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ESPIRITUALIDAD Y COMUNICACIÓN

PAPA FRANCISCO: ES MENTIRA QUE HAYA VIDAS NO DIGNAS DE SER VIVIDAS El mensaje del Papa para la próxima Jornada Mundial del Enfermo

PAPA FRANCISCO: ES MENTIRA QUE HAYA VIDAS NO DIGNAS DE SER VIVIDAS

El mensaje del Papa para la próxima Jornada Mundial del Enfermo

“El tiempo que se pasa junto al enfermo es un tiempo santo” - afirma el Papa Francisco – “es alabanza a Dios, que nos conforma a la imagen de su Hijo, el cual ‘no ha venido para ser servido, sino para servir’”.
 
El Pontífice, enmarcando el tema en la perspectiva de la sabiduría del corazón, habla del “valor del acompañamiento, con frecuencia silencioso, que nos lleva a dedicar tiempo” a los enfermos, los cuales “gracias a nuestra cercanía y a nuestro afecto, se sienten más amados y consolados. En cambio, qué gran mentira se esconde tras ciertas expresiones que insisten mucho en la ‘calidad de vida’, para inducir a creer que las vidas gravemente afligidas por enfermedades no serían dignas de ser vividas”.
 
Hacerse cargo del otro
 
Nuestro mundo, subraya, “olvida el valor especial del tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimensión de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro. En el fondo, detrás de esta actitud hay frecuencia una fe tibia, que ha olvidado aquella palabra del Señor, que dice: ‘A mí me lo hicisteis’”.
 
Salir de uno mismo hacia el hermano
 
Por esto, el Papa recuerda una de sus frases de la encíclica Evangelii Gaudium: “la absoluta prioridad de la "salida de sí hacia el otro" como uno de los mandamientos principales que fundan toda norma moral y como el signo más claro para discernir acerca del camino de crecimiento espiritual como respuesta a la donación absolutamente gratuita de Dios”.
 
Compartir, no juzgar
 
La caridad, por tanto, añade el Mensaje, tiene “necesidad de tiempo. Tiempo para curar a los enfermos y tiempo para visitarles. Tiempo para estar junto a ellos”. Pero no hay que hacer como los amigos de Job, que en realidad juzgaban al enfermo bajo la apariencia de la amistad: “pensaban que su desventura era el castigo de Dios por una culpa suya. La caridad verdadera, en cambio, es participación que no juzga, que no pretende convertir al otro; es libre de aquella falsa humildad que en el fondo busca la aprobación y se complace del bien hecho”.
 
El misterio del sufrimiento
 
La experiencia del sufrimiento – escribe el Pontífice – “encuentra su respuesta auténtica sólo en la Cruz de Jesús, acto supremo de solidaridad de Dios con nosotros, totalmente gratuito, totalmente misericordioso. Y esta respuesta de amor al drama del dolor humano, especialmente del dolor inocente, permanece para siempre impregnada en el cuerpo de Cristo resucitado, en sus llagas gloriosas, que son escándalo para la fe pero también son verificación de la fe”.
 
Así – prosigue el Papa – “las personas sumidas en el misterio del sufrimiento y del dolor, acogido en la fe, pueden volverse testigos vivientes de una fe que permite habitar el mismo sufrimiento, aunque con su inteligencia el hombre no sea capaz de comprenderlo hasta el fondo”.
 
Camino de santificación
 
El Papa Francisco recuerda en su mensaje a los muchos cristianos que “dan testimonio también hoy, no con las palabras, sino con su vida radicada en una fe genuina”; esas personas “que están junto a los enfermos que tienen necesidad de una asistencia continuada, de una ayuda para lavarse, para vestirse, para alimentarse”.
 
“Este servicio, especialmente cuando se prolonga en el tiempo, se puede volver fatigoso y pesado. Es relativamente fácil servir por algunos días, pero es difícil cuidar de una persona durante meses o incluso durante años, incluso cuando ella ya no es capaz de agradecer. Y, sin embargo, ¡qué gran camino de santificación es éste!”
sources: RADIO VATICANO

Las previsiones de la Biblia para el año 2015

Amor, salud, viajes... ¿qué nos dice la Sagrada Escritura?

Al principio de cada nuevo año pasa siempre lo mismo: en la TV, en los periódicos, en la radio somos literalmente inundados por las previsiones de astrólogos y adivinos. Pero dado que la única verdadera profecía está contenida en la Biblia, hemos decidido ofreceros las previsiones de la Sagrada Escritura para este nuevo año.
 
Si habéis nacido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre, entonces estáis bajo la influencia de la "gracia de Dios, portadora de salvación para todos los hombres" (Tito 2, 11).

Actualidad: "Oiréis hablar de guerras y rumores de guerras. Mirad no os alarméis; es necesario que todo esto suceda, pero no es aún el fin" (Mateo 24,6); "Mientras tanto se anunciará el evangelio del reino a todo el mundo, para que sea dado testimonio a todos los pueblos; y entonces vendrá el fin" (Mateo 24,14).

 
 
Fortuna: La estrella de la mañana es Jesucristo, ya que "gracias a la bondad misericordiosa de nuestro Dios,  [...] nos visitará el sol que nace de lo alto" (Lucas 1,78).
 
Amor: Vuestra felicidad reside en ser amados por Dios y en amarlo a vuestra vez, pues “ni lo presente ni lo futuro, ni la altura ni la profundidad, ni otra criatura alguna nos podrá separar jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Romanos 8,39).
 
