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ESPIRITUALIDAD Y COMUNICACIÓN

NUESTROS HÉROES

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EN MEMORIA DEL VIEJO CORONEL
De El Comercio- Sábado 7 de junio de 2008
Por Francisco Sanz Gutiérrez
 
 

Como cada 7 de junio, el Ejército homenajea hoy a su patrono Francisco Bolognesi y sus tropas, junto con autoridades civiles y militares, se reunirán en la plaza que lleva su nombre para renovar su juramento de fidelidad a la bandera. Como cada inicio de junio, en los colegios se habrá repetido cientos de veces la respuesta a los chilenos que dejó para la posteridad. Como cada 7 de junio, hoy se recuerda al viejo coronel que sucumbió aquel día de 1880 en la Batalla de Arica.

Cuando ocurrió el combate, El Comercio llevaba cuatro meses clausurado por la dictadura de Piérola y recién fue voceado de nuevo por las calles de Lima en octubre de 1883, "cuando ya no había en la capital ningún invasor ocupante", según la edición especial del centenario de fundación del Diario.

El gran reconocimiento a Bolognesi tuvo que esperar 25 años después de su muerte, cuando Lima se vistió de fiesta para la inauguración del monumento a nuestro héroe de la Guerra del Pacífico. La edición de 16 páginas del 5 de noviembre de 1905 se dedicó íntegramente al magno suceso –en los días previos se daba cuenta de "que en los últimos días han llegado a la capital, en los vapores de la carrera y en los trenes del interior, más de 5 mil personas"– y a la remembranza de la figura de Bolognesi:

"Ha transcurrido un cuarto de siglo desde la gloriosa resistencia de Arica, y esa acción, tan hermosa entre las desventuras y sacrificios del Perú en la infortunada Guerra del Pacífico, va a ser inmortalizada en el simbólico monumento que la gratitud nacional levante en Lima al noble anciano y a sus valientes compañeros, inmolados con él, por la patria, sobre la cumbre del célebre Morro (…) Si no tuvimos en Arica los resplandores del triunfo, conquistamos los lauros de la gloria".

Poco antes de su lamentable deceso en el 2004, el historiador Percy Cayo resaltó –a propósito de la colección Héroes y Personajes publicada por esta casa editora– la importancia de desmitificar a los héroes y presentar una visión más humana y menos estereotipada de ellos. "Sin postergar el hecho histórico, hay que situar al héroe como humano", advirtió Cayo.

Es ello justamente lo que encontramos en la extraordinaria semblanza que de Bolognesi trazara Roque Sáenz Peña, el argentino que llegó en silencio al Perú a ofrecer sus servicios, que fue uno de los pocos sobrevivientes de Arica y que se convirtió en el invitado estelar de aquellos fastos de noviembre de 1905. El Comercio reprodujo aquel revelador testimonio de primera mano en la mencionada edición:

"El noble anciano contaba 64 años. Sus antepasados eran de origen italiano, pero el coronel don Francisco Bolognesi había nacido en el Perú, sirviendo a su patria en el ejército de línea, desde que sentó plaza con el grado de subteniente.

El coronel Bolognesi era un hombre de pequeña estatura, había lentitud y dureza en sus movimientos, como lo había en su fisonomía: la voz era clara y entera, los años y los pesares habían plateado sus cabellos y su barba redonda y abundante destacaba la tez bronceada de su rostro enérgico y viril.

Su inteligencia era inculta, pero tenía la percepción clara de las cosas; la experiencia de los años y la malicia que se desenvuelve en la vida inquieta de los campamentos habían dado a su espíritu cierta agilidad de concepción (…)"

Tamaña cercanía con el sexagenario coronel le dio a Sáenz Peña la posibilidad de comprobar lo inexpugnable de su carácter y lo férreo de su disciplina:

"Nunca pudimos conocer sus opiniones sobre la campaña. Asistió a todos los combates como jefe de la segunda división del ejército del sur, pero jamás opinó sobre el acierto de las operaciones, había tomado las armas para batirse y no para juzgar a sus superiores, decía: la ordenanza prohíbe la murmuración de los subalternos y él era soldado sobre todas las cosas".

