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ESPIRITUALIDAD Y COMUNICACIÓN

AUGUSTO ENRIQUE RUFINO

AUGUSTO ENRIQUE RUFINO

ació en San Ramón de la Nueva Orán, provincia de Salta, el 24 de Enero de 1956. Desde su adolescencia estuvo vinculado a proyectos educativos y culturales, en 1972 formó parte de la comisión estudiantil Pro-Facultad en Orán que concluyó un año después con la fundación de la Sede Regional de la UNSa. Fue integrante del “Grupo Vocación”, Fundador y Coordinador del “Centro de Escritores del Trópico” y Delegado en el Departamento Orán de la Sociedad de Escritores Argentinos “SEA”. Actualmente es Subdelegado de la Unión Hispanoamericana de Escritores "UHE",  Coordinador del “Grupo Letras por el Bicentenario” y Vicepresidente de la "Unión Salteña de Escritores".

Publicó más de 30 plaquetas y cartillas de poemas y relatos, individualmente y con otros escritores, entre ellas: “ Canto de Agosto” “Poemas 2001”, “El Vuelo Continúa”, “Agosto en Orán”, “Panfletos del Alma”, “Palabras en Primavera”, “MadreRetratos en Versos”, “Tiempo de Palabras”, “Poemas para un Abrazo” , “Memorias de la vida”, “Agosto es Orán”, “Ecos del Alma” ,“Corazón de Primavera”, "Sentires" y "Tiempos de Celebración".

Participó con sus obras en las antologías: “Poetas y Narradores Contemporáneos” (Buenos Aires, 2002), “Escritores Latinoamericanos” (Buenos Aires, 2003), “Letras en Red” (Buenos Aires, 2003), “Homenaje a Oliverio Girondo” (Buenos Aires, 2004), “Letras Argentinas de Hoy” (Buenos Aires, 2004), “Territorio Sur” (Buenos Aires, 2005), “Nueva Literatura Argentina 2008”(Presentada en la 34º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 2008), “Antología Poética 2008Festival de Poesía del Norte Grande” (Salta, 2008),"Orán, Trópico Corazón" (Salta, 2008) “Gira Poema 2009” (Virtual, 2009) , “Nueva Literatura Argentina 2009” (Presentada en la 35º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 2009), “Elegidos 2008/09” (Buenos Aires, 2009), “Navegando Sueños” El Salvador, 2009 (Centroamérica) , "Horizontes Azules" El Salvador, 2010 (Centroamérica) ,"Poemario de las Dos Bandas" (Salta, 2010), "Latidos del corazón" (Colombia, 2010), Antología Memoria 2009-LETRARTE" (Tucumán, 2010),"Antología de las Estrellas" (Bolivia, 2010), "Aguas de un mismo río" (Bolivia, 2010) y"Bitácora" (Buenos Aires, 2010).

Está incluido en “Cuatro Siglos de Literatura Salteña” Volumen II (Salta, 2007).

En forma individual publicó “Poemas” (Edición artesanal, 2002) y “Al Alba de un Sueño” (Buenos Aires, 2007). Este último presentado en la 33ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires y en la Biblioteca Provincial Victorino de la Plaza dentro del marco del 31º Abril Cultural Salteño.

Sus trabajos fueron publicados en el diario “El Observador del Norte”, en el “Semanario Intrusos”, "Semanario Sol ABC", en las revistas “Las Estaciones de Vocación”, “Cable Visión”, “Nexo”, “Nosotras”, y "Norte", en los “Cuadernos del Trópico”, “Gaceta Literaria Virtual”, “La Iguana” , “Palabras Diversas”, “Letralia”(Venezuela), "Artes Libres" (España), “Revista Cultural de Salamaga” (Chile), “Tulancingo Cultural” (México), Periódicos “Expresión Siglo XXI” (España) y “Tal Cuál” (Venezuela), Suplemento Cultural "Cántaro" del periódico "El País" (Bolivia) y en "Uruz Arts Magazine" (México).

En el año 2003 fue ternado para recibir la distinción al mérito “Premio San Ramón” en el rubro cultura. El Honorable Consejo Deliberante en nombre del Pueblo y Gobierno de la ciudad de Orán le otorga un diploma por su desempeño en el área cultural. El mismo año recibe una Mención Nacional en el Certamen Nacional “Aldo Pedro Alessandri” otorgado por el Circulo Literario Bartolomé Mitre de Azul, Provincia de Buenos Aires. En Agosto del año 2006, recibe junto a los integrantes del Centro de Escritores del Trópico el “Premio San Ramón” por sus actividades culturales. En Mayo del 2007, el Honorable Consejo Deliberante le otorga una plaqueta artesanal de maderas de la zona, repujada en plata, por su participación en la 33ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Recibió medallas y diplomas como “Autor Destacado” en ocasión de haber sido invitado a participar en antologías presentadas en el Centro Cultural San Martín de Buenos Aires y en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. En Noviembre del 2009, es distinguido con el Grado Honorífico de "Embajador Universal de la Cultura" en el marco del "II Encuentro Internacional de Escritores en Tarija" por la Unión de Escritores de Tarija (Bolivia) y la Unión Latinoamericana de Escritores (México). En Enero 2010, es declarado “Miembro Honorario” de SalamagA (Chile) por su destacada labor literaria, llevando el emblema de ese espacio del arte en nombre de la paz y la cultura sin fronteras. En Julio 2010, es premiado en el "I Certamen de Microrelatos sobre el Bicentenario en Argentina" organizado por la revista Analecta Literaria de Capital Federal. En Agosto 2010, recibe el "Premio San Ramón" en el rubro cultural en la ciudad de Orán.

