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ESPIRITUALIDAD Y COMUNICACIÓN

El mito de la “exclusividad” del DON DE CONTINENCIA de Jose Tapia

El mito de la “exclusividad” del DON DE CONTINENCIA

Comúnmente se oye decir “los que NO tienen don de continencia se deben casar, y los que sí tienen, serán célibes (solteros)”, entendiéndose que la “continencia” sea un “don espiritual” que solo han de tener los que tomarán el CELIBATO. Pero si vamos al Texto Bíblico veremos que no es tanto así.
Si bien para el creyente todo lo que recibe de Dios es un DON (= regalo), la Biblia nos dice que hay dones y hay FRUTOS (= resultados). ¿Dónde se halla la “continencia”?  1ª Cor 7:6-7 dice:
“Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les sería quedarse como yo; pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.”
Lo que dice el texto literalmente es “Si no se contienen, (o se auto dominan) cásense”. El verbo que se usa es enkrateúomai = autodominarse (ejercer el dominio propio) ¿Quiere decir que es correcto que haya cristianos que no tengan ‘dominio propio’? Veamos el sentido de lo que dice:
El pasaje empieza diciendo  “Acerca de lo que me habéis preguntado”, entendiéndose así que las recomendaciones fueron dadas en base a la realidad INMADURA de los miembros de esa iglesia (1ª Cor 3:1-3). De modo que aquello  que les dice es una concesión por su inmadurez espiritual que no solo se manifestaba por sus peleas y divisiones, sino también por su falta de Dominio Propio. (En 7:5, Pablo les recuerda su falta de dominio propio [“vuestra incontinencia”]).
El Dominio Propio es un fruto que debemos tener todos los creyentes. No Podemos TENER todos los dones espirituales (1ª Corintios 12), pero SÍ debemos tener TODOS los Frutos del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Por ejemplo, no todos pueden hablar en lenguas, pero SÍ todos deben tener AMOR (un fruto)y los demás frutos.
Así que, sabiendo que el Dominio Propio (Templanza o Continencia) es un fruto espiritual, no podemos decir que solo algunos deben tenerlo y ejercerlo, sino que TODOS los creyentes tenemos la responsabilidad de desarrollarlo en nuestra vida espiritual. El Dominio Propio nos servirá no solo para nuestra soltería sino también cuando estemos casados(as), pues así tendremos una mejor interrelación personal y seremos más FIELES. Y asíí como es un requisito para el LIDERAZGO en el Ministerio (Tito 1:8), debe también serlo para poder casarse.
Pidamos al Señor que nos ayude a desarrollar este fruto espiritual tan necesario para todos, y ejercitémoslo  para avanzar en la madurez espiritual.
 Bendiciones

José Tapia
http://www.facebook.com/#!/notes/jose-tapia/el-mito-de-la-exclusividad-del-don-de-continencia/3964109951480    

ΔЄΚΑΛOΓΟC (Dekalogos*) –El Decálogo y el Evangelio -El proposito de la ley

de Jose Tapia

Sabemos que el Decálogo de Éxodo 20 no es toda la Ley ni todos los mandamientos que hay en la Biblia, y que ni es el resumen de toda la Ley. Pero  veremos que sí tiene el mismo propósito que todas las demás leyes: Llevarnos a Cristo y Su Evangelio.

Todo incumplimiento de la Ley se considera ‘pecado’ (1ª Juan 3:4). Y el cumplimiento que se nos pide es TOTAL (Sant 2:10-11), no dándose por mayoría simple (o sea, si de cien, cumplo ochenta, estoy aprobado).  

En el Nuevo Testamento también encontramos más mandamientos que nos dio el Señor Jesús directamente y mediante los apóstoles. Estos mandamientos u ordenanzas son Normativos para la iglesia cristiana. El Evangelio viene a ser la última revelación dada al hombre.

El apóstol Pablo expresó que la Ley es ‘espiritual’ y él (el ser humano) es ‘carnal’, habiendo un contraste entre ambas naturalezas (Rom 7:14). Pero también afirmó que la Ley tuvo –y tiene- una función principal e inmediata que es ‘hacernos conocer qué es pecado’. De modo que la Ley, al hacernos conocer que estamos pecando, nos hace -culpables- porque nos deja sin excusa para decir “no sabia que era malo”.

En Romanos 10 nos habla del propósito de la Ley: Llevarnos a Cristo (10:4). Pablo explica que ahí estuvo el error de los judíos. La Escritura decía: “El hombre que haga estas cosas vivirá por ellas” (Rom 10:5; Lev 18:5). Y ellos pensaban que al cumplir los mandamientos serian declarados ‘justos’ ante Dios, pero sin entender el propósito verdadero de la ley. De modo que no habiendo NADIE capaz de cumplir a cabalidad, se crearon reglamentos que interpretaban el supuesto cumplimiento de la ley (10:3).  