Pero indudablemente los picos emotivos se alcanzan en las descripciones del fragor de las luchas contra los chilenos:

"La batalla de Tarapacá le sorprendió gravemente enfermo (…) Pero siente los primeros tiros del combate, y el viejo veterano se incorpora en el lecho (…) Asume el mando de su regimiento y soporta nueve horas de combate, con el rostro encendido del febriciente, la mirada brillante por el ardor de la pelea y el corazón contento de haberse batido por la Patria.

¡Qué sinceridad de sentimiento había en ese viejecito batallador!

‘Las balas chilenas, nos dijo señalando el pie derecho, apenas llegan a las suelas de mis botas’… un proyectil le había llevado un tacón de sus granaderas".

Hasta que llegó el combate de Arica, donde Bolognesi y sus 1.600 hombres se vieron cercados por más de 5.000 enemigos. Y ahí estuvo Sáenz Peña, desde la histórica respuesta al emisario chileno Juan de la Cruz Salvo hasta el balazo mortal:

"Fue entonces que el coronel Bolognesi se dirigió al parlamentario con una frase cuyo recuerdo lo conservan los pocos peruanos que sobrevivieron al desastre: ‘Podéis decir al general Baquedano que me siento orgulloso de mis jefes y dispuesto a quemar el último cartucho en la defensa de la plaza’.

(…) Allí cayó el coronel Bolognesi, inclina su frente y cae con el alma serena, una bala le había atravesado el corazón (…) Aún conservo la impresión que me produjo la disposición del cadáver; se le había despojado de la chaquetilla y de las botas y un feroz culatazo le había descubierto la parte superior del cráneo. Aquella impresión fue para mí tan intensa, tan honda y dolorosa como la muerte misma de mi viejo amigo, el querido y venerable anciano".

El homenaje a Bolognesi de principios del siglo XX fue la primera gran cobertura en la andadura del decano, tal como apunta el historiador Héctor López Martínez: "Nunca antes El Comercio desplegó tanto personal de redactores, fotógrafos y dibujantes para ofrecer a sus suscriptores una información completísima, y desde variados ángulos, de un suceso".

En sucesivas ediciones previas a la inauguración del monumento en la plaza Bolognesi, este Diario informó de los avances en la recolección de fondos, en la construcción y en la iluminación del lugar.

Para completar la faena, se adelantó a la llegada de Sáenz Peña al Callao y, a través de un corresponsal especial enviado hasta Valparaíso, acompañó al visitante argentino en la travesía a bordo de los vapores Guatemala e Iquitos.

Bajo el epígrafe Apuntes de Viaje, el corresponsal recogió sus impresiones y escribió así desde Pisagua tras el primer encuentro: "Aunque, como lo comprenderán los lectores de El Comercio, habría deseado yo hacerle preguntas relacionadas con su actuación en la guerra contra Chile, creí prudente abstenerme de entrar en un camino que habría sido embarazoso para nuestro ilustre huésped".

Cuando la embarcación llegó a Arica, ya la memoria se había lanzado a hablar: "El general Sáenz Peña se hallaba en esos momentos rodeado de su familia y de nosotros, explicándonos cómo fue aquella hecatombe. En su voz, en sus ademanes nerviosos y en su fisonomía pálida se reflejaba la emoción de que era presa. Resurgía para él todo un pasado, con sus tintes de muerte y sus destellos de gloria, en el cual figuró como uno de sus principales actores".

CARTA DE FRANCISCO BOLOGNESI A SU ESPOSA

Estos fueron los últimos momentos del Coronel E.P. Francisco Bolognesi defensor de Arica, quien consciente de la situación decidió enviar una última carta a su esposa…
"… Esta será seguramente una de las últimas noticias que te lleguen de mí, porque cada día que pasa vemos que se acerca el peligro y que la amenaza de rendición o aniquilamiento por el enemigo superior a las fuerzas peruanas son latentes y determinantes. Los días y las horas pasan y las oímos como golpes de campana trágica que se esparcen sobre éste peñasco de la ciudadela militar engrandecida por un puñado de patriotas que tienen su plazo contado y su decisión de pelear sin desmayo en el combate para no defraudar al Perú. ¿Que será de ti amada esposa? Tu que me acompañaste con amor y santidad. ¿Que será de nuestros hijos, que no podré ver ni sentir en el hogar común? Dios va a decidir éste drama en el que los políticos que fugaron y los que asaltaron el poder tienen la misma responsabilidad. Unos y otros han dictado con su incapacidad la sentencia que nos aplicará el enemigo. Nunca reclames nada, para que no se crea que mi deber tiene precio…"
 