Es miembro del “Movimiento Poetas del Mundo”, de la “Red Mundial de Escritores en Español”: REMES, de “La Voz de la Palabra Escrita Internacional”, de “La Barca de las Palabras y las Imágenes”, de “Paraules al Vent, “Salamaga”, “Sinalefa Internacional”, “Parnassus" y de “United Mins for Peace Society” (UMFPS).

Memorias de la infancia

Después de una semana laboral intensa, suelo ir a caminar al fondo de la casa paterna para aliviar mis huesos cansados, a reencontrarme con el espacio que cobijó la feliz infancia de seis generaciones. A veces me alcanza Tomy, mi sobrino nieto de tres años; en su afán de descubrir el mundo se toma de mi mano mientras me dice “Tío Aguto auto”, indicándome con su dedito algún vehículo estacionado en la guardería que ocupa el centro del terreno con salida a una calle lateral. Pienso en aquellos versos:

La impiedad del tiempo
es el tren que avanza,
                                        los latidos acompañan.
Nada es igual al ayer,
todo es cambio permanente.

Es el mismo suelo que vio pasar la infancia de mis abuelos, de mi padre, la nuestra... En esos tiempos Orán era el corazón maderero de Salta y nos sentíamos orgullosos de tener en nuestros montes los ejemplares más grandes de cedros, cebiles, robles, quinas y tantos árboles de madera noble. Eran las épocas en que veíamos pasar por las calles de tierra a los diableros conduciendo sus carros tirados por bueyes con grandes durmientes y a camiones vigueros con ejemplares inimaginables ahora. Todavía nuestra selva no había sido devastada.

Siendo niño todo parecía tan inmenso. No salíamos a jugar, salíamos de expedición. Numerosas plantas frutales ocupaban el terreno: pomelos, limoneros, bananales, paltas, algarrobas, moras, zopotas, guayabas. Una acequia cruzaba todo el límite sur.

Cuando el aroma de azahares se filtraba por los poros de la casona y el sol derramaba en el valle su torrente dorado, partíamos con mi hermano Alberto y nuestros amigos Mario, Carlos y Coquito a recorrer el fondo. Algún perro corría las gallinas que intentaban volar para no ser atrapadas. Pasábamos entre las habitaciones de la “Cota” y su horno de barro, al lado del cual había siempre un fogón encendido en donde calentaba el agua para el mate. Nos dirigíamos a “la montaña” (un montículo de tierra cubierto de césped), a los “tres árboles”, de donde colgaban racimos de flores rojas y anaranjadas a atrapar chicharras y coyuyos. Necesitábamos ver la inmensidad desde lo alto y trepábamos la zopota para disfrutar del paisaje mientras degustábamos de sus frutos.

A Coquito le fascinaba subirse a los árboles. La inocencia de sus ojos brillaba al observar el vuelo de los pájaros y a los aviones surcar los cielos de agosto. Éramos vecinos, una puerta comunicaba nuestros fondos. Recuerdo tan claro cuando nos arrojábamos de la pared medianera hacia la arena que amortiguaba nuestra caída y la última vez que estuvimos juntos tomando leche con scones preparados por mi madre. —Cierren la boca cuando coman —nos decía Alberto, mi hermano mellizo. Y aquella tarde fatídica cuando Magdalena, su madre, lo fue a buscar preocupada por no encontrarlo. Recuerdo más tarde al tío Negro contarnos que, al regresar Magdalena, lo encontró sin vida recostado bajo la higuera. Convaleciente de varicela había caído dando con la sien en una piedra. —Despertáte, hijito, vinieron tus amiguitos a jugar —le decía su madre al vernos llegar al velatorio. —Él ahora es un angelito y está al lado del Señor —nos decían los mayores para consolarnos.

Cómo arrancar del alma la partida temprana de nuestro amiguito, teníamos tan sólo siete años... y aquel triste cortejo fúnebre de guardapolvos blancos...

Todo fue distinto a partir de allí, “El Sapo” (casero de casa), que vivía con su familia en una casita de tablas muy bien pintada, rodeada de plantas, en el límite oeste del predio, procedió a envolver cada árbol con alambre de púas, por indicaciones de mi padre, para evitar otro accidente que lamentar. Éramos tan traviesos que improvisábamos guantes de trapos para trepar lo más alto que nos fuera posible, de allí tal vez Coquito nos vería jugar, hasta que un resbalón hizo que impactara mi pequeña humanidad en la tierra. Desperté observando mi sangre en un fuentón, mientras Julia, hija del Sapo, me lavaba el rostro. Esa fue la última vez que intentamos escalar. El tiempo pasó; cada fin de semana, al caminar el patio de la casona paterna, riego mis sentimientos para reencontrarme con mi infancia.  http://www.letralia.com/218/letras06.htm

http://www.portaldesalta.gov.ar/rufino.html 

 “ORAN LITERARIO” Augusto Enrique Rufino

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