidente socialista de Chile, Salvador Allende Gossens, a tan sólo poquísimos  días de ocurrido el golpe de estado que encumbró al dictador sanguinario,  Augusto Pinochet Ugarte, durante largos l7 años de opresión total  en contra del  pueblo mapochino.
Hortensia de  Allende, con anteojos, a su llegada a México
 Las  que captó Caso fueron sus primeras declaraciones. Las que salieron del corazón  impresionado completamente por el inicio de la barbarie. Las que le costaron  tanto porque nunca imaginó la reacción maligna, la maldad entera y el  enfrentamiento tan violento.
 EMOCION  Y ORGULLO 
 En  fin, el apresamiento constante y la persecución total de por medio. El dia del  golpe y los posteriores fueron de ansiedad, inestibilidad y miedo completo. Las  expresiones sinceras las decía “Tencha”, pasado el ventarrón trágico inicial.  Con mucha  tranquilidad. Pero también con firmeza, en medio del intenso dolor de  ver a su patria, enteramente, entregada a la dictadura  nefasta.
 Caso,  en entrevista exclusiva con “Miscelánea”, recuerda y cuenta,  detalladamente, todos esos momentos que le tocó vivir. Lo hace evidentemente con  mucha emoción y entero orgullo de reportero cuajado y periodista por sus cuatro  costados. Hombre decidido, hombre de pujanza total para conseguir primicias.  Hombre consagrado, periodista de los mejores.
 Remontémonos  a los dias previos al logro de la hazaña. Caso seguía, desde la redacción de  “Correo”, ubicada por aquella época en pleno centro de Lima en la Avenida Wilson  1256, en el viejo local del  colegio de La Recoleta, los acontecimientos  polítcos relacionados con la situación  de Chile.
  Era  su obligación y él con convicción pensaba que, de todas maneras, iba a ver  novedades posteriores muy importantes. Noticias de primera página.  Como así  fue.
 TELETIPOS
 “Mi  deber era estar a la expectativa durante mi turno de 4 de la tarde a 12 de la  noche, sobre todo en la sala de teletipos y telex. Por entonces, todavía no  había Internet. Las agencias de noticias internacionales, cuando estaban a punto  de trasmitir una noticia importante, nos alertaban con el ruido de timbres como  el de la bicicletas”, recuerda el reportero.
 Luego  añade a manera de explicación: “Si no existían novedades hasta la medianoche,   las agencias solían despedirse con un breve mensaje por teletipo que  generalmente decía: “cerramos la transmisión de hoy, hasta la hora de costumbre  de mañana  que se iniciará a las  6 a.m. Buenas  noches”.Mausoleo  de la Familia Allende Bussi(Foto de Geraldo Caso Bizama) Pocos  minutos antes de las 12 de la noche del sábado 15 de setiembre de 1973,  la  despedida  tue total, exceptuando a Ansa: medio internacional italiano que  permanecía en silencio. El redactor de turno, en  esta oportunidad Caso, no  podia abandonar la Redacción. Hasta que ocurriese el cierre de la transmisión  con el respectivo adios.
 De  un momento a otro y cuando ya parecía que no se registrarían  novedades, a las  12 y 15 pm ya  del domingo 16, sonó repetidamente el timbre de ANSA y en su  teletipo apareció este mensaje claro y preciso.
 CABLE  PRECISO
 URGENTE.  Santiago de Chile, 16 (ANSA). Un avión de Aeroméxico, enviado por el Presidente  de ese país, Luis Echevarría, acaba de despegar del aeropuerto de Pudahuel con  destino a México. Lleva 66 exiliados, entre ellos la viuda del Presidente  Allende. Hará escala de reabastecimiento en Antofagasta, Lima y  Panamá.
 En  esos momentos, las  rotativas del diario “Correo” imprimían el periódico a ritmo  febril. Era imposible detenerlas para incluir esta noticia que recién  llegó.  Adicionalmente,  había poquísimos trabajadores en los  talleres.