La Respuesta de Bolognesi
"Tengo deberes sagrados que cumplir
y los cumpliré hasta quemar el último cartucho"

 
http://www.adonde.com/historia/1880_bolognesi.htm
 
Miguel Grau Seminario

(*Piura, Perú, 27 de julio de 1834 – † Punta Angamos, 8 de octubre de 1879) fue un marino peruano, almirante de la Marina de Guerra del Perú y destacado héroe peruano. Es considerado héroe máximo de la Marina de Guerra del Perú y de la nación peruana. Asimismo, a razón de una encuesta a fines del siglo XX, se le denominó El peruano del Milenio. Era hijo del teniente coronel grancolombiano (más tarde nacionalizado peruano) Juan Manuel Grau y Berrío, natural de Cartagena de Indias, que llegó al Perú formando parte del ejército del Libertador Bolívary de María Luisa Seminario y del Castillo, piurana de nacimiento. Antes de entrar a la guerra del Pacífico, logró una curul en el parlamento peruano como representante por Piura.

Tabla de contenidos

 

 

http://es.wikipedia.org/wiki/Almirante_Miguel_Grau_Seminario

http://wiki.sumaqperu.com/es/Miguel_Grau

http://palosalviento.blogspot.com/2008/07/se-llamaba-miguel-y-era-de-piura.html

http://www.geocities.com/avenidapiura/historia.htm

FRANCISCO DE PAULA GONZÁLEZ VIGIL

 

Nació en Tacna, Perú, el 15 de septiembre de 1792, justamente cuando la Revolución francesa erigía en París la guillotina y los libros de la Enciclopedia llegaban a América despertando enorme simpatía.

Su padre, un español de Asturias llamado Joaquín González Vigil y su madre Micaela Yáñez, terrateniente oriunda de Tacna, al sur del virreinato del Perú, en la costa del Pacífico. En 1803 ingresó al Seminario de San Jerónimo en Arequipa, que dirigía el sabio Obispo Chávez de la Rosa y allí tuvo por maestro al Dr. Francisco Javier de Luna Pizarro, sacerdote que tantas glorias cosecharía como eximio orador en los Congresos liderando el partido antibolivariano.

En 1812 se graduó de doctor en Teología en la Universidad del Cusco. El 15 fue catedrático de Teología en el Seminario de Arequipa cuyo Vicerrectorado ejerció hasta 1819 que ascendió a Presbítero, consagrándose a la enseñanza de la juventud por sus ideas independentistas.

En 1825 fue elegido Diputado por Arequipa y viajó a Lima, oponiéndose al año siguiente, en la Junta preparatoria del Congreso del 26, a la dictadura Vitalicia del Libertador, por considerarla contraria y afrentosa a los principios democráticos de una República. En aquella memorable asamblea sorprendió votando contra la implantación del Catolicismo como religión oficial del Perú. Escandalizáronse todos porque Vigil (ya no usaba el apellido compuesto de González- Vigil) era eclesiástico. Desde entonces ganó fama de excéntrico.

En 1827 era Diputado por Tacna y tuvo especial participación en la elaboración de la Constitución de 1828. Afectado en su salud se dirigió a Chile en 1829. De regreso el 31 fue designado Rector del Colegio de la Independencia Americana de Arequipa, cobrando fama por sus Sermones revolucionarios. Reelegido Diputado por dos períodos más, la última vez por aclamación, tenía en su Patria una bien ganada posición como tribuno liberal y reformista.