Vacaciones: "El Señor vela sobre ti, cuando entras y cuando sales, ahora y por siempre" (Salmo 121,8).

Salud: "Cierta es esta palabra:  Si morimos con él, viviremos con él" (2 Timoteo 2,11); "No os angustiéis por nada, pero en toda necesidad exponed a Dios vuestras peticiones, con oraciones, súplicas y acciones de gracias" (Filipenses 4,6).
 
Dinero:  “Mi Dios, a su vez, colmará todas vuestras necesidades según su riqueza, con magnificencia en Cristo Jesús" (Filipenses 4,19), "pues he aprendido a bastarme a mí mismo en toda ocasión" (Filipenses 4,11).

Imprevistos: "Por lo demás, sabemos que todo concurre al bien de los que aman a Dios, los que han sido llamados según sus designios" (Romanos 8,28); "¿Qué diremos por tanto al respecto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Romanos 8,31).



Estas enseñanzas no están ligadas a influencia lunar alguna. Hacedlas vuestras siempre, en cualquier lugar y situación.
¡Id y vivid con la paz y la alegría del Señor!
Por padre Antonio Feghali

Propósitos de Año Nuevo, ¿sientes emociones o tienes proyectos?

Empieza el 2015 con buen pie: Si dejas que la sabiduría de Dios te ayude, tendrás mejores resultados

Una nueva oportunidad
 
Iniciar un nuevo año no debe ser únicamente acostarse por la noche para levantarse al día siguiente, ni cambiar el calendario viejo por el nuevo. El inicio de un nuevo año constituye una oportunidad para hacer proyectos de vida, fortalecer lo positivo o hacer grandes cambios para sacar de nuestra vida lo que es destructivo. No es la vida la que nos marca lo que tenemos que hacer, somos nosotros los que dirigimos la vida y le damos sentido. Nosotros somos los responsables de construir el presente y el futuro.

¿Cómo construir un Año Nuevo?
 
Si dejamos que la sabiduría de Dios nos ayude, tendremos mejores resultados. Para ello podemos tomar en cuenta lo que Jesús nos dice en el evangelio de Mateo 7,21,24-29. La primera parte nos recuerda que las palabras no son suficientes para tener logros.

Es muy fácil hablar, prometer, decir propósitos, pero lo difícil es ponerlos en práctica. Quizá por eso hay tantas personas que hacen buenos propósitos, pero nunca los ven realizados. Bien decía Jesús: “No todo el que me diga ‘Señor, Señor’, entrará  en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”

Las obras son fundamentales
 
“Los propósitos y la oración van acompañados de obras”. Con estas palabras comprendemos perfectamente que no es suficiente hacer oración o invocar el nombre de Dios para transformar la vida o hacer frente a los retos  y obstáculos. Hacer un propósito o invocar el nombre de Dios exige tener una actitud de esfuerzo, trabajo y disponibilidad que convierten los pensamientos en acciones.

Lo fácil o lo difícil
 
Lo fácil no cuesta trabajo, no exige constancia ni esfuerzo. Quizá por eso la mayoría de las personas buscan ese camino y se conforman con pocos resultados. Es más fácil estar descansando que hacer algo de provecho; es más fácil pasar año con 6 de calificación que obtener un 10; es más fácil tener la casa sucia que arreglada y presentada; es más fácil relacionarse sólo con los que me caen bien que ampliar mi grupo de conocidos; es más fácil ver la televisión que leer un libro; es más fácil salir a jugar que estudiar o tomar un curso; es más fácil hacerse una operación de liposucción que hacer ejercicio; es más fácil divorciarse que luchar por el matrimonio; es más fácil alimentar sólo el cuerpo que el espíritu.

Muchos buscan siempre lo más fácil, lo más cómodo, pero ese no es el camino del éxito ni del crecimiento. Así lo expresa Cristo cuando dice: “El que escucha mis palabras y no las pone en práctica, se parece a un hombre necio que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente”.

Construyendo sobre arena
 
Construir sobre arena es fácil. No es necesario hacer una excavación, no es necesario picar piedra. Esa frase representa a quienes quieren obtener algo rápido y sin esfuerzo. Lamentablemente, los resultados de una actitud así no son los mejores. Cristo lo advierte cuando compara la destrucción y ruina de una casa, con el desmoronamiento o ruina a la que llegan muchas personas en su vida por haber buscado un camino fácil.

En estos días de inicio de año no faltan algunos cristianos que buscan el éxito de un nuevo año sólo haciendo oración el día último o el día primero, pero todo el año se olvidan de Dios. Tampoco faltan los cristianos que, por ignorancia, creen que siguiendo determinados rituales mágicos estará seguro y mejor el nuevo año.

Así, se comen las 12 uvas, se ponen ropa interior roja, prenden velas doradas, colocan cuarzos, colocan figuras de borregos en su casa, pasean maletas, etc. Esperan grandes cambios, pero al cimentar su futuro en supersticiones que son como arena, terminan sin recibir nada, con sus ilusiones y esperanzas destruidas, con el ánimo por los suelos y abatidos por los problemas y dificultades que, como los huracanes y sismos, destruyen las casas mal construidas. ¿Valdrá la pena preparar y provocar nuestra destrucción?
http://www.aleteia.org/es/

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