La ley (todo mandamiento) cumple su propósito en nosotros cuando nos damos cuenta de que no somos capaces de cumplirla. Esto nos lleva a reconocer que NECESITAMOS AYUDA de Alguien para cumplirla y/o para quedar ante Dios como CUMPLIDORES. Por eso se nos demanda CREER (tener fe, confiar) en Alguien capaz de cumplirla por nosotros. Y ese Alguien es Cristo Jesús, quien no solo cumplió por nosotros, sino que nos libra de la culpa por haberla incumplido, y nos envía a otro Alguien (el Espíritu Santo) para ayudarnos a cumplir conforme al real significado de toda la Ley.

Si pensabas que era imposible cumplir con Dios, tenías razón. Pero si pensabas que eras CUMPLIDOR solo mediante tus esfuerzos, tal vez te auto engañabas, porque Dios que es Santo y Perfecto no quiere un cumplimiento a medias. Por eso vino Cristo Jesús para declararnos CUMPLIDORES ante Dios y librarnos de la culpa.

Confía en Él y entrégale tu vida, si todavía no lo has hecho. Aprovecha esta oportunidad para arrepentirte y empezar una nueva vida, según la voluntad del Señor, por medio de la fe y una oración en la que le digas “Yo me someto a ti, Señor Jesús, sálvame”. Así cumplirás la voluntad del Señor, creyendo y obedeciendole según el Evangelio.

“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor[e] y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” (Rom 10:9)

“Todo aquel que en Él creyere, NO será defraudado” (Rom 10:11)

 Que la Gracia del Señor Jesucristo se manifieste en tu vida

Bendiciones

 José Tapia Quenta

 

ΔЄΚΑΛOΓΟC (Dekalogos*) – 10 principios – No Codiciarás, el 10º Mandamiento ¿Qué quiere decir?

de Jose Tapia

En primer lugar el  codiciar  es ‘desear algo agradable’ (generalmente algo indebido) y, según sus diversos usos, llega a significar no solamente un mal deseo, sino el impulso interior que lleva a la acción de apropiarse en forma indebida de lo ajeno. Por tanto la codicia no es la acción sino el ‘deseo’ que motiva una acción.

 La ‘Codicia’ estuvo desde el principio, cuando Eva codició el fruto y su beneficio que le parecía dar (la sabiduría que en ese momento les estaba restringida). En esa época no era pecado aún (pues la falta consistió en ‘comer el fruto prohibido’), pero si fue una ‘motivación’  en Adán y Eva para Desobedecer a Dios y comer ese fruto.

           En el A.T. se refería a no codiciar personas u objetos. Pero en el Nuevo Testamento este mandamiento es mencionado solamente como “No codiciarás” (Rom. 7:7; 13:9), dándonos a entender que su significado es aun más amplio.

El apóstol Pablo afirmó que él no sabía ‘qué era el pecado’ sino por la ley, y que no sabía el  significado de ‘codiciar’ si la ley no prohibiera ‘codiciar’.(Éxodo 20:17 ), dándonos a entender que ahora, más aun, toda prohibición que recibe el hombre genera en él el deseo (o la codicia) de desobedecerla. Pero desde antes y hasta ahora, el incumplimiento de este mandamiento  suele pasarse desapercibido en la vida diaria, es decir, no se considera grave el hecho de codiciar.

         Ahora, teniendo esta referencia sobre la palabra codiciar en la Biblia, surge la pregunta aplicativa ¿Qué podemos estar codiciando ahora los cristianos? ¿Deseamos tener el lujoso  auto del vecino del frente? ¿O deseamos, por ejemplo, tener el mismo ministerio de alabanza que tiene otra iglesia? ¿Alguna vez hemos codiciado tener a alguno de sus ministros para nuestra iglesia? Consideremos que se pueden codiciar tanto personas, objetos y aun cualidades.

         Debemos considerar la magnitud de las graves consecuencias que puede traer la codicia. Así podemos decir que la codicia puede ser la raíz de muchos pecados. La codicia puede hacer al hombre mentir y robar para conseguir algo que desea. También puede conducirle al adulterio y al homicidio, y, por  ende, fallarle a un pecado más. ¿No ha considerado usted que muchos de sus errores comenzaron por codiciar algo?

         Así que cuando la codicia pase por nuestra mente y corazón no permitamos que se quede mucho tiempo y dé su fruto: el pecado. Aprendamos de los errores del pasado y no le fallemos al Señor por codiciar lo ajeno, pues ya sabemos las terribles consecuencias que puede traer la codicia. 1 Corintios 10:6, refiriéndose a los errores del pueblo de Israel y sus consecuencias, dice:

“Estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”(RV 1995). 

 No codiciemos, sino confiemos en la provisión de Dios según Su sabia voluntad

Bendiciones  

    * Puede leer la anterior refllexión de esta serie en el siguiente enlace

http://www.facebook.com/note.php?note_id=3658584273529

 

https://www.facebook.com/notes/jose-tapia/ 

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