En 1832 ocupó la presidencia del Congreso y en la sesión del día 8 de noviembre, mientras se discutía acaloradamente la acusación constitucional contra el Presidente de la República , que lo era el Gran Mariscal Agustín Gamarra, de pronto, Vigil, abandonando la presidencia, bajó a la tribuna y empezó a hablar con ademán tranquilo, continente reposado, voz suave, de la siguiente manera: "Esta es una discusión que deberá contarse entre los progresos del sistema americano. El ejecutivo ha decretado la expulsión sin previo juicio del ciudadano Jaramillo. Ha deportado a un legislador y por orden suya se ha asaltado el sagrado depósito de una imprenta. Los cargos son graves y la Constitución impone el deber ineluctable de acusar. Tengo que distinguir entre la dignidad de la función y la debilidad del hombre que la desempeña. Yo entiendo que el magistrado no obra mal porque él es obra de las leyes, el que se sobrepone a ellas es el hombre y ese hombre, en tal caso, es un tirano y decid entonces que lo rodean el terror y el despotismo, pero no le deis el nombre de respetabilidad, porque la respetabilidad no puede nacer de la infracción de la ley. ¿Y si cae el gobernante se alterará la paz? Y yo pregunto a mi vez ¿Puede haber paz en el desorden?.

Cristo no vino a traer la paz sino la guerra porque el señor trajo una buena guerra para romper una mala paz. Se habla de la humana imperfección como excusa del incumplimiento de la ley, porque los hombres son lo que son, se han hecho las leyes para que sean lo que deben ser, se anuncia el caos pero los males del presente nada tienen que envidiar a los horrores que se preveen para el porvenir. Si se nos objeta la sangre y el terror de la anarquía, objetaremos la sangre y el terror del despotismo, a más de la ignominia. La nación nos está mirando en este instante y aguarda nuestra resolución para cubrirnos de gloria o de ignominia sempiterna. Yo debo acusar, yo acuso, para que sepa mi Patria y sepan también todos los pueblos libres, que cuando se trató de acusar al ejecutivo por haber infringido la Constitución , el Diputado Vigil dijo: ¡Yo debo acusar, yo acuso!.

Ese discurso fue calificado de Catilinaria genial y lo ubicó entre los primeros repúblicos del Continente americano. Vigil creía en la validez del pacto social como medio para alcanzar la dicha y felicidad del género humano y por eso tenía todo el candor de los Enciclopedistas, de allí su indignación de liberal del siglo XVIII ante el ataque a las garantías individuales y al sagrado recinto de una imprenta y sus luchas contra las barreras que impedían la felicidad de su tiempo, por eso bregó por abolir el celibato eclesiástico e implantar el matrimonio civil entre los ciudadanos no católicos del Perú. Era entonces, el más grande adalid de las democracias americanas, pues su fama había rebasado con holgura las fronteras del Perú y sus discursos y sermones se producían en los periódicos sudamericanos.

En 1834 redactó el periódico "El Genio del Rimac", órgano del partido liberal y reformista y al iniciarse los trastornos que ensangrentaron su país por casi doce años, optó por retirarse a escribir a Arequipa, hasta donde le fueron a buscar en 1.836, para hacerlo Director de la Biblioteca Nacional en Lima, pero dos años después renunció tal función para dedicarse únicamente a escribir.

En 1839 fue deportado por el Mariscal Santa Cruz. El 45 el Mariscal Castilla le nombró nuevamente director de la Biblioteca Nacional , cargo que desempeñó con brillantez y lustre hasta su muerte.

En 1847 ayudó a bien morir a su amigo Vicente Rocafuerte, quien tenía tan alto concepto de Vigil que hasta le había calificado de "el sacerdote más digno y más sabio del Perú."

En 1848 editó la primera parte de una obra que tituló "Defensa de la autoridad de los gobiernos contra las pretensiones de la Curia romana" en seis tomos. El 56 apareció la segunda parte "Defensa de la autoridad de los Obispos" en cuatro tomos. Un "Compendio de la Defensa " en un volumen, complementó ambas, de suerte que su obra pasó a ser la mayor y más voluminosa publicada en América en su tiempo y dada la índole revolucionaria de los planteamientos, constituyó un best seller.

Ese año se enfrentó al Mariscal Castilla, quien quería cambiar la Constitución peruana. Entonces Vigil tenía 64 años pero seguía activo y patriota.