 Los  linotipistas, cajistas, ludistas y armadores se habían retirado ya, con minutos  de anticipación, para asistir a una recepción en la sede de la Federación de  Periodistas del Perú (FPP), con motivo del X aniversario de la fundación del  Sindicato de Trabajadores Gráficos de la Empresa Periodística Nacional (EPENSA),  editora de los diarios “Correo” y “Ojo”, incluidos los de la cadena en  diferentes ciudades del país.
 En  los talleres de “Correo”, sólo  se encontraban los maquinistas de las rotativas,  los empaquetadores y los despachadores de diarios. “Tan pronto como pude me fui  al local de la FPP. La fiesta estaba en todo su explendor. Me tome un par de  pisco sours a manera de brindis en honor de los agasajados y me serví para comer  dos tamales, escabeche de pollo en plato hondo y rematé con un suspiro a la  limeña”, cuenta  Caso rememorando aquella noche clave.
 AL  AEROPUERTO
 El  periodista, entre conversación, trago y trago, seguía pensando en el último  cable que leyó antes de salir de la redacción. Le daba vueltas y vueltas al  asunto.
 Hasta  que decidió cortar el festejo y dirigirse, a manera de iniciativa propia, al  aeropuerto para tratar de entrevistar a la señora Allende. Nunca pensó que sería  el único en conversar con ella. El aeropuerto es la voz. Ahí llegaría de todas  maneras.
 El  avión, un DC 9 “Sinaloa” XA- SOY de Aeroméxico, estaba aterrizando y repostando  con los motores y  luces apagadas. “Mientras cruzaba la sala de espera, un  colega Gerónimo Milla de Canal 5 de TV, estaba sentado con su cámara al costado.  Risueño y muy suelto de huesos, me dijo para fastidiarme: “Ya te fundiste cholo  (mi apelativo), Tencha ya dio su conferencia de prensa y subió al avión". Las  palabras de Milla me acicatearon y salí a la pista de aterrizaje”, relata  Caso.
Allende en el poder saludando desde la Moneda.
MULTITUD
 Existía  allí, a las  claras, mucha tensión  e incluso desesperación por conseguir la  noticia. Era, realmente, una multitud impresionante de periodistas nacionales y  extranjeros agolpada en una de las rampas del  Aeropuerto.
 Reporteros  por doquier con sus cámaras fotográficas  que se multiplicaban por completo. Lo  mismo pasaba con los de la radio y la  televisión. Todo listos, pero hasta ese  momento, nada en efectivo se conseguía.
 El  laberinto ocurrió porque muchos comunicadores no  pudieron viajar a Santiago,   en vista de que Pinochet prohibió la entrada o salida de cualquier aeronave a/o  de ese país. Ellos  pugnaban para que el funcionario de la Cancillería de  México, Licenciado Raúl Valdez, interceda ante “Tencha” para que baje un  momento, brinde declaraciones, le tomen fotos y la  filmen.
 El  diplomático fue terminante al explicar que el Gobierno del Perú, presidido por  el General Juan Velasco Alvarado, dio permiso exclusivamente para el  repostamiento de la nave. El avión estaba rodeado por policías, agentes de  seguridad del estado y vigilantes del aeropuerto.
 En  ese instante de entera tensión, el Corresponsal de la agencia cubana de noticias  “Prensa Latina” ingresó a la pista y agitando  su carnet rojo con la mano   izquierda en alto, trató de llegar hasta donde el Embajador, abriéndose paso a  empellones y exclamando que él tenia el derecho a entrevistar a la viuda  de  Allende porque “Cuba ha ayudado y seguirá ayudando a  Chile”.
 CALLADO
 Caso  estaba completamente callado, observando minuciosamente. Como siempre solía  hacer cuando cubría noticias. Pensaba para sus adentros y se decía asimismo:  “Acá no se conseguirá nada. No habrá conferencia de prensa”. Al instante el foco  se le prendió y pensó  con convencimiento total: “la única forma es meterse al  avión y luego bajar con la entrevista conseguida”. Seguían las voces, los  gritos. Las discusiones, los reclamos.
 Pero  en ningún momento proyectó ir a México. Le parecía una locura. Eso sí, la  entrevista era lo más  importante. Tales eran sus pensamientos cuando decidió  subir a la nave. Nada más. Pero el hombre propone y Dios dispone  Los hechos que  se desencadenaron, posteriormente, dieron lugar al viaje. “Me convertí en  polizon sin quererlo”, dice Caso risueñamente.
 Un  policía  con cara muy seria y de pocos amigos, atenazaba con sus extremidades  superiores, los pasamanos de la escalera delantera del avión. Momentáneamente  las soltó y trató de llegar donde estaba el diplomático para  protegerlo.
 SEGURO 
 Caso,  muy seguro de si mismo, aprovechó esta circunstancia. Cuando el policia abandonó  su puesto en la escalera, él se dirigió hacia el interior del avión.
 Comenzó  a subir, paso a paso, la escalera de la aeronave, despacio para no llamar la  atención. Mimetizado  como guardaespalda de ministro o algo parecido. Nadie lo  pescó, nadie se dio cuenta y logró ingresar.
  Placa  recordatoria de la muerte  del Presidente.
 El  periodista recuerda, claramente, lo que vio al interior de la nave: “Todo era  penumbra por falta de electricidad.  Afuera, la copiosa neblina invernal hacía  más oscura la noche. Empecé a caminar adentro  por uno de los pasillos donde  algunos de los pasajeros estaban de pie”.
 Con  admirable memoria, sigue relatando: “Seguí avanzando con dificultad porque en el  pasadizo habían niños jugando. Caminaba despacio, tratando de localizar a  “Tencha”. Muchos pasajeros dormían con las mantas cubriéndose el rostro, lo que  hacía mucho más difícil mi cometido”.
 CAMUFLADO
 Llegó  hasta la puerta posterior del aparato como un pasajero más. Se había camuflado  perfectamente. Muy cerca estaban las tres guapas aeromozas cuyos nombres eran:  Odette Walley Martinez, Lucrecia Lafarga Hernández y Reyna Arriola  Pacheco.
  A  ellas, el reportero, muy suelto de huesos y con una seguridad impresionante, les  preguntó por la señora Allende. La más solicita y bonita, le respondió: “está  adelante, en la primera fila. Lado izquierdo, junto a la  ventanilla”.
 Cuando  se dirigía al lugar indicado, sin desesperarse, se encendieron los motores del  avión y se prendieron las luces interiores. El Comandante de la aeronave,  Alejandro Luna Sotura, dijo por los altavoces: “A los señores pasajeros que se  encuentran de pie se les ruega tomar asiento y abrocharse los cinturones. Vamos  a despegar en breve. Muchas gracias”. No habia otra. El viaje de “pavo”,   inminente. Era ya  de día.
 Caso,  sin titubear, se sentó en el primer asiento desocupado de la penúltima fila,  junto al pasillo, lado derecho. El avión llevaba 14 tripulantes, 68 pasajeros  incluidos Tencha y el periodista que era el pasajero 68, polizón. Muchos  asientos estaban desocupados.
El  periodista al lado de las placas en memoria de Allende. CALOR
 Después  de despegar y atravesar el gran techo de nubes muy cerca del cielo infinito, los  pasajeros vieron la luz solar en su explendor. Todos empezaron a sentir calor e  inmediatemente sirvieron el desayuno cuando se volaba sobre las costas de la  ciudad peruana de Trujillo. El reportero tenía hambre. Los primeros alimentos  del dia, lo tranquilizaron por completo.
 “Como  hacia calor aflojé el nudo de mi corbata y me quité el saco acomodándolo en la  parte superior de mi asiento. Viajaba despierto mirando adelante y tratando de  localizar a Tencha y su hija Isabel Allende”, dice Caso.
  En  esos dramáticos momentos, el periodista poquísimo hablaba para no delatarse con  su inconfundible acento peruano. Los pasajeros en su gran mayoria eran chilenos,  cubanos y  mexicanos.
 Sin  embargo, en el avión también iba a bordo la peruana Amanda Gallástegui de  Mariscal y sus dos hijos. Ella dijo que era de Miraflores y que sus familiares  vivían  en la Avenida Larco, cerca al Parque Salazar. La compatriota, luego de  ser interrogada por Caso, declinó comentar dónde y cómo vivió el dia del golpe,  el 11 de setiembre.
 EL  EMBAJADOR
 Para  facilitar la entrevista con Tencha, el reportero localizó en un asiento de la  primera fila al Embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá. Habia  asientos desocupados y ocupó uno de ellos. Saludó al diplomático, expresándole  su pesar por lo que ocurría en Chile
 El  contacto se estableció y la conversación se extendió. De rato en rato, ambos  intercambiaban cigarrillos y fumaban. Mientras tanto, “Tencha” dormía, sin  ningún problema. Hasta que, súbitamente, despertó. El periodista aprovechó para  saludarla, con un leve movimiento de la cabeza. La señora Allende le respondió  de igual manera.
 Desde  ese momento no se despegó del diplomático y decidió entrevistarla a mitad de  camino entre Panamá y México. Lugar que resultó el espacio aéreo  de Guatemala,  según le confirmó uno de los amables tripulantes que no tuvo inconveniente de  mostrarle un gran mapa de papel donde aparecía América Latina. “Cuando estemos  volando sobre Guatemala me avisa, por favor, le dije. El asintió moviendo la  cabeza afirmativamente”, cuenta Caso.
 Decidió  abordar a Tencha en ese momento a mitad del camino entre Panamá y México en  vista de que el periodista creia, de ser descubierto, que era más fácil que lo  lleven a este último país y no que el aparato de media vuelta y regrese para  “desembarcarlo” en el aeropuerto panameño de Tocumen.
 La Moneda en llamas. LA  ABORDA
 Cuando  Caso supo que  faltaba poco para llegar al destino decidió abordar a la que fue  primera dama de Chile. La situación se facilitó porque su hija Isabel Allende se  paró con una pequeña niña, rumbo al baño.
  Aprovechó  esa circunstancia y se acercó a la viuda de Allende. Le expresó su pesar por la  muerte de su esposo y, en esta oportunidad, se presentó como periodista peruano  que quería entrevistarla.
 La  dama chilena le preguntó en que periódico se publicaría la entrevista y cuál era  su orientación política. El reportero respondió que se publicará en  la cadena  de diarios de EPENSA que edita los matutinos independientes denominados “Correo”  en las ciudades de Arequipa, Piura,  Huancayo Tacna y Lima, además del tabloide  “Ojo”. Le explicó también que “Correo” de Tacna circula en Arica. Comenzó la  entrevista.
 La  primera pregunta del reportero vino de inmediato y a boca de  jarro:
 -Realmente  circulan tres versiones acerca de la muerte de su esposo: que se suicidó, que  murió en combate y que fue asesinado. ¿Cuál es la versión que tiene visos  enteros de verdad?
 PRECISION  HISTORICA
 -“Salvador  se inmoló. El se suicidó. No quería un derramamiento de sangre. Fue traicionado.  Dijo que no iba a abandonar el Palacio de la Moneda porque eso sería traicionar  al pueblo, declaró con mucha seguridad “Tencha”.
Por aquí salieron los restos del mandatario. Luego  reveló que el Presidente Allende tenia información confidencial  de que “los  golpistas querían capturarlo vivo para humillarlo paséandolo desnudo y esposado  por la Alameda Bernardo O`Higgins, una de las principales de la capital  chilena”.
 Recordó  que, el 11 de Setiembre de 1973, durante su última conversación con el entonces  gobernante de su país poquísimos minutos antes en que el Palacio de la Moneda  sería bombardeado, él le recomendó que abandone la residencia presidencial de  Tomas Moro. Felizmente, porque este último lugar también fue atacado. Bestias  los golpistas.
  Entonces,  ella se marchó a bordo de un automóvil, en busca de refugio, a la casa del  Economista Felipe Herrera, ex Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo.  Ahí se encontró con su hija Isabel, con quien viajó al  exilio.
 El avión partió de Pudahuel, Santiago, a las  12.15 am del día 16, hora chilena y aterrizó en el terminal aéreo de  México a las 15.15 pm del mismo 16, hora mexicana, después de un vuelo de 3 mil  700 millas cubierto en 15 horas.
 JOLGORIO
 La  aeronave llegó al Jorge Chávez de Lima a las 5.45 de la mañana (hora local)  donde el Comandante FAP Jorge Lastres, Edecán del Presidente Velasco, le dio el  pésame. Después de reabastecerse de  combustible, el avión reanudó vuelo rumbo a  Panamá. Una escala técnica para repostar nuevamente.
 En  el aeropuerto de Tucumen, la señora Allende fue saludada por el Vicecanciller  panameño, Carlos Osores Tipaldo. El Director de Ceremonias y Protocolo, José  Manuel Watson, le dio el pésame a nombre del mandatario de ese país, Omar  Torrijos.
 Cuando  en el vuelo  ingresó al  espacio aereo mexicano, el avión se convirtió en un  jolgorio generalizado. Los viajeros saltaron de euforia, se abrazaron. Pero  también lloraron de emoción. Había pues, indistintamente, alegría y  dolor.
  Lo  primero por haber llegado a un pais libre y democrático. Lo segundo por lo que  habian dejado a sus seres queridos  en Chile que sufrian intensamente. Ellos  exclamaron repetidamente: ¡Viva Chile!, ¡Viva México!, ¡Viva el Presidente  Echevarria!, ¡Viva Allende!
 Cuando  el avión se detuvo, la ex primera dama de Chile fue la primera en descender por  la escalerilla delantera, siendo recibida por el primer mandatario mexicano Luis  Echevarria y miembros del Cuerpo Diplomatico.
 Estatua del  Presidente en la Plaza Constitución de Santiago
 (Foto Geraldo Caso  Bizama)
  EUFORIA
  Los  demás exiliados bajaron por una puerta posterior y abordaron cuatro autobuses  azules que los condujeron a su alojamiento. Tencha y su hija Isabel se alojaron  en la residencia del Embajador de Chile en México.
  En  el aeropuerto mexicano, la viuda de Allende fue recibida con gran euforia por  centenares de personas Muchas de las cuales portaban retratos del primer  gobernante socialista chileno.
 ”Yo  ingresé a la Sala de Prensa del aeropuerto sin que nadie me pidiera pasaporte,  confundido con la comitiva oficial encabezada por el Presidente Echevarría,  quien  avanzaba al lado de “Tencha”, a cuya espalda caminaba empujando con mis  codos al gentío que trataba de acercarse a ella. Como si fuera su guarda  espalda” No le quedaba otra al reportero
 En  la sala de prensa, la señora Allende habló poquísimo y su conferencia de prensa  fue brevísima. La misma que terminó cuando un reportero le preguntó: realmente  ¿Cómo murió su esposo?
 DOLOR
 Tencha  no despegó los labios y empezó a llorar. Inmediatamente, el Presidente  Echevarria se puso de pie y  dijo: “Señores periodistas, comprendan el dolor de  la Primera Dama de Chile y les ruego no hacer más  preguntas”.
 Por  su parte, Caso ingresó a una sala del aeropuerto azteca de donde se comunicó  telefónicamente con el Director de Associated Press (AP) en México, Charles  Green. Le  contó su aventura y le pidió apoyo para transmitirla a “Correo” de  Lima, suscriptor de tales servicios noticiosos. Lo que, inmediatamente, fue  concedido.
 En  todo México se celebraba el aniversario de la Independencia nacional. El  reportero abordó el primer  microbus que se presentó y el conductor le dijo que  le  cobraría 50 dólares por ser feriado.
 “Acepté  sin vacilar porque debía llegar a la oficina de la AP cuanto antes. En el  trayecto relaté que habia llegado con los  refugiados. Al mexicano, le emocionó  mi aventura y luego de hablar de futbol recordando a las estrellas peruanas como  Cubillas, cuando tenia que pagarle, el chofer tuvo una actitud que me emocionó:  “ándele mi cuate usted es peruano y por la fiesta nacional de mi país no le voy  a cobrar”, relata Caso.
 EN  AP
 Cabe  precisar que el reportero casi no tenia un centavo en el bolsillo. Había pensado  en pedir prestado a sus colegas de AP. No fue necesario por la actitud solidaria  de aquella persona.
 Al  acercarse a las oficinas de AP, ubicadas en el Paseo de la Reforma 46, Cuarto  Piso, encontró   a Green que, sin decirle ni una palabra, le señaló una maquina  de escribir sobre una mesa amplia en la que habia porciones de pizas humeantes,  trozos de carne asada, empanadas, bebidas y café.
 Luego  recien habló: “Escribe lo más rápido que puedas y  pasas a  mi oficina a  conversar”, le dijo. Luego se fue.
  Caso redactó seis artículos que, de inmediato,  rebotaron a todo el mundo. “Me llamó  la atención que Green puso una nota de  redacción en la información principal que decía textualmente que yo la había escrito  exclusivamente para AP, tras entrevistar a la señora Allende. “No era así. Yo  lo había hecho para Correo de Lima, que es completamente  distinto”, explica. En fin, gajes del oficio.
SALVOCONDUCTO
 El reportero pasó a las ofIcinas de Green y le contó  las peripecias vividas. Sin que le pidiera nada, el gringo abrió uno de los  cajones de su escritorio y sacó una cantidad de dólares para los gastos  iniciales del periodista peruano. A renglón seguido, le consiguió alojamiento en el Hotel  Casablanca.
 Con  la ayuda del Embajador Peruano, Alfonso Benavides Correa y de la Consul Luzmila  Ichikawa, el Gobierno mexicano le otorgó un salvoconducto permitiéndolo  permanecer en  México hasta el 21 de setiembre de 1973.
El salvoconducto mexicano
El periodista, durante los días que le quedaban para finalizar su aventurada  travesía, visitó muchos lugares culturales y turísticos. El Museo de Arte  Contemporáneo, el Arqueológico, la Basílica de la Virgen de Guadalupe y la  famosa avenida Garibaldi, donde noche a noche se congregan decenas de conjuntos  de mariachis que intepretan rancheras, corridos, huapangos y todo lo que el  público pide.
 Tambien  fue al famosísimo Tenampa, un bar antiguo donde se filmaron muchas películas en  la época de oro de  Jorge Negrete, Pedro Infante y Chavela Vargas. En las  paredes del establecimiento se encuentran las firmas de sus concurrentes como:  Mario Moreno “Cantinflas, Charles Chaplín, los artistas mexicanos conocidos  como: “Chicote” y Chaflán, entre muchos otros más.
 Mientras  que en las inmediaciones de este bello lugar se  encuentra el “Quinto Patio”,  sector donde vive gente de clase media que sirvió de inspiración para un famoso  bolero del mismo nombre, cuyas primeras letras dice: “Por vivir en Quinto Patio  desprecias mis besos”.
 FUTBOL
 Aprovechó  de asistir al Estadio Azteca donde vio el partido de futbol en que el  Seleccionado de Chile venció al de México por 2 goles a 1, con anotaciones de  Carlos Caszeli. El encuentro fue dirigido por el árbitro peruano, Arturo  Yamasaki.
 Por  esa curiosidad propia de  los reporteros, Caso conversó con el Director Técnico  del Seleccionado Chileno, Luis “Zorro” Alamos, preguntándole: ¿Qué fórmula  empleará para derrotar a los soviéticos, durante las eliminatorias para el  Mundial de 1974 en Alemania?
 La  respuesta del entrenador vino de inmediato: “Buscaremos sólo un empate puesto  que en el encuentro de vuelta, en Santiago, los haremos papilla”.  El objetivo  se cumplió en forma distinta. El partido entre Chile y la Unión Soviética jugado  en el Estadio Lenín de ese país presenciado por unos 60 mil aficionados, terminó  empatado 0-0.
 “CHAMACO”
 Lo que no pudo realizarse fue el encuentro de  revancha. La Unión Soviética decidió no presentarse, aduciendo que el Estadio  Nacional de Santiago había sido manchado por la sangre de miles de inocentes, en  alusión a los muertos desaparecidos y detenidos por la dictadura de  Pinochet.
 En  esa oportunidad, el equipo mapochino salió a la cancha y constatando la ausencia  de sus rivales, ganó por Walk Over. Empero, el capitán del conjunto de casa,  Francisco “Chamaco” Valdéz, anotó simbólicamente el gol de honor, resultado con  el cual Chile participó en la competencia mundial.
 El  retorno de México a Lima fue realmente apoteósico. Lo esperaron sus compañeros y  colegas del diario “Correo”, otros comunicadores de diferentes medios e incluso  sus paisanos de Matahuasi, comprension del departamento de  Junín.
 Lo  recibieron con bombos  y platillos e incluso lo cargaron en hombros y lo  llevaron así hasta el mostrador de llegadas internacionales, donde entregó el  salvoconducto. Alli estaban, felicitando al reportero, los periodistas: Luis  Figueroa, Fidel Méndez, Rodolfo Orozco, Julio Higashi, Armando Galindo, Raúl  Ruesta, Luis Lam Otiniano, José Mujica Málaga, Luis Cabrera Luza, Alejandro  Abanto  y muchos más.
 Apoteósico  recibimiento en Lima
  SORPRENDIDO
 Caso sorprendido y humilde como es, un  tanto tímido y avergonzado,  preguntó al fotógrafo Víctor Medina: ¿Qué personalidad habrá venido  que no me he dado cuenta? “Tu pues cholo, felicitaciones, le dijo el reportero  gráfico.
 Por  la hazaña realizada, ofreció una conferencia de prensa en la sala de espera del  Aeropuerto que duró una hora. Por la noche, fue entrevistado vía  Canal 5 TV por  Humberto Martínez Morosini y la famosa nadadora que se desempeñaba como  reportera, Consuelo Changanaquí.
Entrevistado en la  TV por Concho Changanaquí
  Cuando  retornó al local de Correo conversó con los dueños y directivos del periódico,  quienes lo felicitaron y, a renglón seguido, le anunciaron un significativo  aumento de sueldo.
 Por  su parte, los homenajes no se hicieron esperar. El más importante el de  La  Federación de Periodistas del Perú (FPP) que lo declaró “El Periodista del Año  1973” y lo condecoró con una medalla de oro que le fue impuesto en el Congreso   realizado en Tacna, a pedido del Círculo de Reporteros de Radio América y Canal  4 TV.
Paz lo condecora  con la medalla de oro
  Quien  lo condecoró fue el Presidente de la entidad de aquel entonces, Carlos Paz  Cafferata Había triunfado por completo. Bien hecho, señor reportero. Recordar es  volver a vivir. (Edgardo de Noriega)