En los siguientes años volvió a las andadas con "Carta a Pío IX con documentos", "Roma o el principado católico del romano pontífice", "Manual de Derecho Público eclesiástico", "Catecismo patriótico", "Diálogos sobre la existencia de Dios", "Bosquejo histórico sobre Bartolomé de las Casas", "Defensa de Bossuet", "Defensa de Fenelón" y varios opúsculos sobre temas tan diversos como la pena de muerte, política, Guerra del Pacifico, réplica a varios Obispos peruanos que atacaron su libro, el gobierno republicano, la soberanía nacional, importancia de las asociaciones, etc.

En 1864 protestó por la invasión de Napoleón III a México y por la injusta agresión de España al Perú, pues era un americanista a ultranza, aunque acostumbraba titularse ciudadano del mundo por la amplitud de miras y de criterios y cuando a raíz de la publicación de su "Defensa de los gobiernos frente a las pretensiones de la Curia romana" le llegó de la Santa Sede el Breve de Excomunión, exclamó ¿Y voz también Santo Padre? Por haberse sumado el Papa a la legión interminable de sus detractores, entre los cuales figuraba en primer término el guayaquileño José Ignacio Moreno y Silva-Santistevan, (tío abuelo de Gabriel García Moreno) Arcediano de la Catedral de Lima y cerril autor de " La Supremacía del Papa" y "Cartas peruanas".

Dedicó sus últimos años a la Dirección de la Biblioteca Nacional que le sirvió entre otras cosas buenas para ayudar a nuestra paisana Rosita Campuzano, la Protectora , así conocida por sus amores con el Libertador José de San Martín. Ella, dada su pobreza, abandono y ancianidad, vivía en un cuartito que el gentil Vigil le había cedido para vivienda en el edificio de la Biblioteca , donde falleció anciana y llena de achaques. Con el joven Eloy Alfaro tuvo buena y larga amistad y hasta le proveyó de documentos para que Nicolás Augusto González Tola escribiera su obra sobre el Asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho en cuatro Tomos.

Murió en Lima el 9 de junio de 1875, de 82 años de edad y entonces se dijo: "Fue la sinceridad sublime, el valor frente a la pusilanimidad, la libertad ante la opresión, la constancia y el esfuerzo ante la inercia, el talento abierto a lo nuevo y el triunfo del vivir serenamente y con decoro".

Otro aspecto interesante de su personalidad y que aún no ha sido bien estudiado es la enrome influencia que tuvo sobre su amigo personal Pedro Carbo y fue tanta, que difícilmente se hubiera producido la protesta del Concejo Cantonal de Guayaquil en 1862 contra la suscripción del Concordato, de no haber existido las obras de Vigil, que sirvieron de base y fundamento a la Protesta y luego a la polémica que sostuvo Carbo a travésde los escritos jurídicos del Dr. Francisco X. de Aguirre Abad, con el Canónigo Carlos Alberto Marriot Saavedra.

Como dato anecdótico cabe mencionar que a su sepelio concurrió tal cantidad de público que se desplomó el balcón que daba a la calle. Murió excomulgado pero en 1975 la Santa Sede levantó tan injusta medida. Entonces el gobierno peruano dispuso la inhumación de sus restos del Cementerio Presbítero maestro de Lima y su traslado a Tacna la heroica. Otra vez se arremolinó la multitud en el camposanto y al abrirse la tumba, encontraron que el cadáver estaba cubierto de insignias masónicas, como correspondía a su altísima categoría intelectual.

http://www.diccionariobiograficoecuador.com/tomos/tomo3/g10.htm

http://www.google.com.pe/search?hl=es&q=FRANCISCO+DE+PAULA+GONZ%C3%81LEZ+VIGIL&btnG=Buscar+con+Google&meta=lr%3Dlang_es   

HISTORIA DEL PERÚ

Los principales personajes de la historia del Perú, hechos históricos, héroes peruanos, santos peruanos, poetas peruanos, sabios peruanos. El Imperio Incaico, la conquista del Perú, la independencia del Perú, la guerra con Chile y la República.   http://www.adonde.com/historia/

 

